Capítulo 28 ♡

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Sí, es verdad, la calma que se halla en el asombroso paisaje consigue relajarme

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Sí, es verdad, la calma que se halla en el asombroso paisaje consigue relajarme. Pero hablar sobre ello es aceptar que en realidad sucedió. No sé si estoy lista para enfrentarme a la realidad.

—¿Recuerdas a Ilay? —comienzo sin despegar mis ojos de las lejanas olas del mar. La arena se pega a mis piernas y el viento mece mis rizos mientras mi cadera está apoyada contra una gigantesca roca. El hecho de que no haya nadie lo hace más íntimo.

Después de todos los intentos en vano para escapar, Johann y yo decidimos rendirnos y disfrutar del lugar.

—Claro, el hermano de Spencer que te regaló tu collar de dificilota —rememora con mofa. Su índice señala mi pecho a los corazones que, a pesar de todo, sigo usando.

Es como una herida, ¿cierto? Mientras más tiempo tarde en quitar la venda, menos doloroso será para mí. O bueno, así funciona conmigo.

—Nos besamos la semana pasada —confieso en un murmullo.

Volteo para ver su reacción. Sus párpados y boca se abren un poco más, no de una forma exagerada e inusual, sino involuntaria por la mera sorpresa. Su mandíbula vuelve a cerrarse y no puedo ver nada más allá que sus ojos azules que intentan comunicarme algo.

—¿Y Chad?

—Olvídate de Chad un momento —pido reparando en ese pequeñín detalle—. El punto es que desde entonces me ha estado ignorando y es como que quiero saber de él, saludarlo y seguirnos hablando como antes, pero también sé que separarnos es la mejor opción. Lo único que recibo de su parte es su indiferencia y me duele porque... él fue mi primer beso.

—Oh —suelta con simpleza.

Espero a que diga algo más, aunque esto jamás llega.

—¿Oh? ¿Sólo eso dirás? —pregunto cediendo a la histeria.

—No sé qué quieres que te diga realmente, Lacey —se encoge de hombros con una sonrisa un tanto falsa.

—Esperaba algo más que eso —esclarezco sabiendo que una mueca de resignación llena mis labios. Tomo mis zapatos y me alejo para ir al borde del mar.

¿Es extraño que esté molesta?

No sé por qué creí que podría desahogarme con Johann, Rony siempre es la mejor elección. Le quería dar una oportunidad, él insistió tanto para que confiara. Pero ahora, ¿qué? ¿Cuál es el consejo, regaño o enseñanza? Los "oh" no me sirven en lo absoluto.

Estoy perdida y sus tontas interjecciones me abruman. Yo necesito una guía, alguien que me ayude a decidir si lo que hice está bien o mal, si fui muy estúpida o el estúpido es Ilay. No lo sé. La incertidumbre con la frustración es una de las peores combinaciones.

—Lo siento —escucho la apacible voz a mi lado. Dirijo mis ojos a nuestros pies, nuestros dedos rozan el agua que nos ataca cada cierto tiempo—. De verdad que quiero ayudarte, Ley, pero entiéndeme. Yo jamás he besado tan siquiera a una chica. Es complicado para mí imaginar la situación cuando no comprendo qué es lo que se siente en ese caso; lo que tú sentiste en ese momento.

Sumergida en el arteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora