Hay tantos secretos y anécdotas oscuras las cuales deseo descubrir que tiemblo con una emoción exuberante.
La familia Tracy provoca un ambiente familiar en el que te puedes sumergir sin sentir que estás de entrometida.
—Entonces dijo "soy grande y puedo beber como papá". Imagina nuestra preocupación cuando encontramos al pequeño Johann de 7 años borracho —cuenta Samira entre sonoras risas que van de la mano del relato—. Tuvimos que llevarlo a urgencias para que lo desintoxiquen. Parecía que deliraba el pobre.
Tomo otra rebanada de pizza mientras sigo envuelta en sus recuerdos.
—Oh, y no se pueden olvidar el día que se fracturó un hueso por subirse a un árbol —agrega Kayla sin dejar de sonreír.
—Era un niño muy inquieto, nos daba sustos cada dos minutos. Volteaba y él ya estaba poniendo en peligro su vida —concluye Timothy.
Amo cómo hablan unos acerca de otros en esta familia, siempre con un leve brillo en los ojos y una buena sonrisa. Además, es eso; ellos hablan. Mis cenas se resumen en Tabita y mi madre diciendo cosas absurdas sobre lo que ven en la televisión o lanzando comentarios malvados sobre personas que conocen, cada que yo intento hablar me callan porque creen que cualquier cosa será intrascendente.
—Oí que sacarás tu propio libro. ¿Es verdad? —inquiero denotando curiosidad.
Observo a Kayla quien emana orgullo. Su voz se nota apacible y dulce, como una canción de cuna que vuelve ameno lo que sea que salga de su boca. Claro, esa es su habilidad; las palabras.
—Sí, firmé un contrato con una editorial sobre una idea que les interesó. Me dieron un plazo de tiempo para que culmine de escribirlo y les envíe el primer borrador. Parecen encantados con él, así que espero que todo salga de maravilla. ¿Tú lees?
Por supuesto que leo. Aunque es un secreto que no pienso revelar. Tampoco puedo presumir una gran biblioteca o decenas de libros que guardo porque sería presumir algo inexistente. Tengo dos o tres libros que escondo en mi mochila y sólo leo cuando estoy en Rony's o sino Internet es mi segunda elección.
Jamás me he jactado de ello porque mis amigas creen que leer es típico de nerds o personas aburridas. Mi familia cree que está sobrevalorado y es mejor una película o serie antes que un buen libro.
—No, yo no leo.
—Lacey escribe para un periódico virtual y es muy bueno —anuncia Johann a mi lado, haciendo ademanes de manos y formando muecas de sorprendido—, hasta superó el número de lectores de un diario local en papel.
—¿Y haces publicidades? Es que el natatorio al que voy necesita hacerse conocer y digo, si estás dispuesta podrían pagarte —propone Cassidy mientras limpia sus labios con una servilleta y traga su último pedazo de pizza.
—Nunca había pensado en eso, pero me agrada la idea.
Los temas parecen nunca acabar cuando ellos se comunican, me sorprende que todos tengan algo para decir sin sentir pudor o pánico a la opinión ajena. Johann les cuenta cómo fue contactar a Daniel Lisboa para que me dé la sorpresa y me dejo absorber en sus palabras.
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Sumergida en el arte
Teen FictionLacey Bell huye de Johann como si fuera su asesino personal. Sin importar cuánto lo aparte, él regresa una y otra vez hacia ella por una razón ajena al resto: sus poderes mágicos. Un día decide darle el beneficio de la duda y preguntar qué es lo que...