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Los Min– parte VII

Él recordaba cómo era la oscuridad. los sonidos que habitaban en ella. La forma en la que el viento se movía entre las calles. Pero sobretodo, recordaba las sensaciones que esta despertaba. Nada podía contenerlo. Nada podía hacerlo y era gracias al descontrol y el desenfreno que no le permitía reconocerse así mismo. Pues una vez más, se había perdido.

Sin embargo, esta vez las cosas tendrían un final diferente. Iba hacer que sucediera de todas formas, porque de no hacerlo. De no obligar al destino a cumplir con su parte del trato, no sabía que más hacer. Está en su sangre. Todo está en su mente y el reconocimiento de aquella verdad, logra estremecer su cuerpo. Su único consuelo, es saber que el está a salvo. Que el se encuentra en alguna parte del mundo vivo... Se dice así mismo que es lo mejor. Que, de esa manera, podrá brindarle lo que una vez no pudo; paz. Tranquilidad. Tal vez de esa manera podrá tener una vida lejos de todo el daño que le ha causado. De haberlo perdido y podrá ser feliz.

No obstante, las voces en su cabeza le susurran lo contrario. ¿Cómo podría de todos modos, ser diferente? Aquella bestia encerrada en su mente le prohíbe dejarlo atrás, como si hubiera establecido desde tiempos inmemorables que Jimin siempre le pertenecería. Quiere evitarlo. Quiere dejar a un lado esa voz que le incita a buscarlo, a encontrarlo de alguna manera. Pero es débil, y él lo sabe. Así que cuando sale del despacho de su padre, camina rumbo al jardín en busca de estar solo. No quiere hablar ni mucho menos ver a nadie. Solo necesita estar solo.

Necesita calmarse así mismo. Necesita saber que el hecho de que su pequeño se haya perdido no significa que ha dejado este mundo. Necesitar entender que, a pesar de todos sus crímenes, aquel Dios a quien una vez logró rezarle y servirle, no se ha ensañado con él y le ha arrebatado lo único bueno que ha existido en su mundo. Necesita saber, que aún en su marchito corazón, existe la posibilidad y la valentía de continuar buscándolo. Saber que no se dará por vencido tan fácilmente y que cuando eso suceda, ya nada podrá alcanzarlos.

Sus manos tiemblan, sus piernas flaquean y su corazón se acelera, mientras escucha el sonido de los insectos en la noche. El silencio se ha contaminado también y solo le queda tratar de calmarse. No puede perder el control, no puede hacerlo. Pues muy bien sabe que sucederá si lo hace. Tiene que calmarse o de lo contrario cometerá una locura como meses atrás y eso no sería bueno. Es algo de lo que se siente avergonzado, pero de nuevo no parece interesarle. A veces, en medio de sus brumas de su psique, pierde totalmente la capacidad de razonar. Y es ahí, cuando vuelve a aquellos años de su niñez, en donde tan solo era un niño perdido, dentro de un mundo de monstruos.

¿Qué se supone que debe hacer? ¿Qué se supone que hace un hombre cuando ha perdido las esperanzas y se encuentra en medio del infierno? ¿Qué se supone que debe hacer un hombre, cuando ha perdido la razón? ... Ya no puede reconocerse, ya no puede hacerlo. Y quizás, nunca pudo. Tal vez solo era un ente. Tal vez solo era nadie y el haber creído que tenía una oportunidad de sobrevivir, solo haya sido un juego turbio del destino. Tan solo un juego más para condenarlo. Entonces, ¿Qué debería hacer?

Mientras se pregunta aquello, no puede evitar que las lágrimas broten de sus ojos. La debilidad a veces juega sucio y aparece en el peor de los momentos. Pero en la intimidad de la noche, ahí donde pertenece, también es posible reencontrarse en el camino. Es por eso que cuando el nombre de su pequeño resuena en su cabeza, al igual que todos esos momentos que pasaron juntos, decide no terminar aún. Decide no hacerlo y continuar. Tiene que encontrarlo. Tiene que buscarlo y tenerlo de nuevo a su lado. Porque ya no le importa si es un maldito egoísta. Ya no le importa que sea un monstruo y viva en la condena. Porque si a su pequeño no le importa vivir en las mentiras, en aquellas que pueden crear para amarse, ya no importa cuántos sacrificios deba hacer.

PANDORA  - YOONMIN ADAPTACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora