XIV

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Taylor

No sabía que Elizabeth nos acompañaría, la imagen de mi pantalla dónde decía tú y yo estaba grabada en mi mente y me mantenía confundida y decepcionada.
Aunque si Scarlett la había invitado yo no tenía problema, las tres nos llevábamos bien. Por momentos las veía a través del retrovisor, no tenía ni la menor idea de qué hablaban, a veces reían.

—¿Ya tienes novia, Taylor?

Miré por el retrovisor otra vez, Elizabeth me miraba expectante, Scarlett miraba por la ventana.

—Sí

—¿Cuándo vas a presentarmela?

—Un día de estos, seguramente

Hubo silencio, volví a mirar por el retrovisor.

—¿Tú cómo vas con Phillip?

—Normal, sabes que no es mi novio

—¿Porqué no?

Preguntó Scarlett con curiosidad.

—Es una relación abierta

—¿Qué quieres decir?

—Ella quiere decir que tanto ella como Phillip pueden estar con otras personas y ninguno se molestará. Si no es tu novio, yo lo catalogaría como un amigo con derecho

—Llámalo como quieras, Taylor

—¿Tu relación con Emma cómo es?

Otra vez la curiosidad de Scarlett.

—Bueno, creo que es formal, no es abierta y es bastante estable

—Y tú, primita ¿tienes novio...

—No

—...o novia?

Miré por el retrovisor, Scarlett estaba roja, siempre se ponía así con esa pregunta.

—No me gustan las niñas

Devolvió la mirada a la ventana y fruncía el entrecejo.
Sonreí por su aspecto molesto pero con mejillas rosas. Le molestaba cuando le preguntaban si le gustaban las chicas. No le gustaban, decía ella, pero la gente no comprendía porqué no tenía novio, ni siquiera yo.
Al llegar bajamos las cosas y entramos a la casa.

—Yo pido la habitación de la derecha

Elizabeth iniciando las posibles discusiones.

—Yo la del medio

Esa fue Scarlett subiendo las escaleras más rápido que yo. No rivalizaba con ninguna, no tenía interés en una habitación en específico, pero eso me hacía quedar con la del fondo, la de la ventana hacía aquella vista.

Dejé mi mochila sobre la cama y volví a salir, de la habitación y de la casa también. Caminé por aquel sendero que bien conocía y me traía recuerdos. Los árboles comenzaban a quedarse sin hojas, otoño estaba entrando en función.
El aire frío de la tarde comenzaba a soplar.
Caminé sin prisa hasta llegar a aquel árbol. Me paré al pie del tronco y miré hacia arriba, a sus ramas, a sus hojas secas, suspiré y me abracé a su tronco, como tantas veces atrás.

Era uno de mis lugares favoritos.

The Gryffin's SinsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora