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Shin Bo Min - (Castigo y muerte)

Venganza parte II

Final de Septiembre - Principio de Octubre

Era pasada la medianoche cuando, Shin regresó a su habitación. Estaba cansado y agotado, pero no era precisamente por sus oficios durante el día. Si pensaba que a su regreso las cosas serían diferentes, estaba totalmente equivocado. Nada, absolutamente nada fue diferente. Ni mucho menos como hubiera imaginado. Todo se había salido de sus manos y la oscuridad que habitaba en su ser, empezó a pasarle factura. Ya no podía conciliar el sueño. Su mente se llenaba de imágenes sádicas y terroríficas de su pequeño niño, mirándolo, observando como dormía en la penumbra de la noche. Su cuerpo se sentía pesado y desgastado, como si hubieran pasado mil años y solo acabara de despertar. Pero nada se comparaba a las pesadillas y las miradas de vacío que podía encontrar en todas partes. Es como si su pequeño secreto hubiera salido a luz y cada uno de las personas a su alrededor lo supieran. Estaba mal y necesitaba ayuda, pero ¿quién podría ayudarle? El hablar solo lo condenaría más, y eso no podía permitirlo.

Las cosas no solo se habían vuelto turbias, sino que, gracias a la fallida búsqueda de Jimin, el ambiente en el orfanato se había vuelto muy pesado. Las religiosas se lamentaban su pérdida, los ciudadanos estaban consternados y preocupados de que se tratase algo más que una simple desaparición, los jóvenes que aún se encontraban en el orfanato temían salir a la calle por miedo a también desaparecer y los oficiales, ellos ya no sabían qué más hacer para poder hallarlo. No sabía qué hacer, y no tenía idea de cómo apaciguar los ánimos de la sociedad. Pero, aun así, existía una sola cosa que acaparaba más su atención. Era algo con lo que ha tenido que lidiar desde su regreso y ese era el extraño comportamiento de Yoongi.

Si bien a su llegada lo había recibido de manera cariñosa, todo cambio esa misma noche cuando no pudo hallarlo en su habitación. Solo aparecía a la hora de hacer sus tareas y al ver su rostro, era como ver un envase vacío, sin vida. Cualquier acción que realizará lo hacía de una manera mecánica y sin más, se iba de la instancia. Por las noches desaparecía de su radar sin que las personas a su alrededor pudieran percatarse. Estaba desesperado y ya no sabía qué hacer.

Entro a la ducha para darse un baño antes de dormir, o intentar hacerlo. Al cabo de algunos minutos se encontraba recostado en su cama luego de haber tomado una pastilla para dormir. Había pedido al médico de la ciudad que le diera una de ellas para conciliar el sueño, ya que desde su regreso se le hacía muy difícil. Sin embargo, esta pocas veces tenía resultados. Esperaba que esta noche fuera una de ellas, porque realmente lo necesitaba.

Al cabo de algunos minutos, sintió como su cuerpo iba cediendo ante el medicamento. Estaba relajado y dispuesto a fundirse en un sueño profundo, pero de la nada escucho como su puerta era abierta. O eso quería creer, ya que no podía estar seguro. En medio de la bruma oscura de la habitación, un ente sin vida hizo su aparición, observando a su verdugo en mitad de la noche. Era algo que hacía desde la llegada de aquel monstruo a su hogar, solo para cerciorarse de que su objetivo de volverlo loco estaba funcionando.

Ya no era el mismo, nunca volvió a serlo desde la muerte de Jihoo. Su alma se había ido con la desaparición de Jimin, dejando a un cascarón vacío cuyo objetivo era alojar a los demonios de su mente. Desde aquella noche, en la habitación de su pequeño juró tomar venganza por su exilio y darle muerte a aquel hombre que daño su vida. Ya no podía detenerlo, no contaba con su catalizador, todas aquellas voces en su cabeza se habían liberado por completo, ayudando a crear el plan perfecto para su castigo. Era lo menos que podía hacer. Tenía que tomar justicia por sus propias manos. La justicia divina ya no existía en su vida y no estaba dispuesto a que los demás le apartaran de esa realidad.

PANDORA  - YOONMIN ADAPTACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora