Me encuentro absorta en la vidriera que se muestra ante mis ojos. El pequeño puesto de diarios y revistas junto a la parada del autobús acapara mi atención, me mantengo incrédula frente al diario que se vende como pan caliente. Piece of the word hizo que mi noticia fuera la tapa y yo ni siquiera estaba enterada. Mi nombre y la foto de mi collar me llena de una emoción inexplicable.
Una sonrisa adorna mis labios y me acompaña durante mi trayectoria al paradero ya tan conocido; la casa de Johann.
No lo negaré, es extraño pasar tiempo con él después del beso. Trato con todas mis fuerzas que no pase, pero no puedo evitar rememorarlo cada que sus ojos miran los míos. Nadie lo sabe, sólo nosotros. Supongo que es un secreto difícil de cargar.
Rozamos la incomodidad cuando fingimos que ese momento jamás pasó. Sin embargo, tenemos un trato pendiente, él ya cumplió su parte, ahora me toca a mí. Puede que la búsqueda de su medio hermano se complique porque no tenemos ningún extremo por dónde tirar y hacer salir la verdad. Sus padres no nos dirían una palabra, aunque sus vidas dependieran de ello. Los únicos datos que tenemos son los que le explicaron a él en la infancia y los que podemos sacar por deducción.
—¿Quieres que hablemos sobre...? —comienza con un leve titubeo que dejo pasar.
No es tonto, sabe que, aunque sea un simple roce de labios, eso nos deja una marca que antes no había entre nosotros. Fui su primer beso, me siento... poderosa, sé que siempre que recuerde su primer beso se formará mi rostro en su mente. Lo que no sé es que si eso es algo bueno o malo. Quizás ambas.
—No. No hay nada de qué hablar.
—Está bien —baja la cabeza.
El problema con Johann es que él necesita poner todo en palabras y títulos; si estoy enojada, triste o asustada, hay un "hablemos" que se interpone. Pero hay veces que ponerles palabras a las acciones está de más, estropea lo que la libre interpretación entrega.
Más allá de los sentimientos, ya sea de mero placer o de amor, un beso es eso. No hay que decir nada porque todo está más que dicho.
No voy a pretender que soy una experta en el tópico, sólo siento que no soy buena expresando lo que sucede conmigo. Con los demás se me facilita, sino miren todas esas noticias que he sacado sin ningún problema. El punto es que no quiero nombrar el beso porque fue forzado, era nuestra única salida, no es que ambos lo quisimos o el momento se prestó. Fue una casualidad que tenemos que olvidar.
—Me pregunto quién será el padre —suelta para borrar la tensión en el ambiente.
Los papeles regados en el suelo, un mapa de la ciudad con sus alrededores y una libreta están frente a nosotros posados en el suelo. Cada tanto reviso lo que apuntamos o cuántas cosas marcamos. No hay mucho que hacer.
Sentada en el piso y apoyada contra la cama desvío mi mirada a su empapelado de dibujos para no mirarlo a él.
—Probablemente un borracho y adicto que sedujo a tu madre —conjeturo formando un mohín—. ¿Te sabes la historia de tus padres y cómo nació... él?
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Sumergida en el arte
Teen FictionLacey Bell huye de Johann como si fuera su asesino personal. Sin importar cuánto lo aparte, él regresa una y otra vez hacia ella por una razón ajena al resto: sus poderes mágicos. Un día decide darle el beneficio de la duda y preguntar qué es lo que...