Miré el reloj de mi muñeca: faltaban cinco minutos para las doce. John me había llamado en la mañana diciéndome que en pocos minutos saldría, pero no obtuve más información de su parte en el resto de la mañana.
Había intentado llamarlo, pero sonaba la contestadora de inmediato. Incluso le había dejado varios mensajes y notas de voz, pero ni siquiera se marcaba que le había llegado.
Me quité la bata con destreza, para luego colgarla en el espaldar de mi asiento. Me coloqué una sudadera negra que cubría mi pulcra camisa blanca y que a su vez resaltaba de mi pantalón de mezclilla y zapatos de cuero sintético marrón.
Guardé el móvil en mi bolsillo y me dispuse a salir del consultorio para ir hasta las afueras de la clínica. John debía estar ahí, como lo había prometido.
Pero no estaba por ningún lado. Mi vista recorrió todo el lugar, los autos —incluyendo el mío—, las personas, y nada daba rastro de John.
"Boo..."
Di un brinco al escuchar eso detrás de mí; me di la vuelta. Ahí estaba John, con una radiante sonrisa y las mejillas rosadas debido al sol de la playa. Llevaba puesto una camisa de vestir con mangas cortas azul rey, pantalón negro y zapatos brillantes.
No pude contener ni un poco mi alegría.
—¡John!
Lo abracé con fuerza y él también lo hizo en medio de risas. Mi emoción era tanta que no pude evitar apretarlo más.
—¡Ay! ¡Auch!
Me separé de él al instante con una mueca ácida sobre mi rostro. Había olvidado que su piel probablemente estaría maltratada y delicada.
—Lo siento —murmuré—. ¿Estás bien?
—Sí, lo estoy —hizo una mueca de dolor mientras movía sus brazos lentamente para ejercitarlos—. ¿Ves por qué te digo que odio el sol?
Emití una risita.
—Perdón. No quise lastimarte.
—No, descuida. Yo hubiera hecho lo mismo si se tratara de ti —sonrió—. ¿Comemos? En serio tengo hambre.
—¡Claro que sí!
Con mucho entusiasmo nos dirigimos hacia mi auto. Ambos tomamos los asientos respectivos y al poco tiempo ya yo estaba en marcha para la cafetería. El tiempo apremiaba. Detestaba tener restricciones de horarios cuando se trataba de John, pero no me quedaba de otra.
Me detuve por el semáforo. Miré a John y este estaba distraído mirando hacia la ventana; no me contuve más y me incliné poco a poco para darle un beso en la mejilla.
Eso hizo que él girara su rostro para verme con una cálida sonrisa. Se lamió los labios y poco a poco se movió hacia al frente para posicionarlo sobre los míos. Comenzamos un cálido beso suave, delicado y con un constante jugueteo de nuestras lenguas.
Nos separamos por el sonido de la bocina del auto de atrás. Fue entonces que me di cuenta que el semáforo había cambiado y que necesitábamos avanzar. John y yo nos reímos de forma avergonzaba, mientras que yo volvía a retomar el rumbo del auto.
—John, ayer le hablé a mamá sobre nosotros.
Lentamente y con un gesto de sorpresa me miró.
—Sí —asentí sin despegar las manos del volante ni la vista del camino—. Le conté nuestros planes de vivir juntos en casa.
—¿Y qué te dijo?
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Forgive us ➳ McLennon
Fanfiction"Padre, he pecado contra el cielo y contra ti." Nota: No pretendo hacer burla a la iglesia católica, ni mucho menos ofender a los creyentes. Está prohibida y penada la reproducción total o parcial de esta obra (texto, ilustraciones, diagramación)...