Capítulo 6 "No te rías"

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Alonso pov

Luego de despedirme de mi mejor amigo, Jos, quien había caminado en dirección contraria a la mía para buscar su salón de clase, comencé a caminar hacia el aula que me correspondía a mi.

Mientras caminaba tranquilamente conociendo el lugar y ubicando los puntos más relevantes del edificio, los chicos que llegaban tarde a clase se apuraban por pasar entre los casilleros buscando sus salones, algunos caminaban y otros corrían, lo que me causó gracia al pensar, que igual todos llegaríamos tarde.

Riendo para mis adentros tras pensar en eso último, seguí caminando mirando con detenimiento cada puerta para localizar el resto de mis aulas de clase y aunque sabía que me sería de utilidad hacerlo, mirar hacia todos lados menos hacia el pasillo por donde caminaba fue un gran error.

Error, que no hubiera significado nada de nada si el resto de los alumnos se hubieran percatado de mi presencia. Lo cierto es que en ese momento nadie prestaba atención, todos corrían o caminaban distraídos, me incluyo en esa última categoría en donde permanecí hasta antes de que alguien se estrellara conmigo.

Dos segundos, mantuve la cabeza al frente por dos segundos, antes de que alguien llegara corriendo dando vuelta a la esquina del pasillo sin cuidado alguno y entonces se estrellara con mi nariz.

Me llevé las manos a la nariz de inmediato para tratar de calmar el dolor que me había provocado el choque con su frente, pero entonces me di cuenta de que era una chica, la que caía al suelo de senton tras el impacto y fue tan gracioso, que tuve que luchar con todas mis fuerzas para aguantar la risa al tiempo que los de nuestro alrededor se reían y ella hacia berrinche.

Vi de reojo cómo sus libros y cuadernos habían salido volando esparciéndose en el piso, por eso tomé un respiro y me incliné a recogerlos rápidamente, escuchando que los demás se alejaban riendo y sintiendo su mirada fija sobre mi.

Regresé a ella y le ofrecí la mano sonriendo, ella no reaccionó durante algunos segundos, tan solo mirándome fijamente lo que me hizo ruborizar un poco mientras veía que sus mejillas se ruborizaban también y reí bajito cuando desvió su mirada avergonzada.

Le dije que lo sentía, varias veces, tratando de sonar convincente y ella sólo asintió poniéndose de pie.

- De verdad lo siento... no te vi venir desde el otro lado del pasillo...
Ella: Ehm...si...no te...no te...preocupes, yo...Ehm...lo siento...no debí correr sin cuidado...espero no haberte lastimado
- Vale, tranquila...¿Tú estás bien?
Ella: Je...je...si...
-Ehm...aquí tienes tus libros
Ella: Gracias...

Tomó sus libros sin dejar de mirarme, sonreí tratando de ocultar mi nerviosismo ante su repentina adicción por mirar mi rostro y desvíe la mirada cuando nuestros ojos se cruzaron sin poder evitar sonreír de lado al darme cuenta de que ella estaba completamente ruborizada.

Quédate conmigo.... (Alonso Villalpando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora