XXXI

482 37 13
                                    

Scarlett

—La próxima vez al menos toca la puerta

Taylor se apartó de mí, sus ojos mostraban vulnerabilidad, pero su voz sonaba firme, denotando su enojo.

—Me queda claro que debo tocar, no sea que la próxima vez estén...

—¡No te atrevas a decirlo!

Rugió más molesta que antes.

—Yo creí que tú y Scarlett ya habían habla...

—¿Crees acaso en eso? No pasaría, lo sabes

—¿Qué es lo que no pasaría?

Tenía la ligera sensación que me estaba perdiendo de algo.

—¡Nada! Ya debes irte

—¡No me iré hasta que me digas qué pasa! Un día me quieres, quieres estar cerca de mí, me haces creer que todo será como antes y otro día simplemente me quieres lejos de tu vida y hasta pareces odiarme

—Jamás volveremos a ser como antes

Dijo fríamente cortante.

—Pero...

—¡¿No lo ves?! Tu mamá y todos me quieren lejos de ti

Suspiré, tenía razón, pero aún así sabía que había algo que no me decía. Estaba por hablar, pero ella me interrumpió.

—De un día a otro tú me dejaste de hablar por más de seis meses, seis meses sintiéndome miserable sin ti, seis meses preguntándome qué había hecho mal, si acaso fue ese beso...

Un año había pasado desde el último beso y sí, eso había sido uno de los causantes de mi distanciamiento, no lograba procesarlo, porque aunque a veces no me golpeaba la información de que éramos familia, diariamente me golpeaba el hecho de que tenía novia. Se suponía que iba a cambiar, que dejaría de verla de esa forma, que me enfocaría en mi vida y dejaría de importarme Taylor, pero no podía.

—Tenías novia... ¡Tienes novia! ¡Y seguimos siendo familia! No deberías besarme y yo tampoco debería de hacerlo. No debe haber amor entre nosotros, no de ese tipo

—No lo hay

Respondió, sin ninguna emoción, hacía un rato que me daba la espalda y no podía ver sus gestos.
Escucharle decir eso me dolió, porque yo sí sentía ese amor, aunque no podía decirlo.

—¡Bien!

Lágrimas calientes rodaron por mis mejillas, sentí que me quemaban, pero no tanto como los sentimientos que consumían mi interior en ese momento.

No pude moverme de donde estaba y eso me hizo presenciar cómo Taylor se desplomaba, mi corazón dio un doloroso latido, me obligué a ir hasta ella, estaba tendida en el suelo con sus mejillas húmedas y sus ojos abiertos llenos de lágrimas, me asusté de verla así, Betty vino con algodón en la mano empapado en alcohol, se lo acercaba en la nariz, pero parecía no funcionar.

—Apartate

Me dijo mi prima.

—No

Me ignoró y dijo cosas a Taylor.

—Necesito que respires

—No...puedo

Intentó decir, su cara se ponía cada vez más roja.

—Puedes

Taylor negaba, le costaba respirar y su rostro parecía haber alcanzado todas las tonalidades de rojo. Betty presionaba con sus manos el pecho de Taylor como en un ejercicio de reanimación. Pero ella parecía no respirar aún, estaba como en shock. Betty terminó dándole respiración boca a boca. Su rostro enrojecía cada vez más, entonces lo ví, cerró los ojos al tiempo en el que enormes gotas de lágrimas salían, respiró por la boca, sollozando, esa imagen me rompió, lloraba como una niña pequeña, abrazándose a Betty, su llanto era cada vez más fuerte, contagiándome a mí, hacía tanto tiempo que no la veía así, muchos años. No sabía qué le sucedía, pero sabía que era lo suficientemente fuerte como para que Taylor se mostrara así ante nosotros.

The Gryffin's SinsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora