Drew Taylor Gryffin, o como le gustaba que le llamaran, Taylor, era el último "retoño" del matrimonio Gryffin, tenía cuatro hermanos mayores, dos mujeres y dos hombres, la más joven de los cuatro le llevaba veintidós años de diferencia, los otros veinticuatro, veintiocho y treinta años respectivamente.
Su llegada a la familia había sido una sorpresa, pero su padre lo tomó con suma felicidad, provocando que se convirtiera de los cinco hijos en el consentido.
Cuando Taylor estaba cumpliendo su segundo año de edad llegué yo.
Todos me esperaban, pero no precisamente el día de su cumpleaños, algo que con el tiempo a Taylor no le molestó.Básicamente habíamos crecido bajo el mismo techo, luego de los primeros meses mi madre volvió a trabajar y como mi padre también trabajaba, quien nos cuidaba era mi abuela, la madre de Taylor.
Mi madre era hermana de Taylor, Lily Gryffin, casada con Edward Rogers, contaba con veinticuatro años al igual que mi padre cuando nací yo.
Entre juegos y regaños, por parte de mi abuela, crecimos, no como debía ser, si Taylor hubiese sido por lo menos quince años mayor, éramos como hermanas.
Cuando Taylor cumplió ocho años, mi abuelo le regaló un balón de fútbol, con el que jugábamos todas las tardes. Ese mismo año noté cómo rechazaba los vestidos con encaje y optaba por los pantaloncillos a las rodillas y los pantalones, así como también los zapatos tenis y no era que nunca los hubiera usado, sino que no quería usar más los vestidos, eso molestó mucho a mi abuela y a mi madre, pero no al abuelo, el cual permitió que vistiera como deseara, eso mismo provocó que sus demás hijos se molestaran diciendo que estaba "mal-educando" a Taylor; William Gryffin concluyó con que era su hija y si ella se sentía cómoda así entonces vestiría así y el tema se zanjó.
Taylor siguió haciendo de las suyas y comenzó a usar una gorra hacia atrás, aún tenía su cabello largo así que nadie protestó.
Íbamos a la misma escuela, nos veíamos todos los días, todo el día.
Al tener doce años se le metió una idea en la cabeza que ni yo pude sacarle. ¿Y quién le ayudó? Mi prima mayor, era mayor que Taylor por cinco años, hija única de la hermana de la que se suponía era mi tía, pero que más parecía mi hermana o mi prima.
Elizabeth Campbell, hija de Louis Gryffin y Arthur Campbell. Tenía diecisiete años cuando cumplió la travesura de Taylor. Yo ni siquiera quería verla, no quería volver a casa de mis abuelos, no quería oír lo que mi abuela le diría. Temía por ello. Betty nos acompañaba ese día, sólo sonreía divertida, mis tíos decían que ella era rebelde y le gustaba causar problemas, yo sólo la veía como la mayor de las traviesas.
Al entrar a casa, saludando como siempre, mi abuela vino a nuestro encuentro.—¿Es tu amiguito?
Me preguntó; y es que con el uniforme de deporte bien pasaba como chico. Betty rió un poco, la abuela hizo otra pregunta:
—¿Dónde está Drew?
Betty no dejaba de reír, la abuela la miraba feo y yo quería desaparecer a Taylor para que no la regañaran.
—Madre, estoy aquí ¿no me reconoces?
La abuela la miró sorprendida, molesta, muy molesta.
—¿Me puedes explicar qué te hiciste? ¿Porqué te cortaste el cabello sin autorización, Drew Taylor Gryffin?
Había mencionado su nombre completo y eso no era bueno.
—Lo quería así, madre
—Ni tu padre ni yo te dimos permiso
—Precisamente porque no me lo darían no les consulté
—Espera a que llegue William. Por el momento te quiero en tu habitación y no quiero que salgas de allí
Taylor caminó a las escaleras, me miró y guiñó el ojo. Luego la abuela nos miró a nosotras.
—¿Quién de ustedes le ayudó a Drew en eso?
—Yo no fui
Dije de inmediato. Su mirada se centró en Elizabeth.
—¿Qué tienes que decir, jovencita?
—Sólo diré que me pagó cuarenta libras y las necesito para cosas de la escuela
—¿Acaso tus padres no te dan dinero para eso?
—Quería ir al cine. No me culpes por aceptar el dinero de Drew
—Es tu tía, te vendiste a la travesura de ella
—Es mi tía, debo ser obediente ¿no?
Yo tenía diez años y lo que dijo hasta a mí me sonaba a burla.
—No en esto ¡Ella es menor!
—Pero no es menor cuando quieres que la trate con respeto como a mis otros tíos. Además le crecerá el cabello, abuela, no es como si la hubiese llevado a tatuarse o perforarse
—Y ni se te ocurra hacerlo
—Abuela, recuerdas que soy menor de edad ¿verdad? Ya mejor me voy
Se giró diciendo:
—Adiós, abuela. Adiós, Scarlett
Me guiñó el ojo y salió.
Ví a la abuela suspirar y dejarse caer en el sofá.—¿Puedo ir con mi tía?
—Puedes ir
Entré a la habitación de Taylor, estaba decorado con repisas llenas de coches a escala; y estaba pintada de un celeste muy pálido.
—¿Taylor?
En ese tiempo sólo el abuelo y yo le llamábamos así.
—Bajo la cama
Dijo. Tenía el espacio suficiente para permanecer allí y estar un rato entre las almohadas y cojines que tenía allí.
Tenía un papel en la mano y un lápiz.—¿Qué haces?
Pregunté cuando me acomodé.
—Tengo una lista de lo que quiero hacer cuando crezca
—¿Qué quieres hacer?
—No puedo decírtelo aún y es mejor que no lo sepas
Jugamos un rato en su computadora, hasta que la voz de mi abuelo, llamándonos, sonó en la habitación.
La ví ponerse roja, pero aún así salió y yo la seguí.

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The Gryffin's Sins
Teen FictionDespués de luchar contra sus propios demonios y aceptar su amor por Scarlett. Taylor Griffin sabe dos cosas. La primera: está enamorada de la hija de Lily. La segunda: Lily es capaz de cometer homicidio y está segura que irá a por ella. Todo debi...