Capítulo 18 ♡

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Desde aquella discusión que tuve con Chad, él se ha comportado como un verdadero príncipe

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Desde aquella discusión que tuve con Chad, él se ha comportado como un verdadero príncipe. Pone atención a cada cosa que digo o hago, trata de buscar mi contacto a cada minuto y me defiende hasta de las más insoportables de las profesoras.

Y lo disfrutaba, hasta que esos gestos se volvieron asfixiantes y quise que se alejara de mí, obteniendo por su parte una negación.

¿Qué quería hacer? ¿Qué quería probar?

No lo sé, pero con su insistencia en consentirme logré que me responda algunas preguntas sobre los chicos. Véanlo como una base para crear mis propias técnicas de seducción.

1. Ellos adoran que una chica tome la iniciativa.

2. Les gusta tener su espacio, eso les da tiempo para pensar.

3. No parezcas una loca enamorada a su alrededor. Pueden sentirse amenazados.

Quizá son consejos un poco predecibles u obvios, pero no pienso rechazar su ayuda. Por lo menos, no ahora que falta tan poco tiempo para que Ilay regrese. Pensar en ello revuelve mi estómago provocándome malestar.

La campana suena y Johann me intercepta en medio del patio. Permanezco distraída con mi celular hasta que una noticia me hace olvidar lo que aquel día sucedió en el cine.

—Sé que mereces una explicación por lo del...

—¡Oh Dios! ¡Oh Dios! ¡Oh Dios! —repito con gritos ensordecedores y saltitos emocionantes— ¡Ayuda, necesito aire! Si esto es verdad... Voy a llorar, es la mejor noticia que me dieron alguna vez.

Mi euforia y exalto hace que algunas personas alrededor me miren, aunque esa mirada de disgusto y confusión dura unos segundos, pues saben lo exagerada que soy y no le toman importancia.

Sigo saltando como una loca dejando escapar algunas risas que son el reflejo de la incredulidad y gratitud infinita. ¿La razón? Daniel Lisboa vendrá a la ciudad en unos meses a dar un pequeño concierto a beneficio, eso significa que las entradas cuestan dinero, pero no irá a su cuenta bancaria, sino a una causa en cuestión.

No me digan que mi ídolo no es el mejor de todos. No quiere el dinero, le importa más ayudar.

Abrazo a Johann atrapada por el impacto y un sentimiento que desde el centro de mi pecho desea salir como un grito de felicidad extrema.

—Está bien, no quieres hablar sobre ello —musita tocando mi espalda con una de sus manos.

—¿Ya te dije que me caes súper bien? De verdad, perdón por separarme de ti por tanto tiempo —el efecto del positivismo me obliga a sincerarme.

Sorprendido por mi actuar, eleva las cejas y hace una media sonrisa con sus labios.

Me separo y comienzo a abrir la página que venden los tickets. 125 dólares es el mínimo para el lugar más lejano. No tengo todo ese dinero. Recargo la página para ver si es una equivocación. Sin embargo, al hacerlo cada lugar que antes estaba de un verde vibrante, ahora es un rojo. Un cartel tapa la pantalla, el cual recita "las entradas para este concierto han sido agotadas".

Sumergida en el arteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora