Advertencia de edad. Lee este capítulo bajo tu responsabilidad.
Años atrás:
Al día siguiente, sin embargo, no recibo llamada alguna de Annie. Le mando mensajes pero no me los responde, detalle que me extraña. Un miedo empieza a invadirme, propiciado por su ausencia: ¿y si se ha arrepentido de lo sucedido ayer? ¿Y si ya no le intereso? ¿Y si ha vuelto con Adler? Niego con la cabeza y suspiro. No puedo pensar así, no es justo, quizás solo necesita un tiempo para aclarar las ideas y nada más.
A la tarde, cuando suena mi teléfono, corro a responder, pero la fingida voz femenina que está al otro lado del terminal pertenece, en realidad, a mi mejor amigo.
—Cariñito mío, tengo hambre, dame tu churro —escucho eso y, después, una sonora risa.
—Cállate, Klaus, sé que eres tú.
—Oh, ¿tanto se ha notado?
—Ella no habla así.
—Ay, no te noto tan emocionado como ayer, que parecías una fangirl conociendo a su boyband favorita. —¿Eh?—. ¿Qué sucede? ¿Aún no has hablado con ella?
—No —respondo tras dudarlo un poco, y me preparo para que se burle de mí o para que me suelte su sermón sobre lo traicionero que es el amor.
Lo escucho tomar aire para hablar. Venga, di lo tuyo, Klaus.
—No te preocupes, Samuel, seguro que está ocupada. En cualquier momento hablarás con ella.
—¿Qué? —suelto, sorprendido por su comprensión.
—Que todo saldrá bien. Insisto, no te preocupes. Y si tan impaciente estás, ve a su casa.
—Tienes razón, iré ahora. Gracias, Klaus.
—¿Samuel Müller me acaba de decir que tengo razón en algo? No, espera, espera, ¿Samuel Müller me acaba de dar las gracias? Creo que voy a llorar, joder. ¡Que alguien me traiga un pañuelo limpio!
—Bah, cállate. Hablamos luego.
Cuelgo el teléfono antes de que a él le dé tiempo a despedirse. Sin pensármelo dos veces, voy directo a la casa de Annie. Cuando llego, sin embargo, nadie me abre por mucho que aporree la puerta. Llamo al teléfono fijo, que suena tantas veces que pierdo la cuenta. Nada, nadie me lo coge. Camino hasta la ventana de la habitación de mi amiga y empiezo a tirarle las bellotas del roble que tienen en el pequeño jardín. En un momento dado, vislumbro una tenue luz dentro de la habitación, lo que me indica que, posiblemente, ella esté allí. Aun así, no da señales de vida. Pasado un rato, decido retomar el camino de vuelta a casa, con una creciente presión en el pecho que me ahoga. ¿Qué sucede ahora mismo en su mente? ¿Por qué me ignora?
Dejo pasar los días, mientras me devora el germen del miedo y la impaciencia. Mi ánimo decae y la voz de Annie se repite una y otra vez en mi mente, pronunciando las palabras que más temo escuchar:
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Rompiendo mi monotonía.
Teen FictionSamuel Müller y su nuevo compañero de clase, Rainer Wolf, competirán por una beca para estudiar en Estados Unidos. Lo que ninguno de los dos sabe es que esta rivalidad se convertirá en un profundo y complejo amor. 🏳️🌈 Historia con representación...