Capítulo 3

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Hell y Alec se quedaron repasando durante toda la tarde en una de las bibliotecas del ala de estudios, aunque Alec no se preocupaba por estudiar. Tracy tenía mucha razón, aunque hubiera preferido que la niña mantuviera la boca cerrada.

Llevaba enamorado de Hell desde que la vio por primera vez en aquella sala sola, esperándole. Llevaba observándola ocho años y ahora estaba sentado delante de ella, mirando como estudiaba pensando en que ojalá hubieran tenido padre para poder vivir fuera de Escape y todo aquel mundo.

–Si no estudias van a pensar que eres todo músculo y nada de cerebro.– Hell le miró.– Y así no nos elegirán nunca.

–Tu puedes ser la parte inteligente del equipo.

–No dependas se mi para todo y estudia.

Se quedaron estudiando hasta bien entrada la noche. Se notaba que Hell quería pasar la prueba ya que casi se quedó dormida sobre los libros. Alec se dio cuenta de ello y decidió despeetarla.

–Hell...– Dijo intentando despertarla.– Te has quedado dormida.– Se rió un poco.

–No es verdad...– Dijo levantando la cabeza y frotándose los ojos.

–Deja de estudiar, vámonos a dormir.

–Vale...

Sus cuartos estaban uno frente al otro, así que Alec tenía la excusa perfecta para acompañar a Hell a su cuarto todas las noches. Al llegar, Hell parecía incapaz de abrir la puerta siquiera, así que Alec la ayudó. Sus pulseras tenían unos sensores para abrir sus cuartos y algunas salas más y que actuaban a su vez como localizadores.

–¿Crees que serás capaz de llegar a la cama?

–Alec, estoy medio dormida, no drogada.

–Entonces, ¿nos vemos mañana en clase?

–Que si. Hasta mañana.

–Hasta mañana, Hell.

Por la mañana siguiente, Alec fue el primero en levantarse y prepararse, como siempre. Salió de su cuarto y tocó la puerta de Hell.

–¿Estás lista?– Le preguntó cuando abrió la puerta.

–Si, solo tengo que ponerme las botas, pero pasa.

Hell volvió a su cama para sentarse y ponerse los botines mientras Alec entraba. Entraba realmente muy poco, y cada vez que entraba se sorprendía a sí mismo de estar allí.

–No te irás a volver a dormir en clase, ¿verdad?

–No. He dormido bien.

–Eso lo veremos ahora.– Dijo cogiendo los libros del escritorio de Hell.

–¿Qué haces?– Dijo ella acercándose con los brazos cruzados y una sonrisa.

–¿Quieres tus libros?– Dijo ofreciéndoselos y cuando ella fue a cogerlos, los alejó.– Ven a por ellos.

–Ni siquiera he desayunado.

–Ah. Haberte levantado antes.– Dijo y salió corriendo hacia clase.

–¡Alec vuelve aquí!– Gritó Hell cuando salió tras él.

–¡Ven a por mí!

Alec y Hell corrieron por los pasillos del ala de estudios hasta que Alec se topó de frente con Angy a la puerta de clase. Angy podría ser definida como una de las chicas mas explosivas de Élite. En buena forma, inteligente, guapa... la mitad de los chicos estaban por ella, y a ella le encantaba jugar con ellos.

–Hola Alec.– Dijo cuando se paró delante de ella.

–¿Qué hay, Angy?

–¿Practicando desde por la mañana?

–Mas o menos.– Dijo y le devolvió los libros a Hell.

–Bueno, si esta tarde sigues con tanta energía estaré en el gimnasio.– Le guiñó un ojo y después entró a clase.

–¿Debería preocuparme?– Le pregunto Hell a Alec poniéndose delante de él.

–¿Por Angy? Si realmente piensas que quiero algo con ella es que no eres tan inteligente como pensaba.– Dijo entrando a clase y después entró Hell.

Nathan y Taylor ya estaba allí, como no, sentados en primera fila, solo que Nathan miraba sus apuntes y Taylor miraba a Evan. El compañero de Angy. Nadie entendía como habían podido poner a esos dos juntos. Estaba claro que Evan se tomaba las cosas enserio y Angy solo se tomaba en serio los zapatos.

–¿Tengo alguna posibilidad?– Le preguntó Taylor a Hell cuando se sentó a su lado.

–Yo diría que si.–Dijo al ver como Angy intentaba ligar con un chico dos años mayor.

–Muy bien, chicos.– Dijo Diana, su profesora al entrar a clase.– Como todos sabéis, mañana será la prueba de inteligencia y la prueba física. Pasado será La Subasta, así que si alguien tiene alguna pregunta que la haga ahora.– Dijo para dar comienzo a la clase de una forma tranquilizadora.

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