- E S P E C I A L -

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~Años atrás~

Christopher

No tenía que girarme para saber que ya era tarde, como días pasados.

Me levanto de la cama, no sin antes estirarme, corro a lavarme la cara, tenía que darme prisa si quería llegar a tiempo a la hora que me había citado mi mejor amigo.

Llego a la cocina, ya arreglado, solo alcancé a agarrar unas barritas de avena que tenía para emergencias, las barritas que le encantaban a mi mamá.

Mi mamá me había dejado solo para poder atender la empresa en Ecuador, una que me hubiese gustado conocer por mi papá, quién lamentablemente falleció años atrás, quedando en manos de mi madre aquel mérito que deseaba que pasara.

Salí del departamento a paso veloz, me subí al coche y lo puse en marcha para llegar a la plaza cerca de donde estudiamos.

Estando ahí busque con la mirada a mi amigo de cabello chino alborotado. Sin dar con él pensé en todos los insultos posibles que usaría cuando lo tuviera en frente.
Me decidí en llamarlo, solo para estar seguro de enojarme con él por el motivo que creía.

Un tono, dos... Y la voz de mi amigo no se tardo en escuchar.

¿Chris...?

¿Donde estas? — el silencio otorga, o eso se dice.

Aquí la pregunta es: ¿donde estas tu?

¡No mames, Richard! — me queje pasando mi mano por mi arreglado, y algo largo, cabello. Estaba por contestar hasta que escuche un jadeo de sorpresa.

¡Te cite temprano!

Que bueno que lo recuerdes, hermano.

Perdón, perdón. He estado algo ido desde... — suspiró nostálgico —, ya sabes.

Si, lo sé. Pero me debes una.

Tenlo por seguro — se escucho movimiento del otro lado.

¿Te estas bañando, cierto?

¡Equivocación! — se escucho un grito ahogado de Richard —. Me estoy cambiando.

Ahora que dices cambiando...

¡Te invito un café! — Richard me interrumpió —, así ya no te debería nada y de paso vería a la hermosa chica que nos atenderá — rodé los ojos.

Es una oferta tentativa, pero yo quiero divertirme...

¡No!

¡Si!

Sabes que no me gusta...

Y por eso quiero que sufras —solte una risa malvada.

¡Te odio!

Si te sientes mejor, yo te acompañare cuando lo lleves a dar una vuelta, ya sabes como es Bruno.

Y lo odio por eso.

Bruno; es mi perro al que adoro y le otorgo tanto cariño, el único ser  por el quien daría la vida, sin contar a mi mejor amigo y a mi madre, tanto era el cariño que le tenía que mi perro disfrutaba de su propia habitación en mi departamento, pues era el último regalo que me dio mi padre (y el único que me duro).
Mi perro es conocido por ser escandaloso, pero amoroso, puede que ladre pero no mordería, de hecho movería la cola y bajaría sus orejas para incitar a que lo tocaran. Además de ser escandaloso, mi perro se detenía en cada esquina para levantar su patita y marcar su territorio, solo pasaba eso cuando caminaba. Pero cuando corrían ya era otra cosa; el perro era mas veloz que yo y eso que me consideraba en forma.

Casate Conmigo. ||Chriserick||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora