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Los Min - Final

El sonido de golpes se escuchaba afuera de la habitación, seguido de una respiración pesada y entrecortada. Min Gueun Suk, resistía cada uno de los golpes, mientras Taemin lo observaba.

Habían llegado a una casa a las afueras de la ciudad, situada en medio de un barrio de mala muerte, en donde Lee tenía a sus hombres de confianza haciéndose cargo. Un olor desagradable se filtraba por la ventana, pero trataba de no darle importancia. Lo único que tenían en mente, era la forma en que quería torturar al bastardo de Min y que este suplicara por clemencia en cuanto su viejo cuerpo no pudiera resistir más.

Gueun Suk, por otro lado, sentía como el dolor se hacía presente por todas partes, como la sangre lograba acumularse en su boca, dejándole un sabor amargo y pesado entre sus labios. Hacía mucho tiempo que no sentía un dolor semejante, pues desde hace años se había jurado no ser el perro desechable de nadie. Sin embargo, el estar de nuevo en un lugar como ese valía la pena si así podía salvar la vida de las personas que ama.

Desde un principio supo que las cosas no saldrían como esperaba. Conocía demasiado bien a Lee como para saber que tarde o temprano terminaría descubriendo su plan. A su vez, no le sorprendió del todo que varios de sus socios se aliaran con,  a quien considero su fiel amigo, para poder destruirlo. Siempre supo que su poder representaba una amenaza para varías personas, pero esperaba lidiar con eso de una manera diferente.

Es una lastima que no pudo ser un poco más astuto para poder resolverlo.

En lo único en que podía pensar ahora, era en Jae In y como estará cuando se entere de lo que había hecho. De seguro lloraría desconsolada durante un tiempo, pero esperaba que la fortaleza que siempre demostró tener la ayudara a sobrellevarlo.

Y su Yoongi, su preciado hijo. Sabía que cuando supiera la verdad no se lo perdonaría nunca. Y estaba bien con eso. Se gratificaba con saber que su acto egoísta le garantizaría una vida diferente, una en donde pudiera ser libre como siempre quiso ser. Tan solo le quedaba rogar a los cielos para que sobreviviera y saliera adelante.

_ Vas a morir esta noche, Gueun Suk _ Se escucho en medio de la oscuridad que lo rodeaba.

Lee lo observaba, mientras lentamente se acercaba a su cautivo, llevando en sus manos una navaja que Min le había regalado muchos años atrás. Era curioso que sería esta misma, quien le infringíría dolor por todo su cuerpo.

Al llegar a él, clavo aquella navaja en una de las piernas de Suk, escuchando como este gritaba del dolor, tratando de resistir lo más posible. Era en vano, sin embargo. Porque desde aquella noche en que Lee Taemin supo de su plan de deshacerse de él, cualquier rastro de misericordia y remordimiento había desaparecido por completo.

_ Voy a divertirme contigo, Suk. Haré que cada gota de tu sangre se derrame. Y cuando termine contigo, incendiare tu cuerpo para que nadie, ni siquiera tu estupida mujer, pueda velarte _ volviendo su mano un puño, golpeo del rostro de Min, hasta escuchar el crujido de su nariz partiéndose.

Desorientado y con sangre en su rostro, Gueun Suk llevo su atención hacia Lee, para luego escupirle en la cara, tomándolo como una pequeña victoria. Quería verlo cabreado y que solo se desquitara con él. No podía darle oportunidad de recordar ahora a Yoongi. Y mucho menos a Jae In, pese a que ambos se encontraban lejos de ahí.

Apartando la sangre de su cara, Lee asintió en respuesta y, con un movimiento rápido, tomo el cabello de Suk fuertemente, logrando que sus oídos quedaran a la altura de su boca.

PANDORA  - YOONMIN ADAPTACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora