Capítulo 55 - El final de nuestra historia

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Me había sentido muy mal al despedirme de Andrew en la puerta del hotel horas atrás

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Me había sentido muy mal al despedirme de Andrew en la puerta del hotel horas atrás. Había prometido llamarme, así que al día siguiente esperé con ilusión su llamada, quería saber cómo había sido su vuelo y llegada a Beaufort. Cuando él llamó yo ya estaba en mi habitación luego de haber asistido a mi última clase del día. Me encerré allí y me puse cómoda para atenderlo. Hablamos por lo que pareció toda una vida, diciéndonos lo mucho que ya nos extrañábamos a pesar de haber estado con el otro no menos de veinticuatro horas atrás. Hablamos tanto que al finalizar la llamada sentí un vacío en mi pecho que poco a poco se abría más conforme pasaban las horas.

Aquella noche apenas pude dormir. Los otros días, tampoco.

La siguiente semana repetimos la llamada cada día, hablando por horas y contándonos nuestra vida, yo intentaba animarlo un poco. Estaba decaído por la partida de su mamá, y lo entendía, francamente, si mi madre muriera no sabría qué sería de mí. Y ya que él se encontraba solo en otro continente sin nadie que lo apoyara, sin mí, su carga y tristeza eran sus peores aliados. Así que traté y puse todo mi esfuerzo para animarlo aunque sea un poco. Lo cierto era que hablar con él también me animaba a mí.

Me encontraba en un país del que no hablaba el idioma y me sentía completamente sola. Mis días se iluminaban al hablar con él. Pasaba las horas y siempre miraba el reloj pensando en el momento que estuviera en el apartamento para hablar con Andrew.

Mi mejor parte del día era él.

Mamá y papá llamaban cada tres días para saber de mí, y admitía con horror que esperaba ansiosa más la llamada de Andrew que la de mis padres. Pero hablar con Alie era otro tema. Mi dulce hermanita también me levantaba el ánimo, especialmente cuando ella me notaba decaída. Por mucho que me esforzara en tratar de estar feliz cuando hablaba con ella, Alie notaba mi decaimiento. Era por eso que la amaba, tenía una especial conexión conmigo.

Luego de unos días, con el dolor de mi corazón, rechacé la idea de volver a Beaufort como había pensando para estar con Alie en su cumpleaños.

No tenía tanto dinero, el instituto me había asignado un monto mínimo de euros que había utilizado para mis almuerzos y los pocos pasajes en taxi que requería de vez en cuando. Pero la principal razón de mi decisión fue impulsada por el hecho que aunque me moría por ver a Andrew, no era lo suficiente fuerte emocionalmente como para soportar estar con él unos días y luego volver a Paris como si nada. No podría. No podía.

Si fuera a Beaufort, jamás regresaría a Paris.

Así que le comuniqué mi decisión a mi familia y a Andrew, todos apoyándome en ello. Lo cual me hacía sentir peor porque sabía lo ilusionados que estaban cuando les di la idea de que podría estar viajando en unos días.

Mi mente había ganado en esta decisión de quedarme en Paris hasta las vacaciones de Año Nuevo en tres meses.

Mi único consuelo y soporte diario era Andrew y sus llamadas. Escuchar su voz al otro lado de la línea e imaginar que estaba junto a él era suficiente para calmar mis ansias de volver.

Lo que dure nuestro amor | ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora