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~ Junio 18 ~

Los nervios atacan en diversos casos como cuando te envuelven en el momento exacto que te toca exponer ante la clase; las manos sudan, el pulso se acelera y aunque se tuvo el tiempo necesario para prender el tema y tenerlo dominado con claridad, llega a perjudicar aquella capa invisible que cubre aquellos aprendizajes quedando en blanco cuando los ojos de tus compañeros se posan en ti. O esos nervios que recorren cada milímetro de tu cuerpo cuando la persona que causa estragos en ti, la persona que causa que suspires como idiota esta cerca, e incluso, hablandote.

Bueno esos engañosos nervios son los que experimenta Christopher caminando de un lado a otro en su habitación. Repasaba lo que diría en tan solo un par de horas en la cena que había preparado para la ocasión. Se había decidido por la cena, porque es romántico y humilde, con la esperanza latente que le pareciera un lindo gesto a Erick. El cual se encontraba acomodando unas cosas en su habitación.

Christopher había tenido la maravillosa idea de que él se mudara de forma definitiva a aquella casa, Erick se opuso rotundamente las primeras veces que se lo propuso, pues no quería depender de alguien tan ciegamente. Christopher lo termino convenciendo con que si llegaba a ver algo que los separaba, fuese la pelea que fuese, él se encargaría de dejarle la casa, con esperanza de que no pasará, acepto.

Se esmeraron con la mudanza oficial de Erick, hallando un lugar a cada objeto del ojiverde.

Esa casa había permanecido sola por varios años, sin contar a Claudia. Ella solo pedía porque Chris sentará cabeza y pudiera disfrutar de lo que se perdía por andar de cama en cama. Ahora la casa no tenía un solo espacio que no tuviera recuerdos de los habitantes, quienes se encargaban de marcarla como propia, dejándole insistentes memorias para que algún día sean relatadas, cada una de ellas. Y Claudia no podía estar mas feliz pues Christopher, a quien le tenía una gran cariño, pasaba por los pasillos, antes desolados, acompañado de la persona que escogió para pasar su vida y que, desde lejos se notaba, el amor que había entre ambos... Tampoco se podría descartar a la otra pareja que daba color a la casa. Jocelyn y Richard; ellos estaban envolvidos en un cálido y fuerte lazo que ellos se encargaron de forjar, y que cualquiera podría percibirlo con solo verlos unos minutos. Y la pequeña...ella era la cereza del pastel su toque, su esencia dejaba en claro que había una bebé en casa, probablemente era las risas, el llanto, o los juguetes regados. Simplemente era feliz con una casa en movimiento, y que además era armoniosa.

Esa mañana, y parte de la tarde Christopher se encontraba ansioso, sin siquiera probar el café matutino, y se lo hacía saber a su fiel amigo.

Había algo así como un acuerdo entre ellos, pactado en silencio. Este trataba de que Richard podía invadir el despacho de Christopher cuantas veces quisiera...y ninguno de los dos tenía problema con ello. Pero cuando la situación era contraria, las cuales han sido muy pocas contadas con los dedos de una sola mano, cuando era turno de Christopher de invadir la oficina de su amigo se podía confirmar que se trataba de algo serio.

Y esa mañana Christopher estaba ahí, parado enfrente del escritorio de Richard moviendo ansiosamente sus pies haciendo un ruido rítmico y sin pausas, sus manos trataban de quedarse quietas mientras cruzaba los brazos... Fue entonces que consiguió la total atención del moreno apoyándolo con su presencia, y con palabras.

Él mejor que nadie sabia que su amigo no se caracterizaba por un hombre de compromisos, al menos cuando se trataba de relaciones, lo conocía muy bien como para jurar ante un jurado de que su amigo estaba estúpidamente atrapado en las engañosas y seductoras ramas del amor. Que había caído por un par de ojos color esmeraldas, que en un principio solo quería el poder, seguir en su puesto, y que aquello quedo en segundo plano cuando se permitió escuchar los insistentes gritos que demandaban su corazón. Así que era consciente del estado de su amigo y de lo que también estaba seguro era de que le iría bien porque todo lo que hacia era de corazón, un detalle que debería ser apreciado.

Casate Conmigo. ||Chriserick||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora