Capítulo 44 "Silencio incómodo"

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Maddison pov

Después de que Alonso y yo nos convirtiéramos en novios oficialmente, todos comenzaron a tratarme mucho mejor que antes, las zorras de la secundaria me respetaban e incluso me saludaban cuando me veían, obvio todas menos Pamela, quien seguía insistiendo en que Alonso debería ser de ella.

A pesar de la incomodidad que sentía al pasar por los pasillos y que todos me saludaran amablemente, nada me hacía más feliz que entrar a clases luego de que mi novio me besara para desearme un buen día. Mis amigas estaban contentas por mi y constantemente me decían que yo era una afortunada, claro que no tardé en darme cuenta que al menos Mía lo decía sin quitarle los ojos de encima a Bryan, uno de los amigos de Alonso.

Durante el recreo, hacia varios días que mis amigas y yo nos juntábamos con Alonso y sus amigos, lo que rápidamente nos volvió populares a las tres, logrando que Pamela enloqueciera e hiciera berrinches, a mitad del pasillo, porque ella quería sentarse en esa mesa.

Sin embargo, hubo un día en que ella se puso más loca que otras veces, mismo en que salí de la cafetería riendo muy contenta por ver que intentaba acercarse a Alan como buena zorra que era y éste la rechazó, diciendo que tenía cosas más importantes que hacer. Alonso no dejó de mirarme en todo el camino a mi salón y eso me sacó de onda, iba a preguntarle qué le pasaba y entonces desapareció.

Le resté importancia a ese hecho y esperé a la hora de la salida para encontrarme con él nuevamente y que me llevara a mi casa como ya era costumbre. Ese día íbamos en su auto en medio de un silencio muy incómodo, así que me atreví a preguntar.

Yo: ¿Alonso? ¿Estás bien?
A: Si, Maddi
Yo: Humm... Estás más callado de lo normal, ¿pasó algo?
A: No nena, todo está bien.
Yo: Okay...

Cuando llegamos a mi casa me di cuenta de que los autos de mis padres no estaban, así que lo invité a pasar. Alonso aceptó aunque no parecía tan entusiasmado como otras veces, suspiré y abrí la puerta de entrada en silencio. Pasamos los dos a la sala y encendí el televisor, y durante más de 10 minutos miré de reojo la expresión de Alonso y me di cuenta de que algo estaba mal, así que apagué el televisor para preguntarle una vez más.

Yo: Alonso, ¿qué tienes? Dime de una vez, me estás poniendo nerviosa...
A: ¿Te gusta Alan?
Yo: ¡Pfffffff! ¡¿Qué?! ¡No! Claro que no... ¿porque dices eso?
A: Bien...

Y un nuevo silencio incómodo se formó entre nosotros, lleno de suspiros de Alonso que terminaron de ponerme nerviosa. Entonces me acerqué a él y está vez fui yo quien tomó la iniciativa al obligarlo a girar su rostro usando mis manos para poder besarlo.

Un beso lleno de pasión y de ansiedad, fue el que surgió enseguida, pues tan pronto como el me siguió el juego, se giró de cuerpo entero para quedar frente a frente conmigo y para obligarme a acostar en el sillón sin separarnos ni un segundo de aquel beso ardiente que ya comenzaba a elevar la temperatura.

Quédate conmigo.... (Alonso Villalpando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora