Quédate conmigo.... (Alonso Villalpando)

Capítulo 20 "Me gustas"

Alonso pov

Un mes, estuvimos un mes hablando solamente por inbox, mensajes de voz e incluso algunas llamadas que fueron casi las últimas advertencias que tuve a bien darle antes de tomar de decisión de arriesgarme a llegar a algo más.

Mis amigos habían dicho cientos de veces que estaba loco, que aquella relación inexistente en realidad no tenía futuro, todos los decían, excepto Jos, mi mejor amigo se mantenía al margen de la situación, pero siempre alentándome a seguir sin que los demás lo supieran, porque así era él. Fiel y leal a mi, a nuestra amistad que había comenzado desde niños, él me conocía mejor que cualquier otra persona, incluso mejor que mis hermanos o mis padres y eso, ya es demasiado que decir.

Por eso, sus palabras, me dieron el último aliento que necesitaba para ponerme de pie el mismo día en que se cumplía un mes de haberme estrellado con ella por primera vez y arreglarme pensando en que aquel, sería el día en que la buscaría y le confesaría todo lo que estaba sintiendo por ella desde el primer momento en que comenzamos a hablar.

Aquel día, por cuestiones del destino quizá, aún sabiendo que iba tarde, no me apresuré y dejé que el auto me llevara hasta la escuela a pesar del tráfico, en una velocidad mucho más lenta de la usual. Entré a la escuela al tiempo que lo hacían la mayoría de los alumnos corriendo para llegar a clase ese lunes y justo, como aquella primera vez, al girar en la misma esquina en que la conocí ella, que debía estar llegando tarde tanto como yo, se estrelló con mi nariz; un dejavú cruzó por mi mente en un microsegundo.

Entonces estallé en una risa que la contagió a ella, que unos pasos atrás, me miraba riendo y sobándose la frente como la última vez lo había hecho, aunque ahora sus mejillas coloradas fueron sustituidas por una blanca y brillante sonrisa que fue luego cambiada por un sexy movimiento en que ella se mordía su labio inferior con los dientes y sus manos jugaban con su cabello, haciéndola lucir espectacular.

Nos miramos fijamente uno al otro por unos segundos hasta que ella desvió su mirada hacia un lado, viendo quizá que alguien más podía estar detrás de mí, retrocedió unos pasos. Luego, mi cuerpo volvió a tomar el control de mi actuar y se movió hacia adelante para evitar que ella se distanciara, ella me miró y yo la miré de nuevo, se quedó congelada y nuestras respiraciones se unieron en una sola poco antes de que mis manos subieran a sus mejillas para acariciarlas y mis labios depositaran un casto beso en sus labios que no tardaron en dejarse llevar.

Ella cerró los ojos al tiempo que subía sus manos a mi pecho y temblando, las puso sobre éste dándome a entender que, aun cuando pensaba quizá en separarme, no lo hizo porque estaba tan conmocionada por las sensaciones que ese beso trasmitía, de la misma forma en que lo estaba yo.

Nos separamos segundos después, cuando ambos abrimos los ojos y caímos en cuenta de lo que sucedía, entonces di un paso hacia atrás y me llevé una mano a la nuca mientras decía lo que supuse, era más que obvio en aquella situación, pero que ya no podía guardar dentro de mí ni un instante más.

"Me gustas Maddi" Fueron las tras palabras que mis labios pronunciaron sin medir las consecuencias, mismas que llegaron cuando ella mordió sus labios y bajó la mirada al suelo. Nervioso y en shock por su actuar, la vi rodear mi espalda con sus brazos y recostar su cabeza en mi pecho, yo la abracé de igual forma tratando de interpretar su silencio, pensando quizá que me había apresurado o que ella no se sentía de igual forma.

Comencé a tener una batalla interna de sentimientos encontrados que recriminaban mis acciones hasta que la escuché a ella susurrar con especial seguridad "Me gustas también" Sonreí, pues no supe que más hacer y me dejé envolver por todas las sensaciones que aquel abrazo me hacía sentir, olvidándome por un momento que me encontraba a mitad del pasillo y que podía quizá estar fantaseando con aquella escena al menos hasta que los murmullos a nuestro alrededor comenzaron a inundar mis oídos haciéndome caer en cuenta de que todo aquello, era más que real.