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Tensión. Su cuerpo ha estado en una espiral de tensión que parece nunca acabar. Su cabeza duele demasiado y está seguro que aquel golpe dejara una gran lesión. Sus manos están atadas atrás en su espalda y sus ojos están vendados, evitando que pueda ver algo del lugar en donde se encuentra. O ver el causante de todo esto. Siente miedo. Sí, por primera vez en varios años siente miedo, pero no por él mismo. Ya hace tiempo atrás logró hacerse la idea ante estas situaciones. Tiene miedo por Chimin y lo que pudieron haberle hecho.

Era su culpa. Completamente suya y ahora más que nunca lo confirmaba. Si no hubiera tenido el interés de revelar cosas del pasado, no estaría en la situación en la que estaba. Habría podido continuar con su vida y se habría hecho cargo de otros trabajos en el periódico. Estaría tranquilo y a salvo. Por otro lado, Chimin estaría en la seguridad de su refugio, alejado del escrutinio público, viviendo una vida en paz. En cambio, ahora, ambos estaban a merced de alguien que quiere hacerles daño y, que lo más seguro, es que no descansará hasta conseguirlo.

Ruidos se escuchaban a lo lejos. Una serie de pasos se hacían cada vez más evidentes. Alguien estaba por venir, pero no podría saberlo con exactitud. Estaba atado y aturdido, sin nada que pudiera hacer en realidad. Solo preocuparse y rogar para salir con suerte de esa situación. Pero por más que quería ser optimista, nada lograba ayudarle. Su mente era un caos de interrogantes sin respuesta, mientras que su cuerpo era el reflejo de la ansiedad que experimentaba en aquel momento. Su imaginación jugaba consigo mismo y solo podía quedarse ahí y esperar. Era totalmente frustrante.

De inmediato, sintió como una puerta se abría, dando paso a quien fuera que estuviera ahí con él. No estaba solo, pues sintió como varios brazos sujetaron su cuerpo, hasta sentarlo en una silla, mientras se aseguraban en rectificar que estuviera bien amarrado. A su vez, tomaron cada una de sus piernas, siendo sujetas a cada una de las patas de la silla. Aún no le habían quitado la venda que tapaba sus ojos, y tal vez, sería lo mejor. Pero nada parecía salir como lo planeado.

En un movimiento, fue despojado de la venda, revelando una luz cegadora que le impedía identificar a sus captores. El golpe en la cabeza no dejaba de dolerle, sin contar con el hecho de que empezaba a sentir un leve mareo, obstaculizando aún más su trabajo de reconocer el lugar en el que se encontraba. Pero no le dio importancia a eso, así que en un intento algo torpe se obligó a sí mismo a abrir los ojos y tratar de recopilar toda la información necesaria para identificar a sus captores.

No obstante, era en vano, pues ante él se encontraba varios hombres que jamás había visto en su vida. De repente, diferentes nombres empezaron a aparecer en su mente. Muchos de ellos poco probables, pero no por eso imposibles. A estas alturas, Jeon podría pensar en cualquiera y ser un sospechoso. Decidió que lo mejor era esperar, así podría saber de una vez por todas, que querían realmente.

_ ¿D-dónde estoy? _ pregunto de repente. Su instinto de supervivencia había hablado por sí solo, esperando a recibir una respuesta. Pero para su sorpresa, esta no llegó. En cambio, sólo recibió miradas frías en él.

Sin embargo, aquello sirvió para detectar dos cosas. La primera, era que aquellos sujetos solo eran esbirros. Hombres bajo un mando superior que se encargaban de realizar las tareas más difíciles. Y segundo, que alguien demasiado poderoso debe de estar detrás de su secuestro, como para controlar a tal gente. No cabía duda. Estaban retenidos por alguien peligroso, pero la pregunta ahora era ¿quién?

Una idea atravesó su mente. Podría ser ... ¿El padre Siwon? ¡No, no, no! ¡Estaría equivocado! ¿Que podría hacer un simple sacerdote? Pero ... era él quien estaba detrás de ellos. Se las había ingeniado para interceptar sus comunicaciones y, de seguro, descubrir donde estaban. Pero, ¿realmente podría ser capaz de todo esto? Jungkook lo ponía en duda. Por más que quisiera impedir la continuación de la investigación, no llegaría hasta estos extremos. No tendría los recursos. O... ¿sí?

Su cabeza era un desastre en esos momentos y no podía hacer nada para liberarse. Estaba totalmente atrapado. De repente, sintió la necesidad inmediata de saber sobre Chimin. Ahí, en aquella habitación, solo se encontraba él en compañía de aquellos sujetos. Entonces ¿dónde estaba el Dr. Park? Tenía que averiguarlo. Saber siquiera si se encontraba con vida. Pero dudaba que fueran a responderle. Sin embargo, lo intentaría.

_ ¿Dónde está Chimin? _ Aquella pregunta vino con un leve escalofrío en su espalda. Había resonado tanto en la habitación que solo producía más ansias en su cuerpo. Evidentemente, nadie respondió.

No obstante, no iba a detenerse de preguntar de nuevo hasta que supiera que se encontraba bien y con vida. Iba a preguntar de nuevo, pero unos pasos se hicieron presentes en el pasillo, afuera de la habitación. Una sensación de pánico se apoderó del cuerpo de Jeon, generando un sin fin de malos presentimientos. Era como si estuviera esperando a la muerte misma y esta estuviera de camino a su encuentro.

De inmediato, aquella luz cegadora se apagó de repente. Enseguida uno de los esbirros le puso, de nuevo la venda en sus ojos. El sonido de la puerta se hizo presente y con ello un silencio sepulcral. Tomo murmullo o cualquier intento de sonido había cesado y enseguida supo que el causante de aquella situación, se encontraba con él en la instancia.

Luego de algunos segundos, escuchó como aquellos hombres caminaban hasta salir de la habitación con la leve sensación de que, esta vez, no estaba solo. No obstante, luego de escuchar el ruido de la puerta cerrarse, ningún sonido llegó a sus oídos empezando a preocuparlo.

_ ¿Quién eres? _ se atrevió a preguntar. No estaba seguro si eso realmente sería lo correcto. Pero para este punto ya ni lo sabía con exactitud. Si realmente iban a hacerle daño, ya lo habrían hecho. Sin embargo, tal vez solo estaban esperando a que les diera información sobre lo que había descubierto.

El sonido de una silla siendo arrastrada, lo alejó de sus cavilaciones hasta que sintió como esta era puesta en frente de él. Ya no tenía duda, alguien estaba ahí con él. Solo esperaba descubrir de quién se trataba.

_ Dime, Jungkook... ¿Crees que sería mejor vivir como un monstruo o morir siendo un buen hombre?

Un fuerte escalofrío volvió a azotar su espalda. La tensión que creyó haber perdido antes, volvió a hacerse más intensa y despiadada. Se sentía sumamente vulnerable, como si de un hombre indefenso se tratara. Y es que en definitiva lo estaba, realmente lo hacía, provocando que el miedo lo hiciera temblar.

_ ¿Q-quién eres?

El sonido que hizo aquel sujeto al levantarse, lo alarmó por completo. Escuchó como este se acercaba a él, provocando que pequeñas gotas de sudor descendieran por su rostro. Su mandíbula estaba temblando y tenía que hacer uso de todo su control para no jadear.

De repente, sintió como le era retirada de nuevo la venda de sus ojos. Esta vez, estos pudieron adecuarse mejor ya que se encontraba a oscuras. Sin embargo, en vez de otorgarle calma, le brindaba un terror atroz.

Aquel sujeto no volvió a pronunciar palabra alguna, mientras se mantenía a sus espaldas. Era como si estuviera esperando algo. De inmediato, recordó la pregunta, pero ... ¿debería responderla? No, tal vez no era necesario. Tal vez solo se tratará de una simple provocación. Pero ¿Para qué?

Como si estuvieran leyendo sus pensamientos. Aquel hombre soltó la venda en el piso y caminó lo suficiente para que Jeon Jungkook pudiera verlo. Y al hacerlo, su corazón se detuvo, dando paso a la ansiedad. Si antes sentía miedo, ahora estaba entrando a un pánico sin retorno. Del cual, sabía que no podría librarse.

_ ¡T-tu!

PANDORA  - YOONMIN ADAPTACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora