Tanto mamá como papá trabajaban a diario y sus horarios se adaptaban a la perfección con el horario de salida de mi hermanita Amelie. Habían solucionado aquello luego que me mudé cerca a la universidad y lejos de ellos. Así mis padres no tenían que contratar a una niñera que la cuidara mientras ellos llegaban a casa. Pero a pesar que ahora salían antes de trabajar, no quería esperar tanto tiempo para aquello. Quería hablar con ellos cuanto antes.
Así que sólo los llamé por teléfono para reunirme con ellos en alguna cafetería cercana. Ambos se mostraron preocupados por mi repentina llamada diciéndoles que estaba aquí en Beaufort y no en Western, donde se suponía que tenía clases. Pero logré tranquilizarlos, especialmente a mamá, diciendo que no era nada malo y que sólo quería hablar con ellos cuando se desocuparan.
Las ansias podían conmigo. Estaba tan nerviosa que Andrew y yo llegamos quince minutos antes a la cafetería en donde cité a mis padres y me senté junto a él mientras rebotaba mi pierna en el suelo y miraba atentamente la puerta como si en cualquier momento llegarían.
Desde hacía un par de horas, luego de la llamada a mis padres, había querido subirme por las paredes por tal nerviosismo. Andrew me había tranquilizado. Pero ahora, esperando por ellos, era otro mi nivel de ansiedad. Sobrepasado todos los niveles conocidos por el hombre. No sólo estaba nerviosa, sino también aterrada.
¿De verdad aceptarían mi decisión o me obligarían a quedarme aquí? Conocía a mis padres, pero no estaba segura de sus reacciones. A veces mamá era más impulsiva que papá. Y tenía miedo que ella se negara. Y si lo hacía, papá podría imitarla, y todo sería un desastre. Podría haber alguna discusión y una que otra lágrima si ellos se negaban rotundamente.
Pero haría lo posible para que vieran lo importante que era para mí estudiar lo que más quería.
Andrew a mi lado notó mi nerviosismo. Se acercó a mí y presionó una mano en mi muslo. Inmediatamente dejé de rebotar mi pierna en el piso.
Lo miré, asustada.
—No sé si esté lista, no creo que pueda hacer esto. —Coloqué mi cabello detrás de mis orejas y luego volví a acomodármelo. Mis dedos temblaban muy poco, pero él notaba cada detalle.
—Sí que puedes —dijo Andrew acariciando mi muslo. Con ese simple toque dejé de temblar, sólo me concentré en esa caricia y me relajé. Su cuerpo junto al mío era un gran plus contra mi nerviosismo—. Estaré contigo en todo momento. Sólo tienes que decirles la verdad. Empieza por ti siendo fotógrafa en la revista de la universidad. Cuéntales sobre Joel y cómo envió tus fotos al instituto en Paris. Ellos te escucharán.
—¿De verdad? —Casi reí—. No sé si deba empezar por ahí. ¿Qué tal si sólo suelto la bomba? Porque si empiezo desde el comienzo nunca podré soltar todas las palabras.
—Hazlo como tú desees, Jeane.
Apoyé mi cabeza en su hombro, suspirando. Ojalá fuera tan fácil como me lo estaba imaginando en mi mente: mi mamá sonriendo por la noticia, papá felicitándome y yo siendo feliz. Por supuesto, aquello sólo estaba en mi cabeza. Era un hermoso sueño.
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Lo que dure nuestro amor | ✓
Teen FictionAndrew Koltov es enigmático, silencioso y oculta un terrible secreto, Jeane hará todo por ayudarlo. ☽ ☽ ☼ ☾ ☾ Jeane Miller cree que su primer año en la universidad será sencillo, al menos eso es lo que parece cuando se muda de su ciudad natal para...