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No fue como esperaba. De hecho, las cosas se habían salido un poco de control. Pero se justificaba con la falta de cooperación de Jeon a la hora de atender su conversación. Haciendo memoria, no recordaba que fuera alguien tan esquivo. Pero tal vez se deba al hecho de cómo lo mantiene cautivo. O tal vez, su reticencia a decir algo más de lo necesario. No lo sabía con exactitud, pero por esa noche no importaba. Obtendría lo que quería.

Con eso en mente, salió de la bodega dejando a cargo a Hoseok del cuidado del periodista. Aún no había decidido si llevarlo a una de las habitaciones de la casa, pero ya pensaría en eso más adelante. Ahora, solo tenía un objetivo en la cabeza y era regresar con Chimin. No obstante, antes de hacerlo, tenía que calmarse.

En todo el tiempo en el que estuvo en esa bodega, en compañía de Jeon, había estado en total control de su mente. Se había asegurado de tomar sus medicamentos, con la intención de no perturbar a su rehén. Pero todo se fue a la basura, cuando el periodista empezó a hablar sobre lo que conocía de su pasado. Si tan solo supiera. Su mención, sólo hizo que su mente trajera cada recuerdo doloroso de esa época. Las imágenes se volvían a repetir una y otra vez, provocando toda clase de sensaciones en su cuerpo que no quería revivir. Las voces volvieron a escucharse y todo se fue al caño.

Quizás, para su beneficio, lo mejor era que haya dejado inconsciente a Jungkook y haya preferido dejarlo por el momento. No le ha gustado nada la apropiación con la que le ha hablado, pero ya pensaría en algo para remediarlo.

Teniendo eso en mente, condujo de regreso a casa con el objetivo de ir a verlo. Sabía que estaba inconsciente aún, así que no tendría que preocuparse de su reacción por ahora. Pero eso no evitaba que se sintiera ansioso, pisando el acelerador en el proceso.

No tardó mucho en llegar a casa, sin embargo, se estaba tomando su tiempo para llegar a la habitación. Su cuerpo estaba pesado, pero quería atribuirlo al hecho de que no había dormido nada en estas últimas semanas, que a la fuerte reticencia del mismo para llegar a su cuarto.

Luego de algunos minutos, logró hacerlo. Percatándose de la leve luz que se filtraba por la ventana. Lo demás estaba a oscuras, pero eso no impidió que notara el cuerpo acurrucado en su cama. Al verlo, su corazón empezó a latir más rápido, mientras su cuerpo se erizaba por completo. Se sentía como una especie de radar, enviando señales de haber encontrado un tesoro oculto.

En silencio, se quitó el saco y los zapatos. Quedando solo en su camisa y su pantalón. Quería estar cómodo y tal vez darse un baño, pero no quería hacer ruido para despertarlo. En cambio, camino paso a paso hasta llegar al pequeño sofá que se encontraba al lado de la ventana. Dispuesto a observar.

Ahí, en medio de la noche. Los recuerdos de las veces en que estuvieron juntos se hicieron presente. La forma en que solía calmar las voces de su mente, sus manos recorriendo cada parte de su cuerpo y todas aquellas conversaciones que ambos habían tenido a lo largo de los años, producto de la relación que ambos tenían. Para todos era un secreto la adoración del uno por el otro, provocando que tuvieran que guardar las apariencias más de una vez. No obstante, al encontrarse solos, ambos daban rienda suelta a ese mar de sentimientos que decían profesar.

Para Yoongi, él era su mundo. Y sabía, con total seguridad, que para él también lo era. Pero, aun así, sentía cierto temor que las cosas hayan cambiado un poco. Haberlo lastimado como lo hizo y, sobretodo, haberlo engañado. Solo hace que tema más y más por una mala reacción de su parte. Se negaba a albergar algo así, pero lo conocía demasiado bien como para saber que no sería recibido con los brazos abiertos. Quizá lo mejor era enfrentarlo de una vez y hacer frente a las consecuencias.

Con eso en mente, caminó hasta llegar a su cama. Al verlo ahí, tan calmado, no pudo evitar pasar su mano por su cabello. Estaba demasiado corto para su gusto, pero sabía que detrás de todo ese cambio de imagen, se escondía su pequeño.

PANDORA  - YOONMIN ADAPTACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora