Los días se prestan para titularse "La semana asombrosa". No específicamente porque sean buenos, sino porque en realidad es sorprendente su contenido.
Escasas veces oí a Johann gritar furioso. Fueron sus padres quienes recibieron tales gritos. Yo no estoy para juzgar si se los merecían o no, pero algo hay que respetar; cada palabra que dijo es verdad.
Él me defendió ante quienes llevan el poder en su familia, nunca lo había visto tan decidido. Más allá de que sea hermana de Axel, él me quería allí.
Sin embargo, Timothy y Samira me vieron como el detonante de la rebeldía de su hijo menor y me sacaron a fuerza de su casa, sin importarles qué tan histérico se comportara Johann al respecto. En su mirada pude divisar un atisbo de lo que no se atrevía a mencionar; que tengamos un hermano en común también le afecta.
—Así que, ¿qué dices? —apremia Rodrigo jalando la desaliñada corbata de su uniforme. Su movimiento nervioso capta mi atención regresándome a la actualidad.
En el receso Rodrigo (el capitán en el grupo de amigos que tiene Chad, quien también es el más estúpido) se acercó a mí e inició una conversación. La verdad es que comenzó a halagarse a sí mismo como el típico narcisista que es, resaltó sus mejores cualidades, me mostró sus músculos y me perdió.
—Y... —suspiro dramáticamente— es todo un tema... —comento con un tono neutro para adaptarlo a cualquier tópico del que hablaba.
—Sí, lo sé. Chad es tu ex y yo soy su amigo, pero igual no somos taaan amigos y tú me pareciste linda desde que te vi. Piénsalo, tampoco tenemos que enredarnos tanto. Si quieres podemos llegar hasta un beso.
Un ínfimo segundo es el que permanece mi rostro en una mueca de confusión, porque al siguiente observo detrás a Chloe y Maia mostrándome sus pulgares arriba indicándome que voy bien, que tengo su aprobación o que esto lo provocaron ellas, qué se yo.
Hay algo en el tono de Rodrigo que me infunde desconfianza e incredulidad. Además está ese "me pareciste linda desde que te vi" que es más falso que el amor que me tiene Ilay. Lo conozco desde que estamos en primero de primaria, pasaron casi 10 años y recién ahora me está confesando esto. Mmm... Dudoso.
¿O acaso este escepticismo hacia los chicos es lo que me dejó el engaño de Ilay?
—No estoy lista para... lo que sea. Todavía estoy dolida por todo lo que pasó con Chad así que preferiría que no —miento.
—Vamos —continúa insistiendo y puedo percibir su mano apretando mis mejillas con fuerza para que mis labios se entreabran—, eso lo dices porque nadie te ha besado como yo.
Y es que olvidé un detalle; él fue quien le pegó a Chad porque no me besó en el campamento. Entonces si Rodrigo tiene que usar la fuerza para que lo bese, no lo pensará ni un segundo.
—Lo digo porque no quiero —replico tratando de sacar sus manos de mi cuerpo, aunque su fuerza no me lo permite.
—Ya lo veremos.
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Sumergida en el arte
Teen FictionLacey Bell huye de Johann como si fuera su asesino personal. Sin importar cuánto lo aparte, él regresa una y otra vez hacia ella por una razón ajena al resto: sus poderes mágicos. Un día decide darle el beneficio de la duda y preguntar qué es lo que...