Capítulo 39 "Plan"

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Alonso pov

Después del alboroto que causé con la discusión que tuve con Pamela en la cafetería y sobre todo con el beso que le di a Maddison luego de eso, nadie podía negar que ella era quien en verdad me interesaba, ni siquiera yo. 

Sinceramente no recuerdo en qué momento me enamoré de ella, no sé si fue nuestra cercanía o su forma de ser, solamente sabía que ella me encantaba, porque siempre se mostraba natural y siempre era honesta consigo misma y con los demas. Sus expresiones me lo decían todo, si estaba molesta o si estaba triste, e incluso si estaba nerviosa porque yo estaba cerca, eso último era lo que más me volvía loco. 

Porque, así como a ella le sucedía, yo me moría de los nervios cuando la veía y más aún cuando la tenía cerca de mí. Aunque fingía que mi corazón no se aceleraba cuando tomaba su mano y la besaba frente a todos los compañeros de la escuela, la verdad era que cada vez que nuestras manos se unían, que escucha su risa o que besaba sus labios, mi cuerpo entero bailaba por dentro, en una fiesta sin fin de emociones que expresaba con sonrisas y comentarios algo irónicos, para molestarla o provocar una expresión de molestia o burla de su parte. 

Ese jugar, esos momentos de diversión a su lado, no los cambio hoy ni los cambiaré nunca, pues me encantaba verla ser feliz al verme hacerle gestos o comentarios frente a todos los demás. Día a día, mi necesidad por estar cerca de ella y seguirla a todos lados se volvía más anhelada, por eso, la esperaba afuera de la escuela por las mañana para saludarla y por las tardes para llevarla a su casa, eso sí, durante las clases trataba de dejarla tranquila para que estudiara y conviviera con sus amigas, tampoco quería ser una molestia para ella, aunque personalmente, mi mente y mi corazón no dejaban de pensar en ella ni un solo segundo desde aquel día en que la encontré.

Esa tarde, luego de confirmar frente a toda la escuela que Maddison me encantaba, tras besarla en medio de la caftería, la escuela entera enloqueció con comentarios de todo tipo, algunos positivos con respecto a nuestra relación y otros no tanto, debido a que mi popularidad estaba más que encaminada a aliarse con la de Pamela y no compartirla con alguien más. Pero eso no me importó y por ello, aquel mismo día tomé la decisión con hacerle saber a ella lo que realmente sentía.

La esperé afuera de la escuela y tras verla salir con sus amigas, no pude evitar entristecerme al pensar que quizá ella no ansiaba estar conmigo tanto como yo. Por ello opté por darme la vuelta y caminar de nuevo hasta mi auto. Sorprendentemente, unos segundos después, ella se despidió de sus amigas y entre risas y miradas de complicidad, la escuché llamarme.

Sonreí al verla caminar con paso decidido hasta donde me encontraba, entonces le cuestioné su actuar con una siemple pregunta.

Yo: Hola Maddi, ¿te llevo?

Ella asintió y me dejó tomar su mochila para subir al auto, el cual yo abrí segundos antes para permitirle el paso. Dejé su mochila en la puerta de atrás y luego corrí hasta el otro lado, me subí y encendí el auto en dos movimientos, para no darle tiempo de huir mientras era ella quien me cuestionaba al ver que tomábamos un rumbo diferente al de su casa. 

Maddison: Y... ¿a dónde vamos? 

Yo:  A casa

Maddison: Mi casa queda al otro lado Alonso 

Yo: Ya se, pero hoy vamos a mi casa

Maddison: A tu...a tu.... espera.... ¡¿Qué?!

Sonreí al ver su expresión de reojo, ella se había puesto colorada y sus ojos mostraban algo de temor, mezclado con preocupación y al mismo tiempo con algo de coraje, por verme sonreír, sabía que ella odiaba que yo hiciera lo que quisiera sin pedirle opinión alguna, aceleré entonces temiendo que ella fuera a salirse del auto, mientras continuaba nuestra charla.

Yo: Tranquila, sólo es una casa
Maddison: Si, pero... No puedo ir a tu casa...
Yo: ¿Y por qué no? Yo ya conozco tu casa, pero tú no la mía. Sólo iremos a que la conozcas.
Maddison: ¡Si, cómo no! Alonso no... ¿qué tal si está tu familia?
Yo: ¡Nah! Mis padres están en su trabajo y mi hermano debe estar en el entrenamiento de fut. No te preocupes, estaremos bien.

La miré sonriendo y vi que su cara de preocupación seguía allí, pero luego fue sustituída con una sonrisa muy ligera que me hizo tomar confianza para seguir manejando hasta que llegamos a mi casa. Me estacioné y bajé del auto pronto para ir a abrirle la puerta a ella, quien seguía dudosa de seguirme el juego. Debo admitir que tener su actuar en mis manos, me encantaba. 

La llevé de la mano hasta la puerta de entrada y la abrí sonriendo de oreja a oreja mientras veía como avanzaba con dificultad. Me llenó de felicidad saber que ella confiaba tanto en mí como para entrar a mi casa sabiendo que estábamos solos y pensando en el sin fin de cosas que yo podría estar pensando, algunas buenas y otras malas. Porque claro, ella seguro pensaba que yo estaba deseando estar solos para comérmela a besos y... con honestidad debo admitir que sí, era así, pero no de la forma pervertida en que seguro tú también estas pensando. 

Ella me gustaba demasiado como para buscar que me odiara, aun así segui el juego  y cuando la vi a punto de sentarse sobre el sofá con la lentitud de una tortuga, la abracé y con rapidez la cargué sobre mi hombro para después correr hasta las escaleras y subirlas de dos en dos, mientras ella pataleaba como niña pequeña haciendo berrinche. Pero no la bajé sino hasta llegar a mi cuarto. 

Una vez dentro, la bajé sobre mi cama y corrí hasta la puerta para cerrarla, seguro de que si le permitía reaccionar, seguro ella correría buscando salir. Para mi buena suerte, ella se quedó completamente quieta sobre la cama, mirándome desde la distancia, con una expresión llena de confusión, temor y hasta un tanto de preocupación. 

Quédate conmigo.... (Alonso Villalpando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora