Capítulo 25

50 5 0
                                    

Cuando Hell se despertó a la mañana siguiente, ya no sentía a Alec a su espalda. Se dio la vuelta extrañada y vio que el lado de la cama de Alec estaba deshecho. Se incorporó frotándose los ojos y entonces fue cuando vio a Alec sirviendo el desayuno.

–Ya estoy mejor.– Dijo con una sonrisa.

Por la cantidad de comida que Alec había preparado, Hell dedujo que llevaba un tiempo levantado. Era la primera vez que habían dormido así de juntos y ninguno parecía tener ganas de hablar de ello. Cuando terminaron de desayunar, cogieron sus cosas y al abrirse las puertas ambos salieron corriendo.

La sala llegó casi en seguida. Pero esta vez, había algo que no había en las otras: gente.

Nathan, Taylor, Jane, Evan y Tracy estaban delante de ellos, pero no parecían verles, ni siquiera entre ellos. Se movían, cambian de postura tras un cristal que les mantenía separados entre ellos también. Y delante de ellos había un sobre con una carta dentro. Hell se acercó al sobre, sacó el papel y lo leyó un vez en silencio.

–Según esto tenemos que dispararles.– Miró a Alec un poco preocupada.– Solo el que sea verdadera y únicamente el mismo, saldrá vivo.

–¿El mismo?

–Al parecer detrás de esa "imagen" está la salida.

–Entonces Jane fuera.– Dijo, sacó la pistola y apuntó a la imagen de Jane, que se asustó al ver el arma.

–¡Espera, no!– Hell se levantó y consiguió que Alec bajará el arma.– No sabes lo que significa eso de "él mismo".

–Para empezar, habla en masculino, así que las chicas quedan descartadas. Y segundo, no me fió de Jane.

–Eso ha sido muy machista. Lo del género da igual.

–¿Por qué?

–Porque, Dios quiera que no, pero técnicamente ella es la única que podría entrar aquí. Evan está en otra torre y nunca sacarían a nadie de Élite, ni siquiera para esto.

–¿Entonces no la disparo?

–Que no.

–¿Y entonces que hacemos?

–Ir descartando imágenes.– Hell miró las imágenes.– Por qué espero que sean imágenes.

–No nos van a obligar a matar a nuestros amigos.

–Ojalá tengas razón.

–Bueno, entonces, ¿a quien elimino?

–Yo descartaría primero a Evan. Directamente porque si está en otra torre, este no puede ser él.

–Vale.

Alec levantó su arma hacia Evan, él cerró los ojos y después disparó. El cristal de Evan se rompió mientras el resto de las imágenes de asustaba al igual que Hell.

–Uno menos. ¿Siguiente?

–¿Y Tracy?– Sugirió Alec.– Cómo tú bien dijiste, nunca meterían niños aquí.

–Si, puede que tengas razón.– Suspiró.– Odio decir esto, pero dispara a la niña.

Alec no quería mirar a la niña a los ojos cuando dispararse, así que apuntó, cerró los ojos y disparó.

–Ya está.

–Muy bien. ¿Nathan, Taylor o Jane?

–Nathan y Taylor son demasiado listos para caer en una trampa como esta. No pueden ser ellos dos.

–¿Estas diciendo que les dispare y que, por consecuente, Jane es la salida? ¿Por qué?

–No lo se. Es una corazonada.

–Tus corazonadas no van a salvarnos siempre. ¿Qué pasa si nos equivocamos?

–¿Y qué pasa si acertamos?

–Eso no lo sabes.

–Tu tampoco.

–No podemos basarnos siempre en suposiciones.

–¡Llevamos haciendo eso desde que entramos!

Alec no contestó. Había disparado a dos de sus amigos y no quería volver a hacerlo. Pero había que salir de allí, así que Hell le quitó la pistola de las manos y con el dolor de su alma disparó a sus amigos a pesar de que nunca se le dieron bien las armas, así que los disparos la hicieron retroceder y poco le faltó para no acertar.

Aún así, ambos cristales se rompieron igual que los anteriores, luego ninguno de ellos era la salida. Esa había sido la primera vez que Hell había disparado un arma de fuego en su vida y cuando se dio cuenta de ello la tiró al suelo. Alec la recogió, la guardó y después se acercó a su compañera.

–No creí que fueras a hacerlo.– Dijo él.

–Ya, bueno, sabía que no eran ellos de verdad.

–Aún así. No me ha gustado dispararles.

–Ni a mi, pero es parte del juego.

Hell se acercó al cristal de Jane, y cuando estaba a menos de medio metro, la imagen empezó a imitar los movimientos de Hell, como si fuera un espejo con la imagen de Jane. Hell apoyó la mano en el espejo junto a la de Jane y después se abrió muy fácilmente como su fuera una puerta que daba a un pasillo.

Hell entró sin ningún miramiento, pero a Alec le costó un poco más por que se quedó procesando la nueva conducta que había adoptado Hell.

EscapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora