Qué afortunada era al trabajar para la revista Orejas de Papel de la universidad. Mientras caminaba por los pasillos de la facultad de ciencias económicas luego de salir de mi clase, tenía una sonrisa tan grande en la cara que muchas personas se me quedaron mirando con extrañeza en mi recorrido al salón. Era super raro ver una chica feliz a dos semanas de los primeros exámenes, sonriéndole a todo el mundo como si fueran sus mejores amigos. Lo sé, era una chica rara, no podía contradecir mi naturaleza. Solo vivía con orgullo.
La razón de mi felicidad se debía a que mi trabajo en la revista no era precisamente como lo esperaba, era mejor. Mi horario para ir a la "oficina" (que en realidad solo era un aula común destinada para la revista) era solamente dos veces por semana. Joel era quien se ponía en contacto conmigo para avisarme sobre qué tomaría fotografías. Por ahora, solo iba a hacerlo en el gran concierto que se daría en el anfiteatro al que Koltov y yo asistiríamos este viernes por puro trabajo. No era una cita, ni mucho menos una salida de amigos, pero Trisha al oírme creyó que era algo más. Ella había notado las miradas que Koltov y yo habíamos mantenido en las clases que compartíamos, pero no había sido una buena testigo. Trisha creía que eran miradas de puro deseo sexual, lo que no sabía era que las miradas que nos lanzábamos era para acordar nuestras sesiones de tutoría. Ese secreto era mío y nadie de mis amigos sabía. No Trisha, ni Jer y mucho menos Taís. La razón de mantenerlo en secreto era para proteger la integridad de Koltov, porque una vez que mis amigos se enterasen, harían lo posible para acercarse a él. Y sabía lo mucho que Koltov detestaba a las personas.
Así que estaba callando ese pequeño secreto por él, no por mí.
Lo mejor de trabajar para Orejas de Papel era la doble vida que llevaba como si fuera Hannah Montana. La próxima vez que vi a Jadel, lo amenacé dulcemente de no decirle a alguien sobre mi trabajo. Se estarán preguntando cómo es amenazar dulcemente, mejor dicho, la palabra correcta era «sobornar». Lo había sobornado con comida, y él ni corto ni perezoso aceptó fácilmente en cuanto salieron de mis labios las palabras: "salida de comida".
Lo mejor del trabajo, era que ya había recibido mi primer pago, que era como un adelanto. Así que lo guardé en mi caja fuerte (una bolsa de papel debajo de mi cama) y lo dejé allí para juntarlo, mientras tanto, moriría de hambre hasta hacerme millonaria.
Pero la sonrisa que estaba manteniendo por tanto tiempo luego de recibir un mensaje de Joel diciéndome que tenía libre hasta que cubriera las fotos del viernes, se borró en cuanto salí de la facultad.
Me llevé un gran susto cuando alguien me sujetó del brazo, impidiéndome seguir caminando.
—¡Rayos, Koltov! —Salté—. ¡No puedes agarrarme así como así! ¡Creí que eras un secuestrador!
Sus ojos marrones rodaron con fuerza hacia atrás.
—Deja el drama, Miller. Vine hasta aquí porque quería avisarte que las clases de mañana no podrán ser. —Mañana era viernes, el día del concierto y mis clases con Koltov.
ESTÁS LEYENDO
Lo que dure nuestro amor | ✓
Teen FictionAndrew Koltov es enigmático, silencioso y oculta un terrible secreto, Jeane hará todo por ayudarlo. ☽ ☽ ☼ ☾ ☾ Jeane Miller cree que su primer año en la universidad será sencillo, al menos eso es lo que parece cuando se muda de su ciudad natal para...