Capítulo 45

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Cuando Hell se despertó, sentía que había dormido durante semanas. Se incorporó en el sillón y se asustó un poco al ver que Alec estaba despierto. Estaba de pie vistiéndose de espaldas a ella, y cuando el se dio la vuelta, sonrió. Aún seguía con el oxígeno puesto, pero tenía mucho mejor aspecto que la noche anterior.

–Buenos días.– Dijo Alec aún sonriendo.– ¿Has dormido en un sillón?

–Si. ¿Estas mejor?

–No me encuentro al cien por cien, pero soy capaz de levantarme y vestirme sólito. ¿Y tu?

Alec señaló el brazo de Hell con su última pregunta. Cuando ella miró, vio que tenía conectada una vía. Hell se incorporó y entonces sintió que le dolía aquella zona.

–¿Por qué tengo eso?– Levantó el brazo.

–No te preocupes. Ahora vendrán a quitártelo.– Se sentó en la cama y se ajustó los tubos de oxígeno.

–¿También van a quitarte eso pronto?

–No lo sé. Creo que hoy voy a quedarme aquí... descansando.

–Pero August dijo que quería contárnoslo todo.

–Exacto.– Dijo August entrando seguido de sus amigos.– Voy a contároslo todo, pero algunos necesitáis mejoraros, por no decir todos.

Un par de chicos y chicas entraron desde otra sala, le dieron unos papeles a August y después les pusieron una vacuna a Alec y a Evan.

–¿Y eso?– Dijo Taylor preocupada.

–No te preocupes, no les hará daño.– Dijo una de las chicas.

–August, creo que ya es hora de que empieces a hablar.

–Muy bien, sentaos. Esto puede alargarse.

August se sentó en una mesa y el resto en unas sillas frente a él antes de que empezará a hablar.

–Vale, voy a empezar por contaros quienes somos nosotros: Muchos de nosotros somos ex participantes de Escape. Otros escaparon de Élite.

–¿Cuanto hace que os escapasteis?

–Yo fui de los primeros en iniciarlo. Me escogieron a los dieciocho y ahora tengo veinticinco. Saqué a todos los que pude que pude en aquel año y los puse a salvo. Construimos un hogar: Campamento Paradise. No nos encontraron y como no suponíamos una amenaza, dejaron de buscarnos.

–¿Ganaste Escape?

–Ni de lejos.– August de río.– Pero tampoco morí dentro. Conseguí salir y cuando lo hice, me ofrecieron volver a jugar. ¿Te suena, Alec?– Alec bajó la cabeza y todos le miraron.

–Dime que no es verdad.– Dijo Hell algo enfadada.

–No te dejan opción.– Dijo August en lugar de Alec.– No te enfades con él. Te hacen pensar que no eres nadie sin tu compañero, que él lo es todo y que tú nunca estarás a su altura... Al menos esa vez. Te ofrecen volver a jugar y convertirte en el campeón, superar al que era tu compañero. Pero eso tiene un precio.

–Olvidarte de todo.– Dijo Evan cruzándose de brazos.– Yo me negué. Me encerraron y me dijeron que me darían tiempo para reconsiderar la oferta.

–Los que ni siquiera salen de las torres mueren y acaban en lo que nosotros llamamos El Foso. Dejan allí todos los cuerpos hasta que se descomponen.

–Como el de Angy...

–Exacto. Es un final horrible y humillante. Nosotros intentamos salvar a los que podemos, como vosotros.

–¿Y por qué no entráis en Élite y los sacáis a todos?– Dijo Hell nerviosa.

–Porque no estamos locos.

–Te lo dije.– Dijo Jane.

–Bueno, vale. ¿Y esto qué?– Hell se señaló el brazo.

–Vale... esa es la parte que no va a gustaros.

–Ah, ¿se supone que la otra parte tiene que gustarnos?– Preguntó Nathan.

–Desde los diez años, os han hecho pruebas médicas y dado medicamentos casi cada mes, y nunca os habéis puesto enfermos.– Alec y Hell se miraron.– Nunca os dieron tratamiento médico, sino que modificaba vuestro ADN. Todos los participantes de Escape anteriores tenían grandes cualidades. Cada uno tenía la suya, si morían, todo aquello se iría al garete, y Winston no podía permitirlo. Encontró la forma de conseguir esa parte de nuestra genética e implantarla en otras personas. Y, si aceptas la opción de volver a jugar, seriáis otra habilidad más dentro jugador sin experiencia, aunque si el cuerpo del receptor de vuestro ADN no lo acepta, acaba muerto. Es como una transfusión de sangre, solo que, mucho más heavy.

–¿Y cuantas cualidades nos han implantado?– Preguntó Taylor cruzándose de brazos.

–Depende de cuanto podáis soportar. Como ya he dicho, hay gente que no lo acepta y muere en el primer tratamiento. Aunque lo normal es un tratamiento entero al año. Pero... Hay gente que aguanta más.– Miró a Hell.– Y eso les hace más fuertes, más inteligentes, más poderosos, más peligrosos.

–¿Cuanto?– Hell se levantó.

–No significa nada, Hell. Simplemente...

–¡Cuanto!

–Dieciséis.– Todo el mundo se calló.– Eres capaz de soportar el doble de poder que el resto.

–Y por eso me quieren muerta.

–No te pasará nada si te quedas aquí.

–¿Cuanta gente como yo tienes en el campamento?

–No hay nadie como tu. Nunca nadie había podido soportar tanto.

–Entonces vendrán a buscarme. Si no es para volver a reclutarme será para matarme.– Se quitó la vía ella misma y se acercó a August.– Y no podrás hacer nada para evitarlo. Nadie podrá.

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