Pequeñas gotas de lluvia impactan en la ventana de aquella habitación. Se había pronosticado lluvia para ese día, pero Yoongi esperaba que aquel domingo no iniciara de esa manera. Quería ir a su refugio, pensar en todo lo que lo rodeaba y perderse por completo. Pero sobretodo, quería tratar de entender el efecto que Jimin, su pequeño niño causaba en él.
No era la primera vez para Yoongi conocer a un huérfano. De hecho, era algo de lo cual se había acostumbrado con el pasar de los años. Aquel lugar recibía niños de todos lados y también los entregaba a familias que buscaban formar un hogar. Aquellos niños solían entrar y salir de su vida constantemente y eso no lograba perturbarlo. Sin embargo, aquel niño suscitó en él un sentimiento nuevo que creyó no poder experimentar jamás; amor.
Era como verse reflejado en sus pequeños ojos claros y desear darle todo lo mejor del mundo, arriesgando todo y todos. Por eso no se molestó en acatar la orden del padre Shin, a pesar de ser la única persona que le habría brindado cariño y amor en ese lugar, al igual que la hermana Jisoo. No entendía como aquel niño podía suscitar esos pensamientos. Sin embargo, el magnetismo tan grande que sentía hacia el no lograría persuadirlo. Y comprender eso, lo desconcertó por completo.
La noche anterior, luego de llevar a Jimin entre sus brazos y dejarlo en su cama sin que nadie se diera cuenta, regreso a su habitación. Era el único que gozaba de este privilegio, pues el padre Shin, al enterarse de las golpizas y demás maltratos hacia Yoongi. Había decidido darle un pequeño cuarto cerca del ático para que pudiera habitar. No había mucho en él, tan solo una pequeña cama individual y un escritorio. Lo necesario para que un chico de su edad se sintiera cómodo. Al principio se opuso rotundamente, no quería tener que cargar más con las miradas reprochables de sus compañeros, pero eso no cambiarían la forma de pensar sobre él. Así que decidió aceptar.
Con eso en mente, decidió ponerse en pie y alistarse. Un domingo siempre requeriría de sus ayudas, así que lo mejor era apurarse. Tomo una ducha y algo de ropa para luego dejar todo organizado y marcharse. La hora de desayunar no había empezado aún, así que tal vez podría caminar a la cocina y ayudar a la hermana Jisoo en algo. Está siempre se encargaba de arreglar todo lo necesario para nosotros, así que una ayuda extra no sería mal recibida. No obstante, al llegar a la cocina se encontró con una escena algo fascinante. Ahí en frente de él, estaba su pequeño niño, mientras la hermana Jisoo le tendía pedazos de fruta que el gustoso llevaba a su boca. Estaba sonriente y tranquilo, totalmente diferente al día anterior.
No quiso hacer ruido para no perturbar el ambiente, así que con cuidado caminó hasta la religiosa para ponerse a su disposición sin apartar la vista del niño.
_ ¡Yoongi, cariño! Buenos días _ la hermana Jisoo le sonrió al verle. Aquel jovencito la miraba con una leve sonrisa en su rostro para luego observar al infante detrás de ella. Desde el día anterior se había dado cuenta que el joven Yoongi se había encariñado con el niño. Estaba más que feliz por eso, ya que en el fondo se sentía mal a saber la soledad por la que Yoongi pasaba. Los niños habían creído toda clase de cuentos y lo habían hecho a un lado, producto de los estigmas y parloteos. Así que, al ver la actitud entre él y el pequeño, no pudo más que sentirse complacida.
Jimin observaba atentamente el rostro de su ángel. La noche anterior se había sentido tan triste y desolado al verle ser golpeado, que no pudo más que caminar a su encuentro, luego de que aquel monstruo se fuera, para lanzarse y llorar en sus brazos. Lo que no espero, fue que, al intentar reconfortarlo, sería el quien recibiría la calma y la tranquilidad que buscaba transmitir. Aquel joven de ojos grises, no solo lo había abrazado, sino que también, le había dado el privilegio de escuchar su hermosa voz, sintiendo el más puro estremecimiento que pudiera experimentar a su edad. Estaba feliz, por primera vez en sus cortos años, se sentía en calma. Y con eso, vino el mayor regalo que pudo recibir; un nombre.
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PANDORA - YOONMIN ADAPTACIÓN
RomancePark Chi Min uno de los psiquiatras más importantes del gremio académico ha públicado su ultimo libro en psicología de la maldad llamado PANDORA. En el cual, cuenta la historia de un hombre atormentado por la maldad misma, realizando una revelación...