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El actuar de una persona siempre tendrá su porque.

En el caso de Abraham, solo quería obtener un poco de reconocimiento a su trabajo y esfuerzo, reconocimiento que él creía que merecía. Y para ello haría lo que estuviera a su alcance, sin pensar siquiera en las consecuencias que traería consigo aquel deseo por satisfacer el saber que era mejor que su querido primo.

Si le hubieran advertido que perdería a alguien en aquel movimiento arriesgado, solo se hubiese reído y dicho: "puedo sufrir unos cuantos días, pero disfrutar mi victoria todos los demás, así que no me asustas". Era más fácil decirlo, que hacerlo.

Aun cuando hubiera recibido una llamada que no se esperaba para nada del hospital avisándole que su compañero de travesura había muerto, lo tomo por sorpresa, si, pero no se sintió vació hasta que intento contactarlo para contarle las buenas nuevas, llevándose un trago amargo de la realidad que él mismo se había tomado el tiempo de escribir.

Quiso llevar la fiesta tranquila, acaparando cada vez más espacio en la empresa que su querido primo había abandonado, pero cuando llego la hora de querer contar su triunfo no tenía a nadie que lo escuchara, porque Ana al enterarse de la noticia le fue a reclamar, apuntándolo sin pruebas de que él tenía algo que ver con el atentado a Richard y a su pareja, cosa que era cierta pero no tenía pruebas, así que la dejó ir sin problema alguno.

Se había quedado solo y lo comprendió demasiado tarde, ahora no entendía la razón inicial por el que empezó todo, ahora solo quería tener a su compañero devuelta haría todo lo que tuviera en sus manos para hacerlo si tan solo no fuera imposible. Aun así no abandonaría algo que le costo la vida a su tonto compañero de travesura, por que claramente le explico que él no tenía que manejar el carro que impactaría, y como siempre hizo caso omiso.

Abraham se encontraba en la oficina que antes ocupaba Richard, viendo el techo notando el color café bajito que este tenía y el contraste que hacia con la luz amarilla encendida, recordando. Recordaba el día que se entero que Ana le había traicionado, no se entero como y tampoco es que le importara solo sabía que aquella rubia con la que compartía besos uso su boca para contar parte de su plan...¿Como se entero? fue sencillo suponerlo cuando Christopher se mostró en la casa de su madre solo para encararlo. Sonrió recordando el momento:

— ¿¡Fuiste tu!? — fue lo primero que salio de la boca de Christopher al tener a su primo enfrente, gruño con impotencia al ver la sonriente cara del contrario —. CONTESTA, IMBÉCIL.

— ¿Porque haría tan cruel acto? — de cierta forma sabia que en la voz neutral de su propia familia había burla, que aquella falsa faceta ocultaba un oscuro secreto que él, con pesar, suponía.

— ¿Que es lo que querías conseguir, eh? — pregunto después de respirar profundo, escuchando una voz en su interior que le pedía que se tranquilizara, le gritaba que no valía la pena esa platica, pero era un terco y quería respuestas después de la prometedora llamada de Ana; porque sí, todo ese revuelo en su interior había empezado por ella, había empezado a desconfiar de su primo.

— Reconocimiento — aunque sospechaba de que Abraham estaba tras de la tragedia, sintió un golpe en el estomago con su respuesta, sin que lo haya admitido, no necesitaba una afirmación con la respuesta que obtuvo estaba seguro que no se había equivocado de sus sospecha, y en ese momento solo quería hacerle pagar por el daño a sus amigos...pero de nuevo esa voz apaciguando en sus pensamientos, tensando sus músculos mientras le gritaba que se fuera y dejara ahí al bastardo de su primo.

— Hay mejores maneras para obtenerlo — contesto ocultando muy bien el odio y rencor que en ese momento sentía.

— Pero ninguna me dejaría este sabor a victoria — eso fue todo para que Christopher ignorara por completo la voz de su amigo y se cegara por su instinto de querer hacerle pagar por tan atroz acto.

Lo siguiente que paso fue muy rápido; un puño impacto sobre una mejilla, después otro golpe en las costillas, dándole la bienvenida a una pelea que desde tiempo atrás moría con ansias por aparecer. Se escucharon los gritos de Yenny pidiéndoles que pararan...

Abraham acaricio la gran marca morada en su mejilla, creyendo fielmente que la tenia mas que merecida, porque nadie era capaz de ver el dolor, el remordimiento, y él no lo demostraría.


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«Toda persona acepta lo que cree merecer»





Casate Conmigo. ||Chriserick||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora