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~ Octubre 10 ~

¡Es hoy, es hoy! Como bien diría el niño de Stuart Little.

Hoy era el día que había esperado desde que Erick había dejado de ser la persona con la que se casaría, para ser LA persona con la que se casaría... Si, algo confuso, pero entendible.

Lo primero que vio al despertar fue su traje colgado fuera de su ropero, y lo primero que hizo, después de levantarse con una imborrable sonrisa, fue ir a darse una larga y merecida ducha. Necesitaba alejar cualquier nerviosismo para que solo la emoción y felicidad por contraer matrimonio con su Erick fuera quien dominara sus movimientos.

Así que al sentir el agua tibia en su piel desnuda recordó la causa del por que no había despertado con cierto pelinegro a su lado.

Su madre y Claudia habían sido la principal causa, al parecer son algo "tradicionalistas/conservadoras" y no querían que los novios se vieran antes de la boda por 'mala suerte'. Por consecuencia lo corrieron de su casa, no sin antes repetirle miles de veces la hora en el que tenía que estar en la iglesia pidiendo puntualidad, lo mandaron al departamento para pasar la noche; llevándose consigo solo lo práctico como su celular, el traje, comida, cargador, sus zapatos. Ya saben, lo necesario.

Tenía que ser sincero consigo mismo y aceptaba que se había acostumbrado al calor del cuerpo de Erick, dormir solo envuelto por cobijas era demasiado frío y se prometió en esa noche que no volvería a pasar, que haría todo lo que tuviera a su alcance para que Erick siempre durmiera a su lado y su calidez lo envolviera como solo el cuerpo del ojiverde sabía hacer, que nunca volvería a estar solo. Tener pláticas en la madrugada ya se había hecho una costumbre, esos susurros llenos de complicidad que solo eran escuchados por ellos, era algo que necesitaba para tener un buen día.

Hoy, sin embargo, lo era. Era un buen día por que sabía que había llegado el día en que se uniría aun mas a Erick y lo tendría en las buenas y en las malas a su lado, y no podía estar mas feliz.

Que irónico, si antes le hubiesen dicho que estaría apunto de casarse, que se sentía feliz y dichoso, probablemente los hubiera mandando por un tubo y haría de todo para que pagarán su disgusto. Cosas de la vida, maravillosa jugada destino.

Al secar su cuerpo con parsimonia se colocó su ropa interior para después tumbarse en la cama, de nuevo. Alcanzó su celular y sin pensarlo dos veces marco a la persona que le hacía falta; Erick.

¿Que paso? —se escucho del otro lado en un susurro, le fue inevitable contener que una sonrisa tonta adornara sus labios.

Nada malo. Solo quería escuchar tu voz — contestó sin perderse el suspiro que soltó su amado.

Yo también, no sabes lo solo que me sentí en la noche. Hablaba y no obtenía respuesta, también note la ausencia de tus abrazos y me sentía pésimo —confeso melancólico —. ¿Cuando fue que me acostumbre a ti?

¿Necesitas una respuesta o es una pregunta retórica? — sonrió con burla, recibiendo un quejido por parte de Erick —. Ya, ya perdón. Pasé por lo mismo que tu. No sé cuando empecé a necesitarte tanto, me sentí endemoniadamente solo por que, literalmente, lo estaba y lo sigo estando. Pero ahora al escuchar tu voz y al saber lo que me dijiste siento algo cálido en mi pecho que solo tu logras encender.

Casate Conmigo. ||Chriserick||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora