Capítulo 37 "Perdí el control"

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Alonso pov

Sin duda alguna, uno de los peores errores que cometí ese año fue haber aceptado ir a la fiesta, misma por la cual dejé sola a Maddison en su casa, después de haber estado besándola con una sensación de atracción que no había sentido antes por ninguna otra chica. 

Y no digo que la fiesta hubiera sido un asco, pues la neta me divertí en grande con mis amigos y, bailar con Pamela tampoco fue tan malo, sin embargo, fue justo lo último que hice, lo que provocó que mi mundo se pusiera de cabeza de la noche a la mañana con ayuda de una simple foto que postearon las amigas de Pamela. 

Claro está que Pamela, los amigos de Pamela, mis amigos y yo, todos los que asistimos a aquella fiesta sabíamos que entre ella y yo no había pasado nada, que aquella foto estaba truqueada, pues parecía que nos estábamos besando pero en realidad no había sido así. Y aunque habernos besado no hubiera tenido nada de malo, pues a fin de cuentas ella y yo éramos solteros, por alguna extraña razón, durante toda la noche de la fiesta y las noches siguientes no me pude sacar de la cabeza la imagen de Maddison, su mirada llena de reproche y de sentimiento, luego de que la dejé en su casa aquella tarde. 

Aun así, nada me preparó para la sensación que tuve de que algo había hecho mal, luego de que la dichosa foto apareciera en redes sociales y comenzaran los rumores acerca de un supuesto noviazgo entre Pamela y yo, mismo que NO existía y aunque yo lo negaba una y mil veces con mis amigos, ni ellos me creían, fue precisamente una platica que tuve con Jos la que me hizo dar cuenta de que todo se había salido de control. 

Habían pasado dos semanas de la fiesta y dos de que la foto se mostrara en público y ésta seguía siendo la más vista por todos los alumnos de la escuela, por lo cual, los comentarios no cesaban y menos lo hacían, dado que Pamela parecía esforzarse por hacer que éstos prosiguieran, al principio no le tomé importancia, pues creí que pasaría lo mismo que sucedió con la foto que nos habían tomado a Maddison y a mí en la cafetería, la cual se había vuelto viral y en unos días había sido olvidada, pero claro, que nuevamente me equivoqué y así me lo hizo saber Jos, una tarde mientras estábamos jugando videojuegos en su consola. 

Jos: ¿Entonces qué wey? ¿No te molestan los rumores de tu noviazgo con Pamela?

Yo:  Neh, sólo son rumores. 

Jos: Hum... ¿y estas seguro de que ella lo sabe?

Yo: Wey, Pamela y yo solo somos amigos. 

Jos: ¡Lo sabía! Entonces la que te gusta no es Pamela sino Maddison, ¿verdad?

Yo: ¿Cómo?

Jos: No te hagas Villalpando, te he visto buscándola en cada pasillo de la escuela y entrando a su perfil en el whatsapp más de diez veces al día.

De todos mis amigos y de todas las personas que estaban cerca de mí, incluyendo a mis padres, el único que sabía lo que me sucedía siempre, era Jos. A pesar de que mis pensamientos seguían girando en torno a Maddison y me seguía preguntando si ella pensaba también en mí, no me atreví a llamarla o mandarle mensajes en los siguientes días, creí que quizá ella estaría molesta por lo que se rumoraba y que si la buscaba para negarlos ella no iba a creerme, entonces decidí dejar que las cosas se enfriaran antes de intentar saber algo de ella. 

Habiendo creído que habìa tomado la decisión correcta, no la busqué y esperé a encontrarme con ella cara a cara para enfrentarla. Lamentablemente, cometí un grave error, pues los rumores aumentaron conforme los días pasaron y cuando quise detenerlos, ya fue demasiado tarde, pues Pamela se había encargado de asegurar a todos que nuestro "noviazgo" era real.  Seguramente, fue eso lo que hizo, que el día en que, por fin me encontré a Maddison en la cafetería, y que me sentía con ganas de correr a abrazarla, ella me evitara.

Al principio creí que lo merecía por no haberla buscado antes, pero luego de saber que ella se había volteado hacia otro lado porque Pamela había llegado por detrás mío para saludarme con beso y abrazo, entendí que si no le ponía un alto definitivamente, iba a perder a la única chica que en verdad me interesaba, pensar en esto último me puso alerta y de inmediato me alejé de Pamela y comencé con la declaración de amor más improvisada que hubiera podido pensar jamás. 

Pamela: ¿Qué te pasa Al? ¿Por qué te alejas?

Yo: Ya te había dicho que no me saludaras de esa manera, Pamela. Me hostigas.

Pamela: ¡Uyyy! ¡Perdón, señor delicado! Creí que sólo lo habías dicho jugando, la otra vez.

Yo: Pues ya sabes que no es así, deja de hacerlo. Y deja también de decir que somos novios, eso no es verdad y lo sabes. 

Pamela: Hmmm, no sabía que te molestaba tanto.

Yo: Pues sí, me molesta y mucho más de lo que crees.

Pamela: ¡Ay!¿Pero, por què? Si tú sabes perfectamente que me gustas y yo te gusto, ¿No?

Yo: De hecho, tú no me gustas Pamela, me gusta alguien más.

Pamela: ¿Còmo? ¿Hablas enserio? ¿Y puedo saber quién es ese "alguien"?

Yo: Es una hermosa niña, de tez morena clara y cabello castaño, que ha puesto de cabeza mi mundo, desde el primer día en que nos estrellamos en el pasillo. Quien por cierto, tiene un carácter de los mil demonios y es muy celosa pero eso también la hace ser muy linda y especial.

Inconscientemente la miré, busqué su rostro con impaciencia, tratando de descifrar lo que ella pensaba. Ella pareció sentir mi mirada, pues enseguida se giró y me di cuenta de que sonreía al mismo tiempo que se sonrojaban sus mejillas, sonreí al saber que seguía cerca de mí y que había escuchado mis palabras. Mi sonrisa se ensanchó cuando la miré temblar de pies a cabeza, morder sus labios y mirar el piso con nerviosismo, como si supiera que por mi mente cruzaba la idea de besarla. 

Me acerqué, sintiendo la necesidad de hacer lo mismo que pensaba, me olvidé que estaba en la cafetería, que había cientos de chicos y chicas a nuestro alrededor, que Pamela y yo estábamos hablando unos instantes antes, e incluso me olvidé que había preparado una canción para cantársela a manera de declaración, perdí el control de mis acciones, de mis pensamientos y me dejé guiar por mis deseos, así cuando me di cuenta, ya me encontraba presionando mis labios sobre los suyos, iniciando un cálido beso que ella continuó. 

Sonreí entre dientes sin despegarme de ella, rodeé su cintura con mis manos y ella mi cuello con las suyas. Y el tiempo se detuvo de un segundo al otro, para mí, para ella y para los dos.Fue justo en ese momento, entre murmullos y con las sensaciones a flor de piel, cuando me di cuenta de que la había extrañado muchísimo y eso, me confirmó que en realidad, lo que sentía por ella, sí era amor. 

Quédate conmigo.... (Alonso Villalpando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora