Quédate conmigo.... (Alonso Villalpando)

Capítulo 64 "De pinta"

Maddison pov

La mañana del día siguiente a la comida con la familia de Alonso, me desperté de pésimo humor tras darme cuenta de que había olvidado poner a cargar mi celular por la noche y, por ello, no tenía pila y mi despertador no había sonado. En conclusión, sabía perfectamente que iba a llegar tarde a una de las clases con los maestros más odiosos de la escuela, Literatura. 

La materia de literatura me gustaba, era interesante y muy entretenida, pero el profesor de la materia era quizá el hombre más puntual de la tierra, lo que significaba que, si llegabas una milésima de segundo después de él, la puerta se cerraría en tu cara y, por ningún motivo se volvería a abrir hasta finalizadas las dos horas de clase. 

Por ello, aquella mañana en que salí prácticamente despeinada, desmaquillada, sin desayunar y corriendo hasta el salón de Literatura, faltando menos de un minuto para que la puerta se cerrara, fue todo en vano, pues justamente cuando llegué a la puerta, ésta estaba siendo cerrada por el profesor, quien prácticamente ignoró mis gritos y groserías lanzadas tras haberme caído de sentón al piso por culpa suya. 

Pero no, el no se compadeció de mi y me dejó allí afuera mientras un montón de alumnos se burlaban de mi caída, la cual seguro debió haber sido épica e incluso estaba segura que ahora rondaba por las redes sociales en toda clase de gifs y videos altamente virales. 

En fin, luego de mi aparatosa caída y el ridículo en que quedé frente a los que me vieron en el pasillo y que me verían después en internet, me resigné a esperar las próximas dos horas sentada en la cafetería escuchando música y quizá tomando una lechita con chocolate para calmar mi mal humor. Decidido lo que iba a hacer, me dirigí hacia la cafetería, para mi mala suerte no había lechitas con chocolate así que me fui a sentar a una mesa, me puse los audífonos y me recosté deseando que aquel día terminara pronto. 

Unos minutos después, me llevé el susto de mi vida cuando sentí las manos de alguien sobre mis hombros, entré en pánico, lo juro, ya me veía yo siendo secuestrada a mitad de la desierta  cafetería de la escuela, en donde ni los cocineros mismos se encontraban presentes y no había cámaras de seguridad visibles que pudieran delatar al culpable. Vale, exageré, pero la verdad que mi primera reacción si fue de espanto y, por eso, empecé a darle golpes a la persona que se encontraba detrás mío y que, enseguida comenzó a reír. 

Una vez escuchando su risa, reconocí e imaginé a la perfección la cara de mi novio Alonso, a quien volteé a ver molesta por su aparición tan repentina y, aunque al principio me sentía molesta, cuando lo vi, con esos hoyuelos en ambas mejillas, esa sonrisa perfecta y el hermoso brillo en sus ojos celestes, que le quedaban perfectos en conjunto con su rostro angelical, no pude evitar sonreír. 

Me dijo que tenía clase libre y yo le conté que, mi clase libre más bien era obligada por mi "puntualidad de mierda" lo que me ganó una sonora carcajada de parte de mi novio, quien se veía lindo hasta cuando se burlaba de mí. Eliminando aquel pensamiento de mi cabeza, recordé una de las primeras salidas que tuve con él, en una ocasión casi similar a ésta, en donde él me llevó a un restaurante y fue incluso el día en que por primera vez me nombró como su novia frente a alguien más. 

Sonreí entonces y me puse de pie, solo para tomar su mano y decirle que se me acababa de ocurrir una gran idea, él no opuso resistencia y, me dejó guiarlo hasta la puerta de salida, entonces pareció comprender lo que yo quería hacer y, ensanchando su sonrisa de oreja a oreja me dijo en dónde se encontraba su auto, mismo al cual nos dirigimos para poder irnos de pinta, una vez más.