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~ Mayo 21 ~

Erick se encontraba enfocado en unos documentos que tenía que entregar antes de salir para hacer la misma rutina con su amiga. En todo el rato que ha estado en la empresa no ha dejado de sentir la pesada mirada de Ana, era obvio que quería decirle algo pero por alguna extraña razón no se había acercado a él.

Se levanto y camino para llenar su vaso de agua, fue entonces que Ana lo siguió y lo encaró cerca del garrafón.

— ¿Algo nuevo que puedas contarme? — Erick se asombro por el tono directo de su compañera, solo negó y la miró.

— No. Nada. Por cierto, estoy bien gracias por preguntar — contestó con claro sarcasmo.

— En serio, ¿nada? — quería salir de dudas pero tampoco quería ser mas directa, recibiendo un asentimiento por parte del ojiverde ladeó una sonrisa —. Perfecto. Yo si tengo algo que contarte, un gran chisme.

— ¿Cual? — empezó a caminar seguido de Ana.

— Se dice que Christopher se enamoró — Erick se detuvo de golpe, provocando que Ana lo mirará con sorpresa fingida —, ¿ya lo sabías?

— ¿Que mas sabes? — evadió reanudando su andar, la chica prosiguió con la mandíbula tensa.

— Que el afortunado es alguien de aquí, mas específico de este piso...

— ¡Ana! — la interrumpió Abraham, se asomó de su oficina por haber escuchado a la chica y quería hablar con ella un rato, sin mas remedio que aceptar camino hacia él rodando los ojos.

Erick aprovecho la intervención y camino a la oficina de Christopher, encontrándolo acostado en el sillón de cuero de su despacho, se cruzo de brazos.

— Claro, todos trabajando y tu bien gracias, descansando — Christopher lo miro.

— Si tan solo hubieras llegado cinco minutos antes te hubieras lanzado toda la plática de Richard conmigo  también estarías igual que yo — se quejo mientras se levantaba y se acercaba a él con lentitud —. Por cierto — tomo la cintura del ojiverde, quien aún estaba con los brazos cruzados, y lo acercó a él —, te tengo una sorpresa después de que te desocupes con Jocelyn — agacho su cabeza para besar los labios del pelinegro pero este lo detuvo a medio camino, con la poca fuerza de voluntad que le quedaba pensando por lo que había venido en primer lugar.

— Espera, quería decirte algo.

— ¿No puede ser después? — le dio un beso en la mejilla, después en la otra.

— No — recibió otro beso en la frente para después tener su total atención en él —. Que seriedad — soltó colocando sus manos en el pecho del castaño sin alejarlo, una extraña sensación de acariciarlo lo invadió, pero luchó contra ese impulso recordando su objetivo —. Me han dicho que ya saben que estas babeando por alguien. Y que ese alguien es de esta planta — Christopher tenía el ceño fruncido desconcertado con lo que decía.

— Es verdad.

— Si, pero ¿lo harías publicó?

— ¿Te gustaría que se enteraran que seré tuyo, y que tu seras mío? — Erick paso su mano por el cuello del castaño, desviando sus ojos a los labios del mismo.

— Cuando me gustaría decir que me desagrada la idea, pero tienes ese algo — su mirada paso por toda su cara para terminar de nuevo en sus labios —, que me encanto. Y sería muy feliz si eso pasará — juntos sus labios con los del castaño y se movieron a un ritmo lento, ambos sintieron ese revoloteo en la boca del estómago. Se separaron por la intrusión de Richard.

— Volveré después, ya que dejen de comerse — dijo antes de cerrar la puerta y dejarlos solos.

Ambos sonrieron, volvieron a darse un corto beso.

— ¿Y cual es la sorpresa? — quiso saber Erick mirando con sospecha al castaño.

— Lo sabrás después de que el señorito se desocupe.

— No podrías darme una pista por adelantado — hizo un puchero que fue besado.

— No seas un niño desesperado.

— ¿Niño? — alzo una ceja —, si lo fuera tu estuvieras cometiendo pedofilia.

— No creo que nos importara — bajo sus labios para chocarlos en el cuello, causándole cosquillas —. Pero que bueno que no eres realmente un niño — Erick le mostró una enorme sonrisa.

— Okay... — de nuevo Richard interrumpió —. Me gustaría esperar pero me pareció aburrido el tiempo a solas que tuve así que espero que no les incomode que yo este justo aquí, no haré ruido lo prometo — se sentó en la silla que ocupaba Christopher detrás de su escritorio.

Después de un ultimo beso se separaron y le contaron de lo que Erick se había enterado, dirigiéndole una mirada a Christopher para apurarlo con eso de la propuesta, sin que el ojiverde se enterará del significado de las miradas y ansioso por saber la sorpresa que le tenía preparada Chris salió del despacho para concluir con su trabajo. Al quedar solos el castaño le dio lo que el otro esperaba, la fecha.

— El 18.

— ¿Que pasará?

La pregunta.

— ¿Pero ya paso...?

— Obviamente del próximo mes.

— ¿Quieres que te ayude? — sonrió coqueto.

— Nop...pero si llegara a cambiar de opinión espero que estés ahí para ayudarme.

— Siempre — le contestó sincero —. ¿Puedo preguntar porque el 18?

— No sé, siento que es el numero de la suerte — explicó encogiéndose de hombros, Richard solo estuvo de acuerdo con él.

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Se encontraban abrazados en la sala, después de que Christopher le entregará su sorpresa; la cual fue una guitarra azul con su nombre grabado en ella. Estaba muy emocionado por ello, tanto que quiso llorar, pero no lo hizo.

— ¿Que te parece si la estrenas? — opinó al separarse del cálido abrazo.

— ¡Ay, si! — tomo entre sus manos la guitarra, acarició las cuerdas para corroborar que estuvieran afinadas. Después de estar seguro que ya estaban arregladas, tocó unos acordes llenando la sala de una melodía perfecta.

— ¡Esa canción la conozco! Es una de Rio Roma — dijo Chris al poner atención a la dulce melodía, Erick atinó a asentir empezando a cantar en susurros, los cuales fueron subiendo de volumen al ver los ojos mieles maravillados.

Tu me cambiaste la vida desde que llegaste a mi 
Eres el sol que ilumina todo mi existir... — Christopher hizo segunda voz, haciendo perfecta la tonada.

Lo que mas conmovía al castaño además de ver el brillo en los ojos verdes de Erick era la luz que este irradiaba al concentrarse en la guitarra, tal cual un faro, en unas hojas, en cortar una manzana...lo que sea, le gustaba verlo.

— Eres hermoso — murmuró mas para si, lográndolo porque Erick no lo escuchó.

— ¡Nos perdimos de la serenata! — exclamó Jocelyn bajando por las escaleras, seguida por Richard.

— Estábamos durmiendo a la bebé cuando escuchamos el sonido de la guitarra, Aaliyah casi no duerme por la desesperación de mi querida Joce al querer bajar — explicó Richard pasando un brazo por los hombros de la chica.

— Es cierto — le dio la razón, junto sus dos manos —, ¿podrían tocar otra canción, por fis? — pidió mostrando su mejor sonrisa.

Christopher y Erick intercambiaron miradas y aceptaron. Pronto empezaron con su mini concierto, haciendo felices a sus fans, ya que se habían incluido Claudia y Yulissa. Ellos cumplían y los otros pedían y disfrutaban.

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«No siempre la primera impresión es la buena»

Casate Conmigo. ||Chriserick||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora