Capítulo 7 ♡

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"Sólo es una tarea" decían

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"Sólo es una tarea" decían. "No dramatices, sólo estudiarán por un rato" decían. ¡Pero ninguna de ellas está ahora mismo siendo despreciadas con una imponente mirada!

Luego del campamento Chad se volvió frío y distante conmigo, únicamente se acercaba cuando mis amigas estaban alrededor y apenas cruzábamos palabras. No lo culpo, vi la marca apenas perceptible que llevaba sobre el pómulo y deduje lo sucedido con sus amigos.

Chloe y Maia siempre fueron ese tipo de amigas inseparables, ¿y cómo no? Si hasta parecen el calco perfecto la una de la otra. Por eso a la hora de hacer una tarea en pareja ambas me dejaron de lado, mi supuesto novio se juntó con uno de sus amigos y la última opción que tenía (la cual la profesora me apresuró para tomarla o reprobar el año) era elegir a una persona entre un inseparable grupo de tres; Johann, Milan u Olivia.

—¿Por qué te alejaste de mí? —musita aún absorta en lo más recóndito de sus pensamientos.

Creí que Olivia sería mi salvación, ya saben, es reconocida por su capacidad intelectual. Milan me dejaría todo el trabajo a mí. Y la verdad no quería saber nada más de Johann desde que creí haber visto y sentido aquello.

—No lo sé, simplemente son cosas que suceden en la vida, ¿no crees? Las amigas se distancian, los amores se terminan, las personas mueren...

Vinimos a Rony's para buscar las respuestas del trabajo de biología. Las hojas y lápices están regados por la mesa junto a dos cafés. Quería terminar rápido, ese era mi plan. Apresurarnos, ir a la escuela unos minutos después y volver al mismo contacto que mantuvimos hasta ahora.

¡Pero noooooo!, ella y sus preguntas están arruinando por completo el futuro utópico que imaginé.

—No fue así. De repente cambiaste, de una forma tan drástica que no nos diste tiempo a prepararnos para lo que pasaría. Un día estabas riendo mientras le tirábamos bombitas de agua a nuestros padres y al siguiente eras amiga de Maia y Chloe e intentabas encajar con ellas fuera como fuera —su tono es afligido, ni siquiera me mira a los ojos para decirlo. Sus ojos están clavados en la ventana contigua y bebe de a pequeños sorbos su café.

No le puedo decir el verdadero motivo de nuestra separación. Ella tiene razón; Olivia y yo éramos mejores amigas desde pequeñas. Al ser vecinas nos la pasábamos todo el tiempo juntas, una en el hogar de la otra o armábamos una tienda entre nuestras casas y nos contábamos historias de terror hasta quedarnos dormidas. Así fue hasta cierto punto de mi vida, hasta los 11 años.

En ese entonces Johann ya se había integrado con nosotras. Muchas veces venía a nuestras acampadas y esas eran las más divertidas, él me susurraba planes para dibujarle la cara de Olivia cuando se durmiese. Y todo estaba muy bien, pero cuando me enteré de lo que no debía, no quise tener ningún tipo de contacto con él. Si eso significaba que no debería juntarme más con mi mejor amiga, entonces, aunque me duela en lo más profunda de mi pura alma, lo haría.

Sumergida en el arteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora