Capítulo 13 ♡

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Jamás llegué a conocerlo lo suficiente

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Jamás llegué a conocerlo lo suficiente.

No estoy tratando de justificarme, soy consciente de que tampoco me esforcé demasiado. Desde el primer instante él conservó su toque misterioso, quizás eso lo convirtió más atractivo y seductor ante mis pupilas.

Decenas de cosas encubrían su verdadera personalidad. Estaba cegada, deslumbrada con cada perfección que poseía. Él simplemente brillaba y yo acallaba a quienes decían lo contrario. Me cuesta admitirlo, pero muy en el fondo lo sabía; no es quien yo creía.

No somos tan diferentes después de todo. Ambos somos el tipo de persona que finge con naturalidad; actuamos día a día, diciendo ser personas que no somos. La diferencia radica en que yo lo hago para protegerme de cualquiera que intente lastimar y él es quien se esmera en destruir a quienes intentan refugiarse. Él es la espada filosa y punzante, yo el escudo que recibe cada ataque.

—Se dice que hay un chico que se encarga de clasificar a las chicas con joyería. Ese collar que tú tienes colgando... —los ojos de Chad no se despegan de los míos, como si un imán los atrajera a tal punto que no le permitiera parpadear— significa que eres una chica difícil, que no eres fácil de conquistar y mucho menos para tener algo de una noche. Pero, dime, ¿quién te lo obsequió?

Tanteo mi pecho, consumida por la rabia y el dolor, de un sólo tirón me arranco el objeto que creí me habían regalado con amor. Rompo la cadena y escucho el ruido del dije cayendo al suelo. Me estoy intentando calmar, comportarme frente a Chad. Es en vano, estoy comenzando en caer devuelta en la realidad.

Todas las piezas del rompecabezas cobran sentido. Fui una tonta por pensar que alguien como Ilay podría gustar de mí. Estamos hablando de mi amor platónico, a quien perseguí durante meses para obtener una sola mirada de aquellos ojos ámbar.

Soy una más de la lista. Alguien que está siendo calificada como si fuera un jodido pedazo de carne. Me duele la cabeza y siento mis oídos tapados por todos los pensamientos que se desatan sin cesar.

—¿Y el collar de Olivia? ¿Qué significa?

Mis ojos se encuentran perdidos en la oscura pantalla del televisor. Mi garganta clama piedad, ya no soporta el nudo que parece atarse con mayor fuerza cada vez.

—Oh, ella tiene un corazón, nada más. Es una chica fácil —elucida con un poco de vergüenza.

Ya no quiero escuchar más sobre la trampa que Ilay les tiende a las chicas. Siempre lo pinté como el mejor chico en la Tierra, aquel que se destaca no sólo por su belleza, sino también por su excesiva amabilidad y caballerosidad. Pero... ¿Acaso tiene un mínimo de sentimientos hacia cualquier persona? De verdad que me cuesta creer que sí.

Al parecer, el color blanco, pulcro y perfecto del que pensé él estaba teñido no resultó ser más que un oscuro, horrible y repugnante negro. No hablo por las tonalidades de su piel, hablo sobre su alma. Esa luz que me transmitía, ahora está en mis recuerdos como una borrosa y nefasta sombra.

Sumergida en el arteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora