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El olor familiar el sahumerio se hacía presente a cada paso que daba. Los rayos del sol alumbraban cada rincón de la iglesia, llenado de vida aquellos espacios oscuros que en el pasado eran difíciles de ocultar. La imagen de cristo crucificado lo observaba atentamente dándole la bienvenida, llevándolo a realizar una breve inclinación en su nombre para seguido personarse y elevar una pequeña oración, en virtud de su misión.

Nueve años habían transcurrido desde la última vez que había pisado aquella iglesia y, aun así, podía percibir el ambiente familiar que lo albergaba. Aquel lugar era su hogar después de todo.

_ ¿Padre Siwon? ¿Es usted? _ Una voz de mujer se hizo presente a sus espaldas. Aquel hombre, luego de culminar su oración se dio la vuelta para encontrarse con una mujer de unos 45 años, vestida con los hábitos de la congregación de la iglesia. Llevaba en sus manos algunos libros, mientras lo miraba un poco sorprendida. Después de todo, no esperaba que el hombre ante ella estuviera ahí.

_ Hermana Jisoo, es buena verla de nuevo _ Aquel hombre la observó por un momento, para luego sonreírle en respuesta. Habían pasado tanto tiempo desde la última vez que la vio.

La religiosa dejó a un lado los libros que llevaba, para luego caminar hacia al padre y darle un pequeño abrazo de bienvenida. Desde la última vez que lo había visto, habían sucedido tantas cosas, que no pensó encontrarlo de nuevo aquí, en esta ciudad.

_ Cuando anunciaron que tendríamos un nuevo sacerdote para la congregación, creímos que sería un padre diferente. Pero me alegro de que haya decidido regresar, padre. Es bueno tenerlo en casa _ Y era cierto. Las cosas en Seúl habían sido tan caóticas en los pasados dos años, que aún se preguntaba cómo habían sobrevivido.

_ Es bueno estar en casa de nuevo, hermana _ El padre Siwon soltó una risa de júbilo para luego mirar a su alrededor. Aquel lugar era sagrado y percibía la gracia de Dios en él. Sin embargo, sabía que no siempre había sido de esa forma.

Su cabeza aún recordaba lo sucedido en el pasado. La forma en que encontró a su mentor, al Obispo Shin en su oficina, lo mutilado y herido que estaba y las cosas atroces que siguieron después de eso. Era algo que aún no abandonaba su mente a pesar de los años de exilio y preparación que había pasado fuera de aquella ciudad. No obstante, luego de haber expiado sus culpas y pecados, había tomado la decisión de regresar de nuevo y cumplir su misión de cuidar y proteger esta parroquia.

_ Padre, acompáñeme. Debe estar exhausto luego del viaje. Le mostraré su habitación para que así pueda descansar. Más tarde lo ayudaré a ponerlo al día con las labores de la iglesia _ Tomando sus libros, la hermana Jisoo caminó hacia uno de los laterales de la iglesia, el cual, llevaba hasta la casa sacerdotal.

Choi Siwon, veía asombrado como los jardines estaban decorados con flores de todo tipo, dándole vida y color al lugar. Había varias personas de un lado a otro, saludándolo con una leve sonrisa en sus rostros. Siguió caminando detrás de la religiosa, hasta que se detuvieron en una puerta, ubicada en el fondo del pequeño patio conector.

_ Está es su habitación, padre. Puede dejar sus cosas aquí y descansar cuanto guste. Su estudio se encuentra en el segundo piso y puede llegar a él por esas escaleras _ dijo la religiosa señalando unas escaleras que se encontraba en uno de los laterales del lugar _ Si necesita algo más, no dude en buscarme. Estaré complacida en ayudarle.

_ Es muy amable, hermana. Se lo haré saber. Muchas gracias _ La hermana asintió en respuesta, para luego dejarlo solo en frente de la puerta. Siwon esperó a que la hermana Jisoo se fuera, para luego entrar a su habitación y poder descansar.

Necesitaba recuperar fuerzas y aclarar su mente para hacer lo que se había encomendado a hacer.

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PANDORA  - YOONMIN ADAPTACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora