Capítulo XVI

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   —Y es perfecto. O sea, oírlo hablar es como... ¡agh, no sé explicarlo! Pero es lo mejor de este mundo, en serio.

   George me miró de forma seria, mientras intentaba limpiar la enorme mancha de salsa de tomate que adornaba su camisa de vestir blanca. Estábamos en el comedor del hospital tomando nuestro almuerzo.

   —Ahg, qué horrible se ve esto —gruñó, apartando su corbata gris a un lado para poder limpiarla más—. Estúpidas papas con salsa de tomate. —Resignado, abandonó la servilleta y soltó un bufido, para después decir—: Estás enamorado, Paul. Ya admítelo.

   Apreté mis labios y miré la deliciosa lasaña que estaba empezando a comer, mientras bajaba las mangas largas de la camisa negra que llevaba puesta. Había aire acondicionado y tenía frío.

   —¿Y bien? —George alzó una ceja y llevó tres papas repletas de salsa de tomate a su boca—. ¿No dirás nada?

   Sacudí mi cabeza en negación. Tomé el cubierto, piqué un trozo de lasaña y lo llevé a mi boca, no sin antes decir:

   —Ya lo sé.

   Harrison me miró con sorpresa.

   —¿Ya lo sabes? —rió—. ¿Lo admites?

   No me quedó otra que asentir. Mientras él se reía, yo me dediqué a beber coca-cola con hielo del vaso de vidrio con hielos.

   —No puedo creerlo —dijo. Su semblante era una mezcla de sorpresa y gracia—. ¿De verdad te gusta?

   —George, pienso en él todo el día, me gusta estar con él, me siente feliz estando con él, no quiero que esté con nadie más sino conmigo, me gusta cuando me llama, me gusta todo de él. Dime, si eso no es que me guste, ¿qué es?

   —Es estar enamorado.

   Dejé caer la palma de mi mano sobre la mesa.

   —Agh, ¿para qué te miento? —murmuré, al tiempo que me disponía a picar otro trozo de lasaña—. Estuve batallando días y noches enteras para buscar otra respuesta que no fuera precisamente eso.

   —Yo ya lo veía venir —se encogió de hombros, restándole importancia al asunto.

   —¿Por qué lo dices? —formulé mi pregunta mirándolo a los ojos—. ¿Por qué dices que ya lo veías venir?

   —Porque la primera vez que te vi, dije: "Woah, este tipo es gay."

   —Bah, idiota —bufé—. ¿Y sabes qué fue lo primero que yo dije cuando te vi? Dije: "Woah, este tipo es un vampiro."

   George se rió y cubrió su boca, puesto que tenía una buena porción de ensalada de zanahoria dentro de su boca.

   —Ya, pero, en serio —suspiré—. Me gusta John, ¿okey? Me gusta muchísimo.

   —Y estás enamorado, no lo olvides...

   —De eso todavía no estoy tan seguro... —dije; Harrison me miró sin expresión alguna—. Bueno, estoy un poco seguro... ¡Agh, está bien! ¡Lo admito! ¡Sí lo estoy!

   —Ay, pobrecito. Desde ya escucho a tu corazoncito quebrarse.

   —¿Qué dices? —lo miré con el ceño fruncido—. Por supuesto que no. O sea, sólo me gusta y ya; y estoy enamorado y ya. No me voy a poner a llorar por eso.

   —Como se nota que no has estado enamorado antes —George sacudió su cabeza en negación. Volvió a llevarse papas a la boca, esta vez cinco—. ¡Mhm!

Forgive us ➳ McLennonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora