49

586 120 0
                                    

Los Min - parte IX

Aquella mujer de cabello rojo observaba detenidamente la habitación vacía que una vez perteneció a Jimin. Sus ojos recorrían cada esquina. Cada huella o silueta reducida en el espacio hecha por aquel joven de ojos profundos. Provocando que miles de sensaciones se apoderarsen de ella.

No podía evitarlo de cualquier forma. La llama que dejo ese pequeño joven en su interior eran tan grande, que dudaba alguna vez ser lo suficientemente fuerte para olvidarla. Y es que, como renegar por ello. Como hacerlo cuando el momento en que ambos se encontraron, no podía dejar sus recuerdos. La forma tan amable y a la vez tan vulnerable de su trato. El brillo de una valentía escondida en sus ojos. Y todas aquellas cosas que con el tiempo llego a amar, no hacían más que grabarse en su corazón y en su alma.

A veces las cosas extraordinarias llegan de las maneras más inimaginables posibles y para ella, no fue la excepción.

Es por eso que al conocer su historia. Al saber con lujo de detalles cada fragmento de la vida de Jimin, no pudo evitar sentirse impotente y a la vez furiosa por la forma en que se aprovecharon de su ser. No obstante, nada se comparó al enterarse de la existencia de ese chico. Aquel, cuyo nombre nunca puedo olvidar. Pues solo él se encontraba en el corazón de Jimin. Y ser consciente de ello, le produjo más dolor del que alguna vez sintió.  

Sin embargo, eso no evitó que le prestara ayuda a aquel joven. No evito que lo tomara como su discípulo enseñándole todo aquello que amaba y que con tanto aínco sus padres le mostraron.

Con el tiempo, aquel joven cuya vida le había sido arrebatada, obtuvo una nueva oportunidad. Un nuevo camino para alcanzar lo que tanto había deseado; recuperar a Yoongi.

No obstante, en medio de todo aquel proceso de renovación el dolor y la frustración de no ser correspondida tomo lugar, llegando al punto de quebrarse por completo. Fue ahí, en medio de aquella habitación, que Park Chimin recordó la noche de su cambio.

El reloj marcaba las 2:00am, mientras la lluvia no cesaba. Fuertes relámpagos se escuchaban por toda la casa provocando que el sueño desapareciera de su sistema. Y es que, a decir verdad, le era imposible conciliarlo de todos modos luego de aquella desagradable discusión.

Jamás imaginó que llegaría a levantarle la mano a Jimin. Pero ¿Cómo podría no haberlo hecho, cuando lo encontró sumido en el discurso de siempre? Aquel en el que solo podía pensar en ese tal Yoongi. Y las cosas que pudieron haberle sucedido. Nunca en todo su vida había deseado que alguien desapareciera. Pero en aquel instante, fue todo en lo que su cabeza pudo pensar.

No lo soportó, y al ver el rostro de Jimin sumado en desconcierto y lagrimas. Decidió huir cual cobarde y encerrarse en su habitación.

Tal vez había ido demasiado lejos. Y estaba segura que de cierta forma fue así, pero no podía llorar por la leche derramada. Lo había agredido y tendría que cargar con eso.

Sin poder evitarlo, salió de la cama en busca de Jimin. De alguna manera, sus pasos siempre volvían a él y aunque aún no se encontraba dispuesta a expresar una disculpa, tampoco quería permanecer tanto tiempo lejos. Por eso, con movimientos suaves, abrió la puerta de su habitación con la esperanza de encontrarlo profundamente dormido y que este no se percatara de su presencia.

Grande fue su sorpresa al verlo despierto, sentado en la esquina de aquel lugar, mientras abrazaba sus piernas. Sus ojos no dejaban de ver la lluvia caer por la ventana, mientras relámpagos de bajo alcance iluminaban los surcos del cielo. 

PANDORA  - YOONMIN ADAPTACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora