Andrew Koltov es enigmático, silencioso y oculta un terrible secreto, Jeane hará todo por ayudarlo.
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Jeane Miller cree que su primer año en la universidad será sencillo, al menos eso es lo que parece cuando se muda de su ciudad natal para...
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Ni siquiera sabía cómo me había metido en esto, pero aquí estaba, sentada entre Trisha y Magda como si estuviéramos en la época la secundaria jugando juegos tontos cuando todos estaban tan borrachos que ni siquiera sabían su nombre. Yo prefería estar debajo de una mesa y no aquí; exhibiendo mi vida privada.
Muchos de los chicos y chicas de aquí ya llevaban demasiado alcohol en sus sistemas, pero eso no fue un impedimento a la hora de seguir jugando con licor. Era la primera vez iba a jugar esto y estaba tan asustada que no tenía dónde meter mi cabeza. Koltov estaba en el círculo, sentado en el suelo en diagonal a mí. No me miraba, ni a mí ni a nadie. Su rostro estaba cabizbajo, parecía mirar el suelo tan profundamente como si éste fuera el que respondiera todas sus dudas. Yo estaba igual de confundida y distraída. Pensaba en el casi-beso con Andrew que mi amiga Trisha y su querido hermano tuvieron el placer de cortar.
Mala suerte la mía que nos habían arrastrado a este juego que estaba por comenzar. Ya Jadel nos había puesto al día con las reglas e instrucciones. Teníamos que decir algo utilizando la frase "Yo nunca nunca..." y el que lo hubiera hecho, debía tomar un sorbo de su vaso. Todos estábamos con vasos llenos de licor en nuestras manos, esperando a que comenzara el juego. Magdalena estaba al lado de Koltov. Ella lo miraba como quien uno mira a su gran amor. No sentí nada de celos, apostaba que así también lo miraba yo.
—¿Listos para perder, perras? —gritó Ivan Rogers, el amigo de Jadel que parecía un tarado total, estaba sin la camiseta puesta y con un gorro de oso en la cabeza. Yo rodé los ojos. Eramos tantos en el círculo sobre el suelo que cuando llegué al número veinte de personas dejé de contar. No conocía a la gran mayoría pero estaba feliz de tener a mis amigos al lado en cualquier caso—. Comienzo yo y luego rotamos hacia mi derecha. ¿Listos? —No se esperó que todos lo maldijeran para que empezara el juego—. Ya cállense que voy a empezar: Yo nunca nunca he orinado en el jardín o en algún arbusto en la calle.
Muy bien. Esa era fácil. No tomé de mi vaso porque jamás había orinado en la calle. Varios chicos tomaron de sus vasos, me sorprendí un poco al ver a Magda y a Taís tomar.
Taís se encogió de hombros cuando Trisha y Jeremy la miraron con expresiones ceñudas.
—Orinar en las plantas es bueno, es un desecho orgánico que también sirve como fertilizante para las plantas. —Se dio cuenta que todos la miraban con el ceño fruncido. Ella en vez de estar estudiando para ser Diseñadora de Modas debía estudiar Biología, porque era tan naturalista que aquello le vendría excelente—. ¿Qué? De vez en cuando la orina es buena para abonar las plantas.
Todos la ignoraron para pasar al siguiente participante. Un chico del equipo, alto y robusto que sonrío antes de decir su frase.
—Yo nunca nunca he vomitado borracho sobre una chica. —Y dicho eso tomó de su vaso, ganándose la mirada asqueada de la mayoría de nosotros—. ¿Qué, nunca les ha pasado? Idiotas.
