Desperté desorientada. Mis ojos se abrieron al sentir escalofríos en todo el cuerpo. Extendí mi brazo notando que el lado de la cama estaba vacío, Andrew no estaba aquí y las sábanas estaban frías. Me erguí parpadeando, forzando mi vista a la penumbra de la habitación, estaba sumergida en la oscuridad y la única luz provenía de los ventanales del balcón. Las puertas se encontraban abiertas y desde mi posición vislumbré una figura.
Rápidamente bajé de la cama y salí al balcón, tiritando cuando sentí el aire de la noche recorrerme de pies a cabeza. Andrew se encontraba apoyado en la barandilla, mirando la Torre Eiffel y las estrellas en la oscura noche. Los edificios altos y las luces de la calle daban una impresionante vista. Me quedé gratamente sorprendida al saber que Paris era mucho más bonita de noche. Con sigilo y sin querer asustarlo, me aclaré la garganta sintiéndola seca por tantas horas de sueño.
—¿No puedes dormir? —murmuré colocándome a su lado, codo a codo sobre la barandilla. Andrew pareció haber sentido mi presencia desde hacía rato, porque no volteó. Siguió con la mirada perdida en la imponente vista.
—No —dijo bajo su aliento. Se quedó quieto unos segundos más antes de voltear la cabeza—. ¿Tú tampoco?
Negué
—Me desperté porque tenía frío.
Frunció el ceño. Me pegó a su pecho colocándome delante de él y rodeándome el cuerpo destre atrás. Eché mi cabeza hacia su cuello disfrutando de su contacto.
—¿Quieres entrar? Podemos subir la temperatura de la calefacción.
Negué. Me sentía calientita entre sus brazos.
—No. —Suspiré—. Es hermoso aquí.
Estaba maravillada con la vista frente a mí. Se podía ver la Torre Eiffel con la luna en el cielo, iluminando a la ciudad y a nosotros. Las estrellas estaban dispersas en el cielo nocturno, y eran tantas, que como había dicho Andrew tiempo atrás; parecían lunares en el cielo. Todas tan pequeñas pero increíbles. Siempre que miraba el cielo estrellado me sentía muy pequeña a comparación de ellas.
Me di la vuelta entre sus brazos para estar frente a él. Me empiné sobre mis pies descalzos rodeando mis manos tras su nuca. Andrew me tomó de la cintura, pegó nuestras frentes y cerró sus ojos.
—Sí, es hermoso aquí.
Mi corazón no se salía de mi pecho sólo porque bombeaba mi sangre. No pude evitar acercarme a sus labios y besarlo. Lentamente, como si tuviera todo el tiempo del mundo, lo cual lo tenía. Abrí la boca y dejé que su lengua rozara la mía. Nuestros labios se movieron a un ritmo lento mientras empujaba su lengua dentro. Sentí su mano deslizándose en mi cabello, tirándome aún más cerca. Comenzó lento, fácil, pero gracias a la excitación y el calor del momento, el ritmo fue aumentando. La sensación de sus labios sobre mí era increíble. Abrí mis boca y tomé todo lo que quería, rozando nuestros dientes por la fuerza con la que se tornó el beso.
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Lo que dure nuestro amor | ✓
Teen FictionAndrew Koltov es enigmático, silencioso y oculta un terrible secreto, Jeane hará todo por ayudarlo. ☽ ☽ ☼ ☾ ☾ Jeane Miller cree que su primer año en la universidad será sencillo, al menos eso es lo que parece cuando se muda de su ciudad natal para...