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Silencio. Un gran y largo silencio se hizo en aquella habitación. Fuera de ella, el mundo transcurría como si nada. Las manecillas del reloj no ofrecieron ninguna tregua, solo el hecho de seguir con su trabajo. Era como si nadie se diera cuenta de la inmensa grieta en la mente de aquel joven y, aun así, continuarán con sus vidas. Después de todo ¿Que podría importarles alguien como él?

Pero todo era diferente para aquel niño. Jimin se preocupaba por su bienestar. Era en la primera persona que pensaba cuando se levantaba. Y la última en cuando iba a dormirse. Quien suele enseñarle las lecciones de la escuela. A leer, escribir. La persona con quien jugaba, con quién cocinaba. Aquella que salvó su vida. Y, aun así, en medio de este caos, no ha podido hacer nada por él.

El fuerte llanto había iniciado luego de que ambos se quedaron solos. Jimin, derramaba lágrima tras lágrimas sin poder decir nada al respecto. Quería ser fuerte y pensar una manera de sobrellevar la noticia. Por su bien y el de él. Pero en cuanto sus ojos se encontraron con los de su ángel. Todo se fue al olvido.

Yoongi miraba a la pared que se encontraba en frente de su cama. Sus ojos estaban fijos y distantes. La ausencia de ellos reflejaba todo y a la vez nada. Era como ver a alguien en el principio de perderse a sí mismo. No obstante, era la evidencia de un campo de lucha. Porque a pesar de que quisiera apartarse, las fuertes lágrimas y los leves sollozos que escapaban de sus labios no se lo permitían.

Su mente era un caos y el fuerte dolor, acompañado por el rápido ritmo de su corazón, no parecía hacerle bien. Estaba en una transición desgarradora. Y es que, ¿qué otra cosa podría hacer? Acababa de enterarse que, con sus propias manos, le arrebató la vida a alguien más. Él, tan solo un chico de 13 años, era un asesino.

De repente, sintió la necesidad de llevar sus manos hasta su cabello. El fuerte dolor no hacía más que aumentar al punto de ser insoportable. Su vista estaba tornándose borrosa y el cuerpo empezaba a temblarle. Estaba sufriendo un ataque de pánico. Jimin al verle, intento llamar su atención. No parecía nada buena lo que estaba haciendo. Tendría que calmarlo y pedir ayuda. Pero Yoongi no quería cooperar.

_ Yo lo hice... _ susurraba en medio de sus temblores. _ Yo lo asesiné... ¡Yo lo hice!

El pequeño se detuvo de inmediato. Un fuerte nudo se había apoderado de su garganta. Sus ojos solo podían observarlo, mientras que su mente trataba de lidiar con la información que acababa de escuchar. No podía creerlo, le era imposible. ¿cómo alguien como Yoongi podría haber hecho eso? De nuevo, se recrimina a sí mismo por no ser tan fuerte para haber resistido durante la pelea.

_ F-fue un accidente ... Tratabas de p-protegerme. Fue eso, un accidente. Solo un accidente. _ Jimin sostenía sus manos, mientras Yoongi escuchaba cada una de sus palabras. Quería creerle, quería tomar como verdad y consolarse. Pero la realidad era que no podía sentir algo más que no fuera la sensación de saber que había asesinado a alguien.

_ Tú me cuidaste. Y me protegiste. No fue tú culpa ... no lo fue. _ sus ojos lo observaban con una gran intensidad. Sus manos estaban a cada lado de sus mejillas. Y su cuerpo entre sus brazos, su pequeño regalo estaba dándole consuelo. Tranquilidad en su mente de caos. Sin embargo, a pesar de todo. Sabía que su conciencia no lo dejaría en paz nunca.

_ Nunca me dejes ... por favor. No lo hagas.

_ No lo haré. Nunca voy a abandonarte.

Min Yoongi - parte IV final

[●]

Era medianoche cuando Jeon detuvo la grabación. Chimin se había marchado a la cama en cuanto su relato se detuvo, dejando a un Jungkook sin palabras. Le llevó escuchar dos veces el relato para entenderlo y, aun así, no podía reconocerlo del todo. Claro que, de cierta forma, debería no ser una sorpresa para él, después de todo, ha escuchado cosas más desgarradoras que esto. Pero no puede dejar de pensar, que tal vez haya malinterpretado mal.

La sola idea hizo que Jungkook se levantara del sofá y caminó hacia la pequeña cocina de la habitación. Estar ahí solo lograba ponerlo pensativo y no quería lidiar con ello. Pero por más que quisiera tratar de olvidarlo, no podría hacerlo. Por otro lado, estaba las personas que lo seguían. Aquellas que estaban detrás de su investigación. Parece gracioso que una vez más, están detrás de él como en las películas. Y no le importaría en lo más mínimo sino fuera porque esta vez, no estaba solo.

No sabía mucho de la vida del Dr. Park. De hecho, puede asegurar que no la conoce del todo. Pero eso no evita que se preocupe por él. Desde que ha pasado los últimos días en su compañía, pudo darse cuenta de muchas cosas. Era un observador después de todo.

Chimin era un hombre inteligente. Mucho, conocía a la perfección cada palabra que salía de sus labios. A veces, cuando pensaba que no lo observaba, tendía a perderse en su mente, mientras jugaba con los dedos de sus pies. Acto que considera muy dulce. Se sonrojaba fácilmente, pero no porque estuviera avergonzado. Era más bien, por las veces en que se exigía a sí mismo. Lo pudo comprobar las veces en que fue a verlo y enterarse que no había podido conciliar el sueño. Era una de las cosas que quería entender. ¿Que podría perturbarlo tanto? ¿Tendría que ver con algo relevante a la investigación? O ... ¿algo más personal?

Al pensar en la segunda opción, su corazón voló un latido, provocando que frunciera el ceño en señal de inquietud. ¿Por qué se sentía con ese malestar? ¿Era por él? No, no podría ser eso. Jungkook solo llevaba pocos días de convivir con el como para albergar un gusto hacia su acompañante. Aunque, a decir verdad, Chimin era hermoso y eso, para bien o mal, había llamado su atención.

Decidió que lo mejor era no seguir por ese camino. Por ahora lo más importante es su trabajo, y revelar la verdad de los hechos antes de que algo más pasará. Con eso en mente se dispuso a dormir al sofá, pero antes de hacerlo y, como si de algo natural se tratase, decidió echarle un ojo a su a Chimin.

No obstante, al parecer este estaba teniendo un mal sueño. Pues se removía inquieto en la cama. Su cuerpo sudaba y veía cómo sus ojos se encontraban cerrados con más y más fuerza. Al notarlo, camino hasta sentarse a un lado de él y con leves sacudidas trato de despertarlo. Era necesario, ya que era evidente de que esto no le hacía nada bien. La evidencia estaba en las lágrimas que caían por sus ojos.

_ Chimin ... ¡Chim debes despertar! ¡Vamos, despierta! _ Este abrió los ojos abruptamente, mientras tosía tratando de respirar. Luego de las leves convulsiones, su cuerpo se calmó un poco, llevándolo a mirar a su alrededor. No estaba en su habitación, ni mucho menos en su casa. Estaba en un cuarto de hotel con un hombre que apenas conocía. Intento recordar lo que soñaba, pero no pudo hacerlo. No parecía funcionar nada últimamente.

_ Lamento si te he despertado. Suelo ser un poco ruidoso cuando tengo pesadillas.

_ No tienes que disculparte. Ya estaba despierto cuándo te vi así ... ¿Estás bien? _ Jeon le observó asentir para luego tomar de nuevo sus sábanas y cubrirse.

_ Lo mejor será que descansemos. Hemos trabajado mucho hoy.

_ Gracias.

_ No, soy yo quien debe dártelas.

Salió de la cama y caminó de regreso a su sofá. Tal vez él sería quien no podría dormir esta noche. 

PANDORA  - YOONMIN ADAPTACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora