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Los Min - parte XIV

Equilibrio. Su mente y su cuerpo se encontraban en un equilibrio abrumador. Era la primera vez en mucho tiempo que la ansiedad no hacía acto de presencia, que las voces en su cabeza no resonaban descontroladas, que aquellas imágenes que suelen atormentarlo se abrían paso en su mente. Tan solo era la calma y tranquilidad familiar que solo los labios que besaban su cuerpo podían proporcionarle.

Estaba nervioso, al principio. Tan solo verlo a él a la distancia trajo consigo pensamientos negativos y una sensación de desasosiego, que solo pudo ser opacada por el amor que mostraban sus ojos y la certeza de que nunca dejo de buscarle.

Mientras se instauraba en él una sensación de paz, sus manos atrajeron el cuerpo de su pequeño para fundirse en un abrazo, mientras sus manos acariciaban su cabello. Sus labios encontraron de nuevo los suyos, dejando un beso abrazador que ninguno de los dos quiso dejar ir.

Jimin era el paraíso en la tierra. Su pequeño refugio en el mar de oscuridad que ser cernía en su vida. Y esta vez que había regresado a su lado, haría lo que sea para hacerlo feliz.

_ Te extrañe tanto. Tenía miedo de no volver a verte jamás.

Su pequeño, quien no había abierto los ojos aún, se levanto de la prisión de los brazos de Yoongi para poder mirarlo a los ojos. Acababan de hacer el amor y sabían que antes de fundirse de nuevo, había varias cosas de las que hablar.

_ También te extrañe. No he dejado de pensar en ti ni por un segundo _ respondió, mientras llevaba sus manos al pecho de su amante.

_ ¿Cómo fue que llegaste aquí? ¿Cómo es que ahora usas otro nombre?

_ Tenía que tener una nueva vida si quería regresar. Después de lo sucedido, tenía miedo de que aquel hombre pudiera encontrarme.

En solo pensar en él, provoco que ambos se estremecieran por completo. Yoongi, quien sabía a quien se refería, no pudo evitar que un malestar se instaurará en su cuerpo. Pues a pesar de todo, tendría que confesarle a Jimin sus crímenes.

No obstante, no quería hacerlo ahora y preferiblemente, no quería hacerlo nunca. Sabía que había hecho algo horrible, pero su pobre alma no se arrepentía de ello. Jamás podría hacerlo, pues el conjunto de sus actos eran justificables.

Sin embargo, su mayor preocupación se cernía en el posible rechazo de un alma noble como la de Jimin. Si eso sucedía, si de alguna manera veía reproche o miedo en sus ojos, sabía que no podría lidiar con ello.

Motivado por ese pensamiento y por la idea de que luego de que su pequeño supiera la verdad, este lo abandonaría, decidió tomarlo de nuevo para nunca olvidar jamás su cuerpo.

Sus labios mordisquiaron cada parte de su cuello, mientras leves jadeos salían de los labios de Jimin. Estaba abrumado del repentino arranque pasional, pero no se quejaría. Jamás lo haría. Así que, con decisión, decidió corresponderle.

Yoongi llevo sus manos hasta las suaves piernas de Jimin para posicionarse entre ellas. Su respiración acelerada hacía cosquillas por doquier, provocando una sonrisa leve en los labios de Park.

Al llegar a su estomago, se detuvo unos momentos para dar pequeños besos sin apartar los ojos de los del rubio. De esta manera, podía asegurarse de que todo esto era real y que no estaba soñando. Llevando sus dedos a los labios de Jimin, Yoongi se encargo de esperar que este los humedeciera para poder prepararlo. A pesar de todo, quería cuidarlo y hacerlo suyo una vez más sin provocarle daño.

Pasado algunos segundos, llevo su mano hasta la entrada de Park, viendo como este se estremecía por la sensaciones. Soltando un gemido, Jimim solo podía pensar en el placer provocado por el pelinegro y como este actuaba sin inivisones. Era como descubrir una faceta de Yoongi que jamás había conocido, provocando que la incertidumbre de saber si alguien más había disfrutado de aquello se posicionará en su mente.

PANDORA  - YOONMIN ADAPTACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora