No es por casualidad. Tú fuiste la elegida entre decenas de chicas, pasaste la primera instancia de pruebas en la que ellos se fijan: el interés que les pones.
Salí de mi zona de confort el día de hoy. Aquel secreto sobre Ilay que Johann comentó se trataba de quién es su actual conquista: Chloe. Ellos vinieron a un local de hamburguesas, ya saben, la típica y poca ingeniosa cita en el McDonald's. Mientras ellos están absortos en su comida y conversación, yo me dedico a observarlos desde una mesa lejana escondida detrás de la computadora.
Chloe ríe con esa risita practicada que utiliza en especial para los chicos e Ilay sonríe con suficiencia. Él ya lo sabe, ella cayó en la jugada.
Le doy un mordisco a mi hamburguesa y mientras sorbo por la pajilla de mi bebida continúo con la escritura de la primera noticia impresa.
Ellos te evalúan desde el primer momento. Luego viene la fase dos, la que a ellos más les importa; el beso. Ellos harán lo que sea para obtenerlo; te dirán palabras empalagosas, te halagarán y dirán que les gustas. Las mentiras y labia vuelan a su alrededor cuando se dirige a ti. Al principio piensas que jamás podrías ser tan tonta como para caer en su jugada porque es imposible que estén jugando cuando todo se siente tan real, te entiendo, pero es una debilidad en la que resbalas al ver los irises claros que te transmiten seguridad. Porque cualquier chica que tiene un mínimo problema se refugia en esa mirada compasiva y parece que todo se arreglará.
No es así, ellos te traen más consecuencias nefastas de las que podrías imaginar.
Dirijo mis ojos la escena que trascurre a unos metros de mí, ya no están comiendo hamburguesa, ahora están comiéndose. Por supuesto, las tonterías y palabras no son algo que a Chloe le agrade, ella siempre va al punto. Si lo que quiere Ilay es un beso de ella, ¿por qué hacerse de rogar cuando ella desea lo mismo?
Tiene lógica. También lo tiene que de su bolsillo saque una cajita blanca y le regale a ella su collar con un solo corazón y la marca impresa. Ella le sonríe, pero continúa con el contacto que disfruta.
Quisiera decir que ya lo he superado, pero no es así. Al verlos juntos es imposible no sentir esa incomodidad que se traduce a celos y una pequeña molestia en el corazón.
Já, "pequeña". Todavía no puedo creer que todas esas veces que me sentí especial porque él me había puesto un apodo bonito no era más que una forma de llamarme sin necesidad de aprenderse mi nombre real. Ojalá lo hubiera sabido antes de sonreír como estúpida por cada uno de sus habituales saludos que contenían un gustoso beso en la mejilla, un toque en el hombro o la cintura para doblarse a mi estatura y su voz ronca pronunciando "hola, peque" deleitándose de mi ingenuidad.
¿Quiénes son ellos a quienes me refiero con tanto rencor? Spencer Sallow; dieciocho años e Ilay Sallow; dieciséis años. Ellos se encargan de analizar a las chicas para que después de aquel primer beso decidan si eres una muchacha "fácil o difícil". Si creen que eres la primera te darán un collar con un corazón y la segunda tendrá dos corazones que tintinean, ambos de la marca francesa château et toi. Este código entre chicos se ha hecho de conocimiento popular. Hoy en día podrías cruzarte con cualquier chica que lleve esta clase de joyería. Eso es lo que quieren.
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Sumergida en el arte
Teen FictionLacey Bell huye de Johann como si fuera su asesino personal. Sin importar cuánto lo aparte, él regresa una y otra vez hacia ella por una razón ajena al resto: sus poderes mágicos. Un día decide darle el beneficio de la duda y preguntar qué es lo que...