Me separé de él, le di un beso en la mejilla y acaricié su cabello, intentado peinarlo. No resultó: estaba enredado, reseco y olía a lluvia.
—Mírate cómo estás, John —sacudí mi cabeza en completo reproche—. ¿Te preparo una tina de agua tibia?
—Bueno.
—¿Ya llamaste a Stuart?
—Sí —me extendió el móvil—. Me dijo que iba a venir...
—¡Ah, estupendo! ¡Ese idiota rompe nuestra privacidad! ¡Está bien, está bien! ¡Que él sea el doctor ahora! ¡Yo me voy!
—... pero le dije que no se preocupara, que yo estaba bien.
—Ah. Entonces me quedo.
John emitió una risita, al tiempo que sacudía su cabeza en negación.
—Ven —extendí mi mano—. Vamos al baño.
Estiró sus manos, las jalé y él tuvo que levantarse obligado. Aproveché para abrazarlo con fuerza y darle muchos besos en la mejilla. Debía aprovechar que estaba de buenas y dispuesto a todo.
A todo.
—Me gustas incluso cuando tu cabello huele a tierra. Dime si eso no es amor.
En medio de una carcajadita, rodeó cintura entre sus brazos. Me dio un beso en la mejilla que casi me hizo desmayar.
—Vamos al baño.
Él me siguió cuando logré salir de la recámara para poder entrar al baño. Abrí la puerta, encendí la luz y lo primero que vi fueron sus prendas empapadas de futbol apiladas a un rincón del baño. Sin prestarle mucha atención, abrí la cortina de baño y logré tener un panorama de la bañera y la regadera.
En seguida comencé a llenarla con agua tibia, para luego echarle jabón líquido y hacer que John se sumergiera en ella, no sin antes desprenderse el bóxer. Tuve que darme la vuelta para que lograra hacerlo sin presión alguna.
—Intenta no mojar tanto el raspón —le pedí, haciendo que encogiera la pierna para que su rodilla quedara fuera del agua—. Eso es... Iré a la cocina. No tardo, ¿está bien?
Él asintió, mientras se resbalaba por la tina y cerraba sus ojos. Salí del baño a paso rápido para poder ir hasta la cocina. El agua de la tetera ya estaba hirviendo, así que la serví en una taza; le agregué azúcar y una bolsita de té.
Seguido de eso monté una olla pequeña con un poco de agua. Mientras hervía, me dispuse a picar verduras en trozos pequeños. Luego las añadí al agua y también un sobrecito de sopa instantánea que tenía fideos.
Mientras el caldo estaba, tomé la taza de té y me dirigí al baño. Subí las escaleras un poco apresurado, crucé el corredor de la misma forma y abrí la puerta en cuando llegué.
John ya había terminado su tina. Tenía la toalla envuelta en su cintura y yacía detenido frente al lavamanos, cepillándose los dientes. Se había lavado el cabello, y este ahora tenía mejor aspecto, así como todo él.
—¿Te sientes mejor?
Escupió la crema asintiendo. Después enjuagó su boca.
—Sí, mucho mejor —me contestó, deslizando la mano por su cabellera castaña. Le extendí la taza de té, dio un sorbo e hizo una mueca.
—¿Sabe feo?
—Pero no es por tu culpa, es la crema dental que hace que el sabor sea extraño.
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Forgive us ➳ McLennon
Fanfiction"Padre, he pecado contra el cielo y contra ti." Nota: No pretendo hacer burla a la iglesia católica, ni mucho menos ofender a los creyentes. Está prohibida y penada la reproducción total o parcial de esta obra (texto, ilustraciones, diagramación)...