Capítulo 62

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(...)

6:17 a.m, cuarta y última alarma suenan. Arrastro los pies por el suelo haciendo sonar las zapatillas con la madera. Le hecho un lánguido vistazo a la cama, acogedora y apetecible, antes de salir por la ventana del cuarto con miedo de caer de bruces al suelo en el intento. Una vez con los pies de nuevo en tierra, me pongo en marcha duna abajo, sintiendo la arena filtrándose en la malla de las zapatillas a medida que camino. Avanzo casi dormida por la orilla hasta que dos segundos antes abro los ojos y encuentro a Shawn a escasos metros de mí. Hago el intento de una sonrisa que se queda en una simple mueca, mientras que Shawn luce su hermosa sonrisa con energía suficiente para mantenerse despierto todo el día.

No dice nada, sólo un "Hola" que respondo en un murmuro. Luego estiramos las piernas y brazos unos minutos antes de comenzar la mayor tortura del verano.

Mi querido canadiense era bastante entusiasta con lo que tuviera que ver con deportes y la música, y desgraciadamente sus planes conmigo esta vez no tenían relación con la música ni el canto, sino con el deporte mañanero. Tuvo la genial idea de obligarme a despegar los ojos a las 6 de la mañana un día sábado en vacaciones, el mayor de los pecados del verano. Y yo, como grandísima estúpida manipulable, acepté su invitación después de hacerme de rogar un par de minutos, nada muy duradero ya que Canadá era hábil convenciendo.

Así que aquí estaba, trotando detrás de Shawn, tratando de seguir su ritmo. El sueño no combinaba con el deporte y siquiera levantar los pies significaba un gran esfuerzo, por lo que descubrir que ya había avanzado más de lo que imaginaba, significa un logro que luego debería ser recompensado por Mendes.

El sudor empapa mi camiseta a los minutos, mis piernas comienzan a quejarse a los metros y definitivamente mi cabeza termina por decir suficiente a la mitad del recorrido planeado. Sin aire ni energía, agarro como puedo a Shawn de la camiseta hasta detenerlo, se da la vuelta y con su mirada inquisitiva me hace hablar.

—No...puedo...más

—Si puedes

—No

Y me dejo caer en la arena derrotada.

Vamos. Gran esfuerzo había hecho trotando casi la mitad de la playa después de tanto tiempo sin trotar.

—¿No te molesta si termino el recorrido solo?

—Ningún problema. Ve

Me observa unos segundos antes de asentir y proseguir con su rutina ya planeada. Poco a poco se va alejando hasta que me es difícil verlo sin tener que achicar los ojos. Sin nada más que hacer me tiro de espaldas y recupero el aire y las energías, hasta que soy capaz de aprovechar la oportunidad y me motivo a hace un par de abdominales que no me vendrían nada en mal.

Me quejo en voz alta de lo aburrida que había resultado y de lo poco activa que he estado durante un buen tiempo, si hubiese seguido a mi hermano todas las mañanas cuando salía a trotar no estaría tirada en medio de la playa como una fracasada en todo.

Mojo mis pies en el agua y jugueteo solitaria con las olas y la arena húmeda hasta que veo acercarse a Shawn, trotando a un ritmo menor. Cuando se detiene suelta un suspiro, inhala mil veces y exhala otras mil, se seca inútilmente el sudor de la frente pero al final termina por sacarse la camiseta.

—¿Feliz de hacer deporte?

—Lo estaría más si me hubieses acompañado el resto del camino

—Bastante he hecho con trotar la mitad ¿Sabes desde cuando no movía un músculo de esa forma?

—¿Desde qué te graduaste?

—E incluso mucho antes, así que, seguirte era pedirme mucho

—Está bien. Lo intentaste

Me observa con una diminuta sonrisa traviesa mientras acorta la distancia entre nosotros. Envuelve un brazo por mi cintura para pegarme a su sudoroso torso lo que en vez de darme cierta resistencia me hace querer babear y deslizar mis dedos por su pecho, a lo que no me da tiempo ni de pensar porque en un rápido movimiento me eleva y carga conmigo hacia el agua. Sin dejarme chillar siquiera nos sumergimos en el mar como si de dos peces siameses se tratara y salimos a la superficie incluso más pegados que en un principio.

—Te gusta tomarme por sorpresa y hundirme-me quejo medio riendo

—Me gustas tú

Como ya es costumbre la sangre se me sube a las mejillas y no puedo evitar bajar la vista por un par de segundos. Luego no puedo hacer otra cosa más que clavar mis ojos en los suyos y dejarme llevar por el momento y las circunstancias. 



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Si a estas alturas alguien sigue leyendo esta novela, perdón. No tengo el sentido de constancia, pierdo la inspiración y la motivación muy rápido. Y salgo de vacaciones todo el tiempo. Pero acá estoy de nuevo, publicando lo poco que queda de esto jeje. 


Gracias por leer. If there is someone reading this 

ONE WORD: DESTINY ★ |S.M| |TERMINADA| |EDITANDO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora