Cuando Hell y Alec bajaron a la primera planta, se encontraron con que los chicos habían vuelto a la cabaña y las cosas habían cambiado un poco: Evan cogía a Taylor de la mano como si se negara a soltarla nunca más. Nathan estaba de brazos cruzados probablemente pensando en sus cosas sin apartarse demasiado de Jane, que empezaba a parecerse un poco a ellos, ya no llevaba ropa cara y parecía que no se había peinado en toda la mañana.
Cuando ellos aparecieron, todos les miraron como si supieran lo que habían estado hablando y estuvieran esperando a saber los detalles del plan.
–¿Cuánto sabéis?– Preguntó Alec.
–Nada, en realidad. Pero somos lo suficientemente listos como para saber que no os quedaréis de brazos cruzados después de esto. Sobre todo Hell.– Dijo Nathan.
–No voy a pedir a nadie que arriesgue la vida por esto.
–Pero Alec va contigo, ¿verdad?– Observó Taylor.
–Es decisión mía acompañarla.
–Vale, pues nosotros queremos escuchar el plan.
Hell respiró hondo y después les pidió que se sentarán en los sofás. Hell les explicó detalladamente como quería llevar a cabo su plan aparentemente perfecto, sin lagunas ni cabos sueltos.
–¿Crees que podemos solos?– Preguntó Evan.– No es por ser pesimista, pero ahora mismo estamos todos un poco en la mierda.
–Tenemos que hacerlo lo antes posible. Nos recuperamos. Entrenamos y los salvamos.
–Te estás olvidando de algo.– Dijo Taylor.– Me parece estupendo que quieras salvarlos, de verdad, pero ¿y August? Él dirige el campamento. ¿Y si no les quiere aquí y avisa a la gente de Élite?
–No lo hará, él también es un fugitivo. Y si no les quiere aquí, nos iremos todos.
–¿A donde?
–Todo lo lejos posible.– Dijo Alec.– Chicos, es un buen plan. Podemos conseguirlo.
–¿Cuanto tiempo creéis que necesitaremos?
–Dos días.– Dijo Hell muy segura.– Nos han entrenado toda la vida para esto solo tenemos que... ponernos a punto.
–No, os han entrenado para salir de un edificio, y yo no estoy incluida en eso.– Dijo Jane.
–Bueno, pues habrá que enseñarte.
–Apenas tenemos tiempo.
–Pues mejor empezar cuanto antes.– Dijo Nathan levantándose y después ayudó a Jane a levantarse.
–¿Qué? ¿Ahora?
–Si, ahora.
Entrenaron lo que pudieron durante el día sin dejar que la gente les viera demasiado. Si alguien del círculo de confianza de August se enteraba de aquello, no les dejaría salir del campamento nunca.
Por la noches, todos estaban agotados, apenas comieron algo durante la cena, así que se durmieron bastante pronto. En la cabaña había tres habitaciones con camas lo suficientemente grandes como para que pudieran dormir por parejas. Esa noche, cuando Hell se quedó dormida y soñó, aunque aquello le pareció más un recuerdo que un sueño.
Estaba corriendo por los pasillos de Élite, pero no había nadie, era de noche, y ella era mucho más joven. Estaba buscando en un ala de acceso restringido, pero ella estaba buscando una sala, y cuando la encontró tuvo que forzar la cerradura para entrar. Al principio no entendía lo que estaba buscando, hasta que abrió un cajón y encontró un montón de carpetas. Sacó un montón de ellas hasta que encontró una en la que ponía su nombre. Al principio tenía miedo de abrirla, pero le echó valor y lo leyó de principio a fin.
–¡Ah! Estas aquí.– Dijo Alec apareciendo por la puerta, pero cuando Hell le miró, vio que estaba llorando.– ¿Qué te pasa?
–Melissa Coleman.
–¿Quien es esa?– Preguntó Alec acercándose.
–Es mi madre. Es el nombre de mi madre, Alec.
–¿Cómo lo sabes?
–¡Está aquí! Todo está aquí... Todo lo que nos quieren hacer.
–¿Qué? ¿Pero que dices?
–No van a dejarnos salir, Alec.– Le miró mientras le caía una lagrima por la mejilla.– No van a dejarnos salir nunca.
Alec la atrajo hacia él y la abrazó mientras ella lloraba. Alec no entendía exactamente qué era lo que Hell decía, pero debía de ser algo importante para que Hell reaccionara así. Lo siguiente que pasó es que un par de guardias llegaron y se llevaron a ambos a lugares distintos, acto seguido Hell se despertó, despertando a su vez a Alec, que dormía con ella.
–Eh, ¿estás bien?
–No lo sé... He tenido un sueño un poco raro.
–¿Demasiado real?
–Precia más un recuerdo que un sueño.
–¿Sobre qué?– Alec se incorporó.
–¿Te acuerdas cuando peleamos con nuestros avatares y dijiste lo de la sala de los informes? Creo que era real. Creo que la encontré, y creo que mi madre se llama Melissa Coleman de verdad.
–¿Y por qué no te acordabas de ella?
–Creo que nos borraron la memoria. A ambos, te lo conté todo.
–Define todo.
–Todos los planes macabros de Escape. Esos que no recuerdo con claridad.
–No te preocupes por ellos ahora.– Le puso una mano en el hombro.– Estas cansada, descansa un poco y mañana intentaremos solucionarlo.
–Si es que tiene solución...
Alec consiguió que Hell se volviera a tumbar, aunque lo de dormirse fue otra cosa. No paraba de pensar en que ahora, en su mente, tenía un nombre y un montón de papeles que no conseguía leer.
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Escape
БоевикLo que para algunos es un divertido programa de televisión, para otros es algo con lo que jugarse la vida. Los participantes son entrenados desde niños para participar en un juego donde el objetivo es escapar de un edificio, aunque para ellos, se vo...