Capitulo 58 "Incómodos"

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Maddison pov

Mientras las manos de Alonso peinaban mi cabello y bajaban lentamente por mis brazos y llegaban a mis piernas, sus labios me llevaron a perder el control de mi propio cuerpo entre beso y beso que él depositaba en mi rostro, en mi cuello y sobre mis hombros.

Me encontraba acostada de espaldas en mi cama, disfrutando cada beso y cada caricia que Alonso me hacía sentir. Sus ojos, turquesa me miraban y tras ver mi reacción, que supongo demostraba lo bien que me sentía gracias a él, lo vi sonreír un par de veces.

Sonreí de igual forma, al sentir su respiración agitarse minuto a minuto. Me encantaba saber que no era la única que se encontraba inmersa en aquella sensación. Fue como si ambos estuviéramos dentro de una burbuja, en donde solo estábamos nosotros dos, en donde no importaba lo que había pasado antes, sino más bien lo que estaba pasando en ese momento y que tanto estábamos disfrutando los dos.  

Caricias, besos, respiraciones agitadas y latidos acelerados del corazón, nos envolvían en un instante perfecto de vida. Ese, en donde nada más importa, pues te sientes bien al saber que eres correspondida por el chico que te gusta. No hay mejor forma de describir lo que mi cuerpo anhelaba con ansias, como lo era, sentir a mi novio más cerca de lo que estaba, olvidando todo y entregándonos el uno al otro; algo que Alonso y yo sabíamos que deseábamos que pasara, conscientes de que la pasión se desbordaba. 

De pronto, él se detuvo en seco, dejó de besar y de acariciar mi cuerpo e incluso se separó de mí por completo, actuar que me obligó a abrir los ojos de golpe para buscarlo con la mirada. Lo que miré entonces me extrañó, pues Alonso se encontraba sentado a menos de un metro de mí, con la cara agachada y cubriendo su rostro con ambas manos, mientras trataba de calmarse después de lo que acababa de pasar  y que, seguramente le había provocado una reacción corporal, que por alguna razón intentaba reprimir, aun cuando sabía que yo también deseaba que pasara algo más, lo que me impulsó a cuestionarlo por su actuar. 

Yo: ¿Alonso? ¿Estás bien? ¿Qué pasa?

El silencio incómodo se hizo presente tras mi pregunta, instantes más tarde, cuando por fin logró encontrar las palabras para explicarme lo que sucedía, se puso de pie y comenzó a caminar dando vueltas por la habitación mientras hablaba, lo que me hizo suponer que estaba nervioso y esperaba quizá, que no me molestara, pues no me miró.

Alonso: Lo que pasa... Lo que sucede es que...  Es que esto está mal... No quiero que pienses que solo te busco cuando necesito satisfacer mis deseos. No quiero que pienses que solo me acerco a ti por eso. Aunque claro que me encantas y me provocas unas ganas inmensas de estar contigo, pero de verdad, yo... agh... no sé... sólo... es que no quiero que te sientas utilizada por mi, solo porque no puedo controlar mi cuerpo... 

Esa era la primera vez que veía a Alonso tan vulnerable y avergonzado en serio. Y, quizá por eso me sentí mal por tener el deseo de estar con él de igual forma minutos atrás. Yo sabía que después de haber estado alejados algunas semanas por diversos motivos, lo que Alonso sentía era remordimiento por que me hubiera estado ignorando para tratar de ayudar y solucionar los problemas de los demás. 

Sin embargo, creí que al haber permitido que sus besos y caricias continuaran, él se iba a dar cuenta de que también deseaba que esa noche pasara algo más. Pese a que no había sido así y, en realidad yo esperaba algo más, pensé en decirle que nada de lo que había dicho él era cierto, pero una vez que me acerqué a él por la espalda y lo abracé, mi mente se quedó en blanco, obligándome a guardar silencio mientras recostaba mi cabeza sobre su hombro. 

En esa posición, permanecimos unos minutos en completo silencio, dándonos espacio a ambos para asimilar lo que sucedía y tratando así de tomar una decisión. Y, dado que era yo quien debía de decidir lo que sucedería aquel día, respondiendo a las palabras de Alonso, no hablé sino hasta que estuve completamente segura de lo que iba a decirle y una vez que fue así, suspiré profundamente y dejé que las palabras fluyeran sin pensar.

Yo: Gracias por pensar en mí. Por estar aquí, por demostrarme que me quieres y que te importo...

Bajé la mirada por completo apenada y el silencio se hizo presente una vez más en mi cuarto, pero esta vez, fue por un lapso de tiempo más corto, puesto que Alonso lo rompió acercándose a mí para depositar un dulce beso en mi mejilla para después ponerse de pie e ir al otro lado del cuarto, buscar las bolsas había traído, volver a la cama, sentarse a mi lado y decirme que nos quedaban dos horas antes de que llegara mi padre y aún no habíamos comenzado a ver la película de superhéroes que le había prometido.

Sonreí mientras él sacaba todo lo que había traído dentro de las bolsas y tomé la computadora, para buscar la película que vimos entre risas, gritos y aplausos. Finalmente Alonso se fue a su casa tras el término de la película y me quedé sola en mi habitación, recordando lo que había sucedido aquella tarde y recriminándome a mí misma por ser demasiado egoísta como para pensar en lo que Alonso quería, sentía o pensaba, sobre nuestra relación. 


Quédate conmigo.... (Alonso Villalpando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora