Capítulo 31 "Me encantas"

25 3 0
                                    

Maddison pov

Y allí estábamos... ámbos afuera de la escuela, mirándonos fijamente. Alonso tenía una expresión de temor y confusión,  parecía que esperaba que le reprochara por la fiesta una vez más, sin embargo, una fuerza mayor e inexplicable me hizo borrar todo deseo de enojarme con él y me llevó a mirarle con ternura.

Sus ojos azules y su cabello despeinado hacían juego con su nariz y pómulos perfectos, que acompañaban a sus labios color durazno que me llamaban con insistencia, pidiéndome a gritos que lo besara. 

Así, siguiendo mi instinto lleno de deseo, me acerqué a él y lo vi acercarse a mi también, como si hubiera entendido lo que deseaba y por ello, aquel beso que sabía que llegaría de sus labios a los míos no tardó en hacerlo de forma lenta y especial.

Fueron unos breves segundos, quizá tres o cuatro los que permanecimos unidos por aquel mágico momento. Una vez que nos separamos, ambos nos quedamos mirando fijamente y sonreímos.

Un instante después, el tomó mi mano y sin más, me llevó hasta donde estaba su auto, abrió la puerta y me hizo pasar. Confundida, le miré mientras él corría hasta el otro lado del auto para subirse y cerrar las puertas, esto último me hizo reír, pues pude notar que no deseaba que yo me escapara.

Yo: Estas loco Alonso, dejame salir
A: No, ahora iremos a donde yo quiero ir
Yo: Ja, ja. Muy gracioso, ¡abre ya! Enserio Alonso, debo ir a casa, mis padres se van a preocupar si no llego.
A: ¡Dah! Pues márcales o mándales un mensaje para avisarles
Yo: Mmm...vale...

Busqué mi celular en mi mochila al tiempo que Alonso encendía el auto y comenzaba a manejar. Cuando encontré mi celular busqué el número de mi madre para llamarla y no me contestó, le marqué a mi padre y como si se hubieran puesto de acuerdo tampoco respondió.

Resoplando molesta porque no me respondieran, decidí mandarle un mensaje a mi madre así que comencé a escribir. A mitad de mi mensaje me di cuenta de que Alonso se acercó para ver lo que escribía, aproveché su actuar para hacerlo preocupar, fingiendo molestia.

Yo: ¿Qué haces Alonso Villalpando? ¿Acaso me estás espiando?
A: Ahhm... no...no lo hago
Yo: Si, cómo no. ¡Estabas mirando lo que escribía!
A: ¡Oh vamos! Es cierto que lo hice, pero... No te molestes conmigo...por favor...

Sus últimas palabras, pronunciadas acompañadas de una mirada dulce y tierna y un puchero digno de un bebé, me convencieron de reír nuevamente por sus locuras, pero antes fingí estar molesta sólo un poco más, para ver hasta donde llegaba.

Yo: ¡Ah entonces admites que me estabas espiando!
A: Maddison... ¿enserio estas molesta? Pero si no es para tanto...
Yo: ¡Ah! ¡¿No es para tanto?!
A: No...
Yo: Yo no te espío mientras contestas los mensajes de tus diezmil novias... Pero tú, en cambio, me espías cuando estaba mandando un mensaje a mi madre... ¿acaso desconfias de mi?
A: ¡Pfff! !Jajajaja! ¿Diezmil novias?
Yo: ¡Suficiente! ¡Detén el auto Alonso, me voy a bajar!
A: ¿Hablas enserio? No voy a detener el...
Yo: ¡Déten el auto!... ¡Ahora!

Alonso me miró entonces y río como loco, mostrando su perfecta dentadura una vez más, acompañada de los hoyuelos que me fascinaban y entonces dijo algo que me obligó a cambiar mi estrategia, pues me desarmó justo cuando lo escuché hablar.

A: Por eso me encantas Maddi...

Durante los siguientes minutos, horas y días, no pude dejar de pensar en sus palabras y en la forma tan dulce y linda de decirlo con esa voz tan suave y varonil que el tenía, acompañada de su sonrisa y el hermoso brillo de sus ojos azules.

Quédate conmigo.... (Alonso Villalpando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora