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Eran las 7 de la mañana cuando Jeon Jungkook estacionó su camioneta en la casa del Dr. Park. Luego del día anterior, habían acordado reunirse temprano para seguir con el relato. No obstante, Jungkook se había apresurado en llegar antes de lo planeado. Las cosas que había escuchado, lo habían dejado muy intrigado, quitándole algo de sueño. Pero estaba seguro que con el pasar de los días, resolvería todas las preguntas que rondaban en su cabeza.

Revisó su mochila, cerciorándose de que tuviera lo necesario. Y acto seguido, se bajó del auto para caminar hasta la puerta de Park Chimin.

Al tocar la puerta, esperó unos minutos con la esperanza de no ser un poco imprudente. Sin embargo, todos sus pensamientos se disiparon al ver al hombre detrás de ella. Chimin estaba radiante, luciendo lo que parecía ser un suéter de lana grueso que le llegaba hasta los muslos de sus piernas. Era de color azul marino y le hacía lucir muy dulce, como un pequeño niño, cubierto por una gran manta.

_ ¡Jungkook! No te esperaba tan temprano. Pasa _ Chimin se hizo a un lado dejando al descubierto, una vez más, la hermosa decoración de su casa. Jungkook asintió y caminó al interior de la casa con un poco de vergüenza. Después de todo si era un poco temprano.

_ Lamento venir tan temprano... Es solo que mi cabeza tiene un montón de cosas, así que... Bueno, tú entenderás.

_ Lo hago, no te preocupes. De hecho, no pude dormir como siempre, así que aproveché el tiempo para leer un poco y despejar mi mente.

_ ¿Ah sí? Eso es un alivio, ¡sin ofender! No quiero abrumarte _ Jeon estaba nervioso y un poco apenado por la situación. Por un lado, realmente no quería abrumarlo, pues aún temía que escapara y no pudiera encontrarlo de nuevo. Y por el otro, se sentía avergonzado, pues esa mañana Park lucía radiante. Era la primera vez que se sentía así, de esa manera.

_ Descuida. Además, es bueno tener compañía para desayunar ¿Me acompañas? _ Chimin caminó por el pasillo que daba a la cocina sin esperar respuesta. Estaba preparándose para desayunar cuando el sonido de la puerta llamó su atención, revelando a su invitado.

_ Podemos desayunar primero y luego subir al estudio y continuar. Creo que estarás algo curioso, después de todo. _ mencionó Park, mientras servía un plato más en la pequeña mesa de madera.

Jungkook aguardó un momento, hasta recibir su desayuno. Era la primera vez en diez años que comería algo decente por la mañana. Y al ver los huevos revueltos con tostadas untadas de mermelada, no pudo evitar soltar una pequeña sonrisa en agradecimiento.

_ Espero te guste. Los preparé yo mismo.

_ Gracias, de verdad _ dijo Jungkook, llevando a su boca el primer bocado de huevos.

_ No hay de qué.

[●]

Los asistentes a la misa de las 7 caminaban por las puertas de la iglesia, mientras eran despedidos por el padre Siwon. Había culminado sus labores de esa mañana y como siempre, se encargaba de repartir bendiciones y palabras de aliento para sus feligreses. Era una costumbre arraigada en su sistema muy difícil de olvidar.

Por otro lado, la hermana Jisoo terminaba de limpiar y acomodar todo lo utilizado durante la misa, a la espera del padre Choi, ya que tendrían que terminar de organizar y entablar las tareas de la iglesia, que no pudieron realizarse con el padre anterior.

A decir verdad, la hermana Jisoo estaba aliviada de que el nuevo sacerdote de la congregación, era alguien a quien había conocido de mucho tiempo atrás. Sabía de su labor y la forma en cómo llevaba su vida, cómo transmite el mensaje de Dios para los feligreses y toda la gente que lo necesita. Sabía que era un hombre recto y dedicado y eso la tranquilizaba. Después de todo, nada había sido igual desde lo sucedido en el Orfanato.

_ Hermana, buenos días _ Saludó la mujer de tez morena, quien llevaba un hábito del mismo color que la antes nombrada. Era la hermana Jenny, quien había llegado hace poco a la congregación, de la cual, la hermana Jisoo se hacía cargo.

_ Hermana Jenny, buen día. ¿Qué tal se encuentra? _ La religiosa dejó a un lado lo que estaba haciendo, para dirigir toda su atención a la joven ahí presente.

_ Me encuentro muy bien, hermana. Quería preguntarle si cuenta con algo de tiempo ahora mismo. _ Jisoo se quedó pensando un momento, llevando su atención al hombre que hablaba pacíficamente con una mujer y su hijo en la puerta de la iglesia, para luego asentir en respuesta.

_ Vera, ayer por la tarde la hermana Mina me pidió que limpiara algunas cajas en el sótano del tercer piso. Y en medio del desastre, encontré estas fotografías en donde usted aparece _ mencionó la hermana, sacando un sobre para entregárselo a la mujer mayor. _ Quería dárselas, ya que tal vez sean importantes para usted.

La hermana la tomó en sus manos, para acto seguido sacar las fotografías. No recuerda de dónde habían salido, pero le resultaba familiar las personas que se encontraban ahí. En ellas aparecía una mujer joven, con los hábitos, rodeada de muchos niños sonrientes. Al verlas, no pudo evitar sentir un grado de nostalgia, pues hace años que no estaba rodeada de tantas personas. Lo hechos del pasado acabaron poco a poco la voluntad de esta iglesia y aún cargaban con ello.

Mientras las observaba, vio como el padre Siwon se acercaba a ellas captando su atención.

_ Hermanas, buenos días. ¿Cómo se encuentran esta mañana? _ pregunto amablemente.

_ Muy bien padre, su sermón de hoy estuvo excelente. Muchas gracias

_ Sí, padre. Muchas gracias _ Mencionó Jisoo con una sonrisa.

_ Me complace que les haya gustado.

Las hermanas asintieron, y con una disculpa y un adiós, la hermana Jenny se retiró para seguir con sus labores, dejando atrás al padre Siwon y a la hermana Jisoo conversando.

_ Padre, me gustaría mostrarle esto. Son unas fotos que encontró la hermana Jenny en el sótano. Se ve usted muy joven, quizás le gustaría conservarla _ la hermana le extendió las fotos al padre, mientras iban caminando hasta la casa sacerdotal.

El padre Choi, las iba observando una a una, recordando viejos tiempos y una que otra cara conocida en ellas. Había sido un tiempo agradable y lleno de muchas enseñanzas. Para él, el tiempo de aquel entonces en Seúl, representaba uno de los más importantes de su carrera. Pues ayudó a muchas personas y educó a varios niños sin hogar, dándoles una casa acogedora y las enseñanzas de Dios, nuestro señor. No obstante, su sonrisa se borró cuando una foto en particular captó su atención.

En ella se encontraba un hombre mayor, vestido con una sotana negra. El cual, iba adornado de joyas y arrugas por doquier. A su lado, se encontraba un joven, cuyo rostro aún lo persigue en las noches. Una serie de imágenes de un cuerpo mutilado y desnudo se hicieron presente en su cabeza, deteniéndose abruptamente.

_ Padre, ¿sucede algo? _ la hermana Jisoo se acercó un poco al hombre para ver qué era lo que había causado que se detuviera. Al hacerlo, su atención recayó en la foto que sostenía en sus manos reconociendo de inmediato a las dos personas que se encontraban ahí.

_ Quémelas... _ dijo el hombre en un susurro que fue casi inaudible para la religiosa, pero que, a pesar de todo, escuchó, sorprendiéndose al respecto.

_ ¿Cómo dice, padre? ¿Quiere que...

_ ¡Quémelas! ¡Todas ellas! Que ninguna de estas fotos sea visible para los demás. No quiero volver a saber de ellas _ su semblante era serio y sus ojos mostraban desesperación. No podía permitir que esto saliera a la luz de nuevo. Tenía que quemarlas y dejar en el olvido de una vez por todas, el pasado que acarrea la iglesia de la ciudad.

_ s-sí. _ con algo de nervios la hermana recibió las fotografías y las guardó de nuevo en el sobre, para acto seguido caminar hacia el patio y cumplir con lo que le habían encomendado. 

PANDORA  - YOONMIN ADAPTACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora