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Hola. Espero estén disfrutando de la historia tanto como yo disfruto adaptarla. Personalmente, este capítulo es uno de mis favoritos, pues al escribirlo fue todo un reto para mí. No soy buena escribiendo relaciones íntimas, pero espero que les guste, y espero poder leer sus comentarios. Sin más que decir ¡Que los disfruten!

El tiempo transcurrió lo necesario para que llegara este momento. Los golpes en mi cuerpo se hicieron uno conmigo mismo. Varias de mis cicatrices son la prueba viviente de que he sufrido, hasta llegar al punto de la muerte, pero ni ella misma ha querido alcanzarme. Mis vicios se han ido, solo quedan los más importantes, siendo estos los únicos que necesito. Sin embargo, hay algunos que de nuevo me atormentan, pero he vivido con ellos.

Me susurran en mi mente su nombre. Es lo único en que son buenos. Susurrar su nombre. Me incitan a traerlo en mi cabeza y devorarlo, consumirlo, como siempre lo hago. Me trasmiten el éxtasis de lo adictivo, mientras aguardo en el falso silencio de mi cuerpo a la espera de que se manifieste. Y lo hace, precisamente lo hace, porque sabe que me pertenece.

Sentado en medio de la oscuridad, lo observó cerrar la puerta tras de sí. Su cabello se encuentra diferente. Y a pesar de ello, no puedo evitar verlo más hermoso, más sublime esta noche. Sus ojos han sido encendidos con las memorias del pasado, dando paso a la entropía del universo. Los rasgos de la aflicción han desaparecido de sus mejillas y sus labios, oh sus labios, han regresado del mar escaso en el que se encontraban. Es él, tan perfecto, tan complejo, tan ... mío.

Es aquí cuando mis vicios se silencian, mientras recuerdan que lo hizo pertenecer a mí. Su cuerpo, su mente, su alma. El me pertenece. Y la sensación de realidad que abarcan esas palabras, es suficiente para mirarlo. En medio de la oscuridad, y el silencio aparente, la verdad me envuelve y me hace suya como si fuera una leve brisa en primavera. Pero me detengo en el error de la analogía, porque aún no me envuelve y no estamos en esa época. No aún, no hasta que lo tenga entre mis brazos, hasta que sienta su cuerpo desnudo junto al mío, hasta que susurre mi nombre.

Aún está de pie, frente a mí. No ha dado ningún paso, ni ha dicho ninguna palabra, ni efectuado sonido alguno. Ha estado en silencio, mientras sus vicios hacen acto de presencia. Ha tardado tanto, pero somos lo suficientemente inteligentes para esperar un poco más.

Sigo observándolo, hasta que de repente, se da la vuelta, dejándome ver su espalda. Sus manos viajan hasta su cabello, sosteniéndolo entre sus dedos, para luego dirigirse a sus tobillos y apartar sus zapatos. No le toma mucho tiempo el hacerlo y, al terminar, aún lo sigo observando.

Conoce mi silencio, es dueño de él, pero no tarda demasiado en hacer que se consuma. Su forma siempre ha sido agradable. Es por eso que cuando camina paso a paso hasta mi reproductor, no le sorprende encontrar lo que buscaba. La melodiosa voz de Edith Piaf evocando las letras del La vie en Rose, no hacen más que transformarme, llevándome a su control.

Soy víctima del estremecimiento que invade mi cuerpo al cerrar la puerta de las voces de mi mente. Demostrando así, que esta noche, Jimin solo quiere al hombre y no a la bestia. No me quejo, ni profeso alguna oposición, porque es su tiempo y yo solo vine para obedecer.

Aún me da la espalda, pero su postura ha cambiado. Esta altivo, sereno. Ha dejado que el conocimiento de tener el poder sobre mí esta noche se apodere de su cuerpo. Ahora que ya lo sabe, no tardará en despertar. De nuevo, sus manos viajan a su espalda, dejándola por completo al descubierto cuando su ropa cae en el suelo. No lleva nada más, solo aquellos calzoncillos adornando el inicio de sus piernas.

Sus hombros se suben y bajan lentamente, mientras el coro de la canción resuena en el lugar, acompañado de un leve tarareo proveniente de sus labios. No se moverá hasta que termine, lo sé, porque yo también espero a que lo haga. Y al hacerlo, soy consciente de cómo el ritmo cardiaco de mi corazón cambia. Los latidos se aceleran al compás de la anticipación, pero no hacen más que eso. Anticipar. Mis labios se humedecen con el leve paso de mi lengua, mientras los dedos de mis manos se entrelazan en mi regazo sin apartar los ojos de su cuerpo.

PANDORA  - YOONMIN ADAPTACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora